Crímenes de militares norteamericanos contra civiles: My Lai y Haditha

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Es ampliamente conocido que el gobierno de los Estados Unidos ha llevado y lleva a cabo guerras de todo tipo contra naciones soberanas con el fin de imponer su dominio geopolítico, económico y militar en el mundo. Por un lado, el gobierno estadounidense se presenta como el as defensor del derecho internacional, afirmando que sus iniciativas son en nombre de la “comunidad internacional” o de los “países libres”, y en este sentido se muestra como el fiel ejecutor de las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pero al mismo tiempo, declara audazmente que se reserva el derecho de tomar cualquier iniciativa bélica, incluso sin mandato de la ONU. Es fácil desenmascarar los torpes intentos de la Casa Blanca de presentar al ejército estadounidense como una especie de misión de paz y caridad que acude en ayuda de la humanidad.

Convención de Ginebra y crímenes de guerra

Declarar y hacer la guerra a un Estado es en sí mismo un delito muy grave, equivalente a multiplicar por un millón el delito de asesinato. Sin embargo, incluso en la guerra, la humanidad se ha dotado de reglas que se deberían respetar, y cuya violación se denomina “crimen de guerra”. Después de la Primera Guerra Mundial, a medida que el progreso científico llevaba al desarrollo de instrumentos de muerte cada vez más brutales, los distintos países acordaron prohibir el uso de algunas nuevas armas, especialmente devastadoras, las cuales llevaban a  comportamientos particularmente atroces por parte de quienes las manipulaban.

Ruinas de Nakasaki tras la explosión nuclear del 9 de agosto de 1945.

Esto dio lugar a la Convención de Ginebra, ratificada por un gran número de Estados,firmada en la ciudad suiza del mismo nombre en agosto de 1949. Exactamente cuatro años antes, en agosto de 1945, los estadounidenses habían lanzado la bomba de uranio Little Boy sobre la ciudad japonesa de Hiroshima y, tres días después, la bomba de plutonio Fat Man sobre la ciudad japonesa de Nagasaki con las cuales 120 mil personas murieron y 130 mil resultaron heridas. Cabe resaltar que cuando se lanzaron  estas bombas la Alemania de Hitler ya había sido derrotada, y Japón estaba completamente aislado y perdiendo en todos los frentes. Es decir este experimento bélico no fué llevado a cabo  para poner fin a la Segunda Guerra Mundial si no para  probar su capacidad devastadora  en la piel de más de doscientas mil personas inocentes, enviar una advertencia a la Unión Soviética y dejar claro a toda la humanidad qué nación era la más poderosa y la cual  por ello debería dominar el mundo. A partir de ese momento la comunidad internacional pronunció el “nunca mas”, de hecho el preámbulo de la Carta de la ONU (1) comienza con la conocida fórmula en la que los Estados miembros declaran su determinación de “preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra”. Cuatro años más tarde, esas mismas naciones adoptan la Convención de Ginebra, que establecen el llamado “jus in bello” la cual prohibe, entre otras cosas:

-El asesinato de los enemigos que entregan sus armas y se rinden.

-El interrogatorio de prisioneros de guerra para obtener información sobre el ejército enemigo.

-Cualquier maltrato material, físico, psicológico o moral a los prisioneros de guerra.

-Cualquier acción de guerra que implique únicamente la muerte de civiles, o que junto con la muerte de soldados enemigos implique también la muerte de un número considerable de civiles.

-Cualquier acción destinada a producir sufrimiento en la población civil como la  privación de agua, alimentos y productos de primera necesidad.

-El uso, en las armas y proyectiles capaces de producir heridas que causen especial sufrimiento y sean difíciles de tratar.

-El uso de cualquier tipo de arma química o bacteriológica.

Masacre de My Lai

Durante los últimos 72 años, Estados Unidos ha violado continuamente la Convención de Ginebra, cometiendo una amplia gama de crímenes de guerra en contra de civiles. En las intervenciones norteamericanas en Corea (1950-53) y Vietnam (1965-72), el ejército estadounidense, al encontrarse en grandes dificultades en el campo de batalla, hizo un uso masivo de los bombardeos contra la población civil,  masacrándolos con napalm y bombas clúster (2) .

