Palabra de mujer

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Nosotras, mujeres nacidas en la patria venezolana, herederas de la estirpe de nuestras antecesoras indígenas, raza primigenia de nuestro continente americano, cuyas tierras fecundas fueron expoliadas durante siglos, producto de la maligna voracidad que, como hiedra venenosa, provino de otros continentes a plagar la América de miseria en nombre de la libertad, como lo dijo nuestro libertador Simón Bolívar. Hoy, vemos como esa incesante lucha continúa, pareciera que no ha sido suficiente la trayectoria perenne de legítima pugna por mantener la natural madre tierra donde la providencia divina nos dio nacimiento, al igual que muchos otros pueblos de diferentes latitudes, que ancestral e históricamente han ido evolucionando y desarrollándose en sus territorios, con sus costumbres, su idiosincrasia, su libertad plena para crear y creer en lo que consideren justo y necesario para su modo de vida, lo cual define o enmarca lo que es la soberanía, esa elección consciente que se dan los pueblos para decidir su sistema de gobierno y para crear sus propias leyes.

A la par de tener cada país su propio sistema por el cual se rige, en conjunto, para la sana y armoniosa convivencia entre países, también se han creado organismos llamados a velar por ese bien común que debe prevalecer como garantía de paz y libertad entre naciones, regidos por normas y tratados internacionales suscritos entre países miembros, por lo cual, la idoneidad de sus funciones reviste un carácter de imparcialidad, con apego a las normas y principios de su creación y no respondiendo al mejor postor, como ha sido la triste realidad que se ha evidenciado por parte de quien le ha tocado dirigir estos organismos e instituciones internacionales.

Es un hecho que cada país libre y soberano genera su propia riqueza, con los recursos que posee, y, en caso de carecer de algún recurso, existe la cooperación entre naciones, por tanto, es el respeto a esa soberanía y autonomía de las naciones lo que debe enmarcar las relaciones internacionales, de respeto y ayuda mutua.

Ante esta desvinculación entre el deber ser y lo que ha venido ocurriendo, el pueblo mujer de esta hermosa tierra que es Venezuela, levantamos nuestra voz para gritar a esos países imperiales y sus acólitos en el mundo que no nos llamamos a engaño, que sabemos y entendemos que los intereses que mueven la actual guerra hegemónica contra el pueblo venezolano, no es contra nuestro actual presidente Nicolás Maduro, como tampoco lo fue en su momento contra el presidente Chávez, sino que se trata de esa lucha histórica de dominación para apoderarse de nuestros recursos, con la anuencia de gobernantes alienados, como en tiempos pasados, que poco les importó entregar las riquezas del país en manos de las transnacionales, a costa del empobrecimiento cada vez mayor de la población, mientras unas pocas familias, amparándose en los cargos de gobierno que asumían y en las leyes que decretaban para favorecer y legitimar sus acciones, eran las que se enriquecían de las prebendas que nuestros expoliados recursos les generaban.

Las mujeres venezolanas no solo poseemos belleza para ganar certámenes como el Miss Universo, Miss Mundo, entre otros, sino que tenemos criterio, discernimiento e inteligencia para transformar y dirigir el rumbo de nuestro país, sentido de pertenencia, identidad nacional y lealtad porque amamos nuestra patria, somos aguerridas, tenemos valor e indoblegable ímpetu para defenderla de todo aquel que quiera venir a doblegarnos y a usurpar lo que por derecho divino y natural nos corresponde.

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Olga Tejada venezolana Msc en Seguridad de la Nación

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