Este domingo 12 de septiembre Irán y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) llegaron a un acuerdo parcial sobre el mantenimiento de los equipos de vigilancia del organismo. Esto evitó una crisis que habría amenazado con socavar los esfuerzos para reactivar el acuerdo nuclear iraní, también conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA).
En un comunicado conjunto, el vicepresidente y jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEA), Mohammad Eslami, y el director general del OIEA, Rafael Grossi, informaron que habían mantenido una reunión en la que ambas partes reafirmaron “el espíritu de cooperación y la confianza mutua” y destacaron la necesidad de abordar las cuestiones más relevantes en una “atmósfera constructiva” y de forma “técnica”. Al mismo tiempo, las dos organizaciones acordaron mantener abiertos los canales de diálogo e interacción, lo que implica nuevas reuniones, incluida una futura visita de Grossi a Teherán, para mantener “consultas de alto nivel” con el gobierno iraní. Por último, los inspectores del OIEA podrán ahora “reparar los equipos identificados y sustituir sus soportes de almacenamiento, que se mantendrán bajo el sello conjunto del OIEA y la AEOI en la República Islámica de Irán”. la próxima semana está prevista una reunión de la Junta de Gobernadores de la Agencia, que representa a 35 naciones, durante la cual las potencias occidentales podrían decidir ejercer más presión sobre Teherán, aunque con el riesgo de ralentizar la reanudación de las negociaciones.
Por su parte, el presidente Raisi declaró el 4 de septiembre que su país estaba dispuesto a mantener conversaciones para relanzar el JCPOA, pero que no aceptaría la presión occidental. El Plan de Acción Integral Conjunto fue firmado durante el gobierno de Barack Obama el 14 de julio de 2015 en Viena por Irán, China, Francia, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y la Unión Europea. En él se contempla la suspensión de todas las sanciones nucleares impuestas con anterioridad a Irán por la Unión Europea, la ONU y Estados Unidos, a cambio de que el país de Oriente Medio limite sus actividades nucleares y de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica realice inspecciones en las instalaciones iraníes.
El 8 de mayo de 2018, durante la presidencia de Donald Trump, Washington se retiró unilateralmente del acuerdo, imponiendo nuevas sanciones contra Teherán que, por un lado, han empeorado la condición económica del país de Oriente Medio y, por otro, han aumentado las tensiones entre Irán y Estados Unidos.
Cuestionado mantenimiento
Lo que refleja el comunicado conjunto (OIEA y AEOI) de forma práctica es que los inspectores extranjeros podrán instalar nuevas tarjetas de memoria en las cámaras de vigilancia del OEIA de los centrales nucleares iraníes. El acceso para las actividades de mantenimiento había sido restringido por Teherán desde el 23 de febrero, y el OIEA temía perder los datos recopilados hasta ahora si se agotaba la capacidad de grabación, memoria, de las cámaras. Según la agencia internacional, en realidad hay dos puntos principales sobre los que se espera una respuesta iraní; el primero se refiere al descubrimiento de partículas de uranio en lugares no declarados. El segundo, es el acceso a los equipos de vigilancia para poder seguir monitoreando el programa nuclear del país, tal y como estipula el acuerdo firmado en 2015. En este sentido, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, subrayó el 12 de septiembre que esta autorización es la prueba de que Irán avanza sin obstáculos en su programa nuclear, que podría permitirle también producir armas.
Estancamiento de las conversaciones
El carácter muy detallado y puramente técnico de este acuerdo parcial nos proporciona, sin embargo, una conclusión nada desdeñable que evidentemente las negociaciones entre Estados Unidos e Irán están estancadas desde hace meses. El diálogo sobre el acuerdo nuclear había iniciado en Viena el 6 de abril y, a pesar del optimismo expresado por varias partes durante las rondas posteriores, no condujeron a ningún resultado significativo. Delegados de Irán, China, Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido participaron en las reuniones en una “Comisión Mixta”. Una delegación estadounidense también acudió a Viena, pero no participó en la reunión con el resto de los países, ya que Teherán se negó a negociar directamente con Washington hasta que se levanten completamente las sanciones. Por lo tanto, fueron los demás países los que se interpusieron entre las delegaciones iraní y estadounidense en las conversaciones indirectas.
Las negociaciones sobre el acuerdo nuclear y el enriquecimiento de uranio no son más que el teatro entre bastidores en el que estadounidenses y persas discuten sobre las sanciones, es decir, cuáles y cuántas eliminar para no molestarse mutuamente en sus respectivas áreas de influencia, especialmente en Irak y en la lejana Venezuela a la cual Irán ha estado dando una mano para poder superar las sanciones norteamericanas .Esta especie de teatro del diálogo nos ofrece algunos indicios de la realidad, recordando que en política lo que se ve no es. Por ejemplo, nos dice que, al menos desde febrero, Teherán se ha quedado discutiendo con mucho empeño el punto de la vigilancia de sus actividades nucleares, mientras posiblemente sigue acumulando uranio enriquecido a niveles nunca alcanzados en el pasado, por lo cual podría estar cada vez más cerca de la cantidad de material suficiente para producir un dispositivo atómico.
Washington no tiene prisa, porque la amenaza iraní se ha reducido mucho en términos de urgencia y no hay grandes incentivos para concluir un acuerdo. Por el contrario, la debacle de Afganistán haría de un acuerdo con Irán el ayudante perfecto para la oposición de Joe Biden.
Este estancamiento en las conversaciones es conveniente para los estadounidenses porque mantiene a los iraníes sentados en la mesa sin que la Casa Blanca tenga que conceder nada. Tarde o temprano, la República Islámica se verá obligada a llamar la atención de los Estados Unidos con un gesto audaz y contundente.
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Yoselina Guevara Corresponsal venezolana de Correo del Alba en Italia