El 16 de marzo de 1968 en Vietnam, se lleva a cabo por parte del ejército norteamericano una de las masacres más espantosas y crueles de la historia de la humanidad. los soldados estadounidenses de la Compañía C, 1º Batallón, 20ª Infantería, 11ª Brigada, 23ª División de Infantería, dirigidos por el teniente William Calley, que a su vez estaba a las órdenes del capitán Ernest Medina, llegaron a la aldea de “Son My”, situada a unos 800 kilómetros al norte de Saigón, en la costa central de Vietnam del Sur.  Los soldados estadounidenses entran en “My Lai”, uno de los cuatro poblados que forman parte de “Son My”, no hay enfrentamientos porque no encuentran ningún miembro del Frente Nacional de liberación de Vietnam (Vietcong) esperándoles sólo hay ancianos, mujeres y niños sin ningún tipo de armas.  Los soldados los acorralan e inspeccionan las casas; luego, sin que la población civil dispare un solo tiro, comienzan la masacre, los ancianos son torturados, las mujeres violadas, los niños asesinados.

la masacre de My Lai fue originada no solo por la brutalidad de la unidad interviniente, sino también pro el sistema de de ascensos que promovía el ejército estadounidense con la suma de bajas enemigas.

Una de las sobrevivientes Pham Thi Thuan de 80 años , en un reportaje del año 2018 del periodista  Thomas Maresca (3)  relata cómo fue obligada con sus dos pequeñas hijas  a meterse  en una acequia con cientos de personas mientras los soldados norteamericanos se turnaban para disparar. Thuan quien sobrevivió milagrosamente junto a sus hijas recuerda “Tuve que pasar por encima de muchos cuerpos…Lloraba mucho. Me preguntaba qué había pasado, por qué éramos los únicos que sobrevivían”. Es terrorífico el testimonio de  Hugh Thompson, un piloto  norteamericano (compañía 123d batallón de aviación)  quien sobrevoló la zona dando un recuento de  lo sucedido: “Dondequiera que miráramos, veíamos cadáveres…bebés, niños de dos, tres, cuatro y cinco años, mujeres, hombres muy mayores”. Este oficial evitó que se continuara asesinando civiles y organizó la evacuación de los sobrevivientes, dió orden a su tripulación de disparar contra los propios norteamericanos si no cesaban la matanza  y los atacaban. En el expediente de la investigación que realizó los servicios de la armada norteamericana  Hugh Thompson declaró(4) “había mucha gente asesinada que yo no entendía porqué había sido  asesinada y simplemente esto no tenía sentido”. Se calculan en más de 500 civiles asesinados en “My Lai” siendo considerado este como uno de los peores crímenes de guerra estadounidenses de la historia, pero que tristemente aún continúa  impune.

Haditha se repite My Lai

Más recientemente en el año 2003  la coalición multinacional liderada por Estados Unidos invadió Irak  para derrocar el gobierno de Saddam Hussein, al tiempo que desencadenó la resistencia de los grupos armados locales contra los invasores extranjeros.  En la mañana del 19 de noviembre de 2005, una unidad de marines estadounidenses estaba patrullando en “Haditha”, una ciudad agrícola en el corazón de Al-Anbar. Un convoy norteamericano es atacado con una bomba, en el atentado murió un marine, el cabo de 20 años Miguel Terrazas, y  otros dos soldados resultaron heridos. Poco después, se desató una furia vengativa de 12 marines pertenecientes al 3er Batallón , 1er regimiento, 1a división de la marina, detuvieron un taxi que venía hacia ellos y asesinaro a a mansalva  al conductor y a cuatro estudiantes universitarios. A continuación los soldados se separaron e irrumpieron en cuatro casas vecinas comenzando una verdadera masacre de civiles desarmados, cuyos asesinatos que fueron realizados de forma metódica. Lanzaron granadas y abrieron fuego contra las casas residenciales sin que se suscitara resistencia por parte de la población. En una operación dantesca mataron a hombres, mujeres, niños y ancianos sin una razón aparente;de acuerdo a relatos de testigos presenciales y funcionarios locales, los civiles que murieron en “Haditha” fueron asesinados deliberadamente por los marines. La gravedad de los acontecimientos del 19 de noviembre de 2005 llevó a varios analistas a calificar la masacre de Haditha como el “My Lai de Irak”, el incidente es el peor caso de asesinato deliberado de civiles iraquíes por parte de militares  estadounidenses. Así mismo la corte penal internacional ha listado una serie de imputaciones a soldados estadounideses  apostados en Afganistán a quienes se les acusa de  haber cometido crimenes de guerra y lesa humanidad en delitos que van desde tortura y tratos crueles, atropello de la dignidad, violación y otras formas de violencia sexual.

La masacre de Haditha en Irak, e 2005, replicó la indignación internacional que el mundo experimentó por My Lai en Vietnam.

La utopía de la justicia internacional

La Corte Penal Internacional nace de un tratado firmado en Roma, Italia como un tribunal para castigar a los culpables de genocidio, violación de derechos humanos, crímenes contra la humanidad y de guerra. Desde la creación del Tribunal, Estados Unidos ha mostrado un fuerte antagonismo hacia los jueces penales de La Haya. En mayo de 2002, el presidente estadounidense Bush declaró su intención de no ratificar el acuerdo de 2000 ya firmado por la administración Clinton.La corte entró en funcionamiento el 1 de julio de 2002,en ese momento la política norteamericana hacia el tribunal fué de no establecer un choque frontal si no de procurar la obstrucción del papel de este importante juzgado internacional. Prefirieron eludir la corte a través de la firma de acuerdos bilaterales ( denominados del artículo 98 o de no rendición)  en los cuales se comprometían los estados aliados a no entregar a los militares y al personal estadounidense a  la Corte Penal Internacional. Con ello se pretendía inhibir la jurisdicción del Tribunal sobre posibles crímenes internacionales cometidos por ciudadanos estadounidenses presentes en el territorio del Estado parte del acuerdo bilateral.

El 5 de marzo de 2020, la Sala de Apelaciones del Tribunal, por decisión unánime, autorizó la investigación, solicitada por la fiscal Fatou Bensouda en  2017, relativa a los hechos ocurridos en el territorio de Afganistán en la que se presume  que militares  estadounidenses cometieron crímenes de guerra . En respuesta el 11 de junio de 2020, el para ese entonces presidente de los Estados Unidos Donald  Trump declaró la adopción de la Orden Ejecutiva 13928  que contenía sanciones económicas y restricciones de movimiento dentro de los Estados Unidos,a los funcionarios de la Corte Penal Internacional, y también para cualquier persona que proporcione pruebas o participe en investigaciones contra los militares norteamericanos. El 1 de abril de 2021 , después del advenimiento de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos , desde la secretaría de Estado se anunció la revocación de la orden ejecutiva 13928(5) sobre las sanciones a las personas asociadas a la Corte Penal Internacional (CPI). Aunque el gobierno norteamericano confirmó su  “desacuerdo con las acciones de la CPI en relación con la situación en Afganistán y Palestina”. La posición de la actual administración Biden esta orientada a abordar el tema del Tribunal de La Haya, no mediante la imposición de sanciones, sino “mediante la participación de todas las partes interesadas en el proceso de la CPI”. Esto quiere decir que en relación a una  investigación que involucre a personal militar norteamericano bastará que el gobierno de los  Estados Unidos presente ante la  CPI una denuncia en la cual conste que ellos ya están procediendo las investigaciones penales internas pertinentes, para de esa manera bloquear el proceso internacional y lograr que los militares no sean juzgados en La Haya. Con ello se desvanece el espejismo de que bajo el gobierno Biden habrá un replanteamiento de la política estadounidense sobre la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. El imperialismo norteamericano es cruel y criminal, sus políticas no cambian, hasta ahora Joe Bien ha mostrado ser el más  gatopardiano  de los gobernantes estadounidenses, su máxima parece ser “cambiar todo para cambiar nada”.

Notas

(1) Carta de las Naciones Unidas.

https://www.un.org/es/about-us/un-charter/full-text

(2) El napalm es una mezcla química incendiaria utilizada como ingrediente de las bombas; este produce una gran llama que incinera a lo que se encuentran a poca distancia. Simples gotas de napalm lanzadas en todas las direcciones se adhieren a las personas, incendian y continuan su combustión durante 10 minutos causando un sufrimiento insoportable. Las bombas clúster son grandes proyectiles que, al acercarse al suelo, estallan lanzando cientos de pequeñas minas antipersona. Algunas submuniciones explotan inmediatamente, otras explotan más tarde en diferentes momentos, y otras permanecen listas para explotar como resultado de una vibración o un choque. Además de causar enormes pérdidas humanas, obstaculizan las labores de rescate y minan el territorio. Estados Unidos ha utilizado bombas clúster a gran escala en Vietnam, Yugoslavia y Afganistán.

(3) “50 años después de la masacre de My Lai, los supervivientes recuerdan: tuve que pasar por encima de tantos cuerpos”. Por Thomas Maresca, especial para USA Today.

https://eu.usatoday.com/story/news/world/2018/03/15/50-years-after-my-lai-massacre-survivors-still-haunted-what-they-saw/427966002/

(4)“Investigation of the My Lai incident. Hearings of the armed services investigating subcommittee of the committee armed services house of representatives ninety -firts congress”. Second sesion. U.S. Goverment printing office  69-740 Washington: 1976.

(5)  Executive Order on the Termination of Emergency With Respect to the International Criminal Court.

https://www.whitehouse.gov/briefing-room/presidential-actions/2021/04/01/executive-order-on-the-termination-of-emergency-with-respect-to-the-international-criminal-court/

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Yoselina Guevara

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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