Recientemente se presentó en el territorio virtual de la «pandemia ilustrada» el libro de Jacobo Torres de León, un luchador de base obrera, militante desde su primera hora y un gran amigo de siempre.
A partir de entonces me propuse entrevistarlo para escarbar un poco en la vida de Jacobo y entregar a los y las lectores este prontuario. Así que sin más empecé a hojear la edición virtual y me deleité con los prólogos escritos por varios de sus congéneres y de plano con el Testimonio de un prontuario, que es el título de esta obra.
Luego seguí como en un solo hilo conductor leyendo hasta tener clara la idea de Jacobo de exponer aquí su trayectoria que, según él, termina siendo un prontuario porque “los revolucionarios acumulamos largas jornadas de transgresión a las leyes que impuso la clase dominante”. Con esta expresión ilustra la primera parte de su historia.
Jacobo, a través de su propia experiencia, retrata a toda una generación de hombres y mujeres luchadores, gracias a quienes “hoy es posible sostener este proceso revolucionario”.
Se describe a sí mismo y a su familia como “guerrera, contestataria, rebelde”.
Apunta en sus memorias que “De Jacobo de León el viejo (mediados de 1500) y Jacobo de León el joven (primer de León nacido en América) saltamos a Salomón de León, otro judío que emigró a Curazao y que tuvo dos hijos: Daniel de León, fundador y padre del sindicalismo y el Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos, y Abraham de León, padre de mi bisabuelo, Jacobo de León, a quien debo mi nombre, y padre de mi abuelo, Edmundo de León, desaparecido entre Coro y Maracaibo en 1926 en medio de las montoneras antigomecistas”.
Prosigue Jacobo en su libro que “por el lado de los Novo, los generales liberales Rafael y Cosme Novo (mi bisabuelo) lucharon contra la dictadura gomecista hasta sus muertes: el primero, Rafael, envenenado en su exilio colombiano; y Cosme, en el propio Coro, también envenenado por órdenes de Gómez al presidente del estado Falcón, general León Jurado. De esa liga, por un lado Edmundo de León y por el otro Carmela Novo, hija del general Cosme, vio la luz el 3 de diciembre de 1920, Meroe de León Novo, mi madre”.
Su origen wayuu le viene por el lado de Victoria Torres, una indígena de Sinamaica bautizada por misioneros españoles a finales del siglo XIX con nombres “cristianos”; de ella nace Graciela Torres, la abuela de Jacobo, “cuyo paso por esta tierra lo marcó su participación en 1931 en la fundación del Partido Comunista de Venezuela, PCV, en el estado Zulia, y como participante en la lucha armada en la década del sesenta junto a su hijo –mi padre, Héctor Esteban Torres–, encargado de una Unidad Táctica de Combate, UTC, también en el Zulia, entre 1962 y 1968, año en que muere en un accidente de tránsito en Maracaibo. Ambos, mi abuela y mi padre, participarían en la creación del Partido de la Revolución Venezolana, PRV, en 1966. Mi abuela estaría presa en La Planta entre 1968 y 1970, siendo indultada por el gobierno de Caldera. Según Ramón Padrón, quien fuera jefe de explosivos en las UTC de la Costa Oriental del Lago, mi padre siempre se destacó por su arrojo y el querer estar en las tareas más arriesgadas y, como él mismo dice, muchos niegan esas historias porque ellas opacan las propias miserias”.
O sea tiene pedigrí mi amigo. Jacobo es un muchacho zuliano nacido hace un poco más de medio siglo, licenciado en Educación mención Desarrollo Cultural, actualmente diputado suplente en la Asamblea Nacional (AN) por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)para el periodo 2021-2025. Comenzó su militancia a los 12 años en el Partido por la Revolución Venezolana (PRV), luego Tendencia Revolucionaria (TR), seguidamente fue un destacado militante del Movimiento V República (MVR), y desde su creación hasta la actualidad es miembro activo del PSUV. Asimismo, es fundador del Frente Nacional Constituyente de los Trabajadores y de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT).
Integró la Comisión Político Diplomática del Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y fue militante del Partido de la Revolución Salvadoreña Ejército Revolucionario del Pueblo (PRS-ERP), en la década de los 80. Participó de las rebeliones cívico-militares encabezadas por el comandante Chávez el 4F y 27N de 1992.
¿De qué se trata este libro?
El libro es un testimonio mío de las décadas que van del 70 al 2010. Es narrar mi vida en términos de lo que ha sido la lucha política y mi andar en estos quehaceres de tantos años. Es prontuario precisamente porque nosotros nos dedicamos a subvertir el orden mientras otros estudiaban, se graduaban, etc. Nosotros nos dedicamos pues a tratar de transformar nuestra sociedad, cosa que hoy seguimos haciendo con otras condiciones.
¿Cuál es la anécdota más significativa de su vida contada en este libro o por cuál de ellas considera colocar el nombre a este trabajo?
La anécdota del Prontuario… es que resulta que cuando entraba yo a la alcaldía de Caracas con Aristóbulo y una persona que acompañaba a María Cristina Iglesias en la dirección de Desarrollo Social, yo estaba destacado junto con María y, bueno, me impresionó mucho porque tenía títulos de La Sorbona, título de la Complutense, título de Salamanca, de no sé cuántas universidades muy prestigiosas en Europa, mientras que mi pobre Currículum Vitae era una hojita con tres cuatro cosas y lo demás era prontuario. Prontuario en lo político, prontuario social, en fin, de tantos años subvertir el orden, como ya te decía. Entonces yo le decía a esta amiga, la que me pedía mi Currículum Vitae, «te puedo dar mi curriculum de una hojita, ahora si te sirve mí prontuario es una guía telefónica de su tamaño y los soportes de esa guía los vas a conseguir es en la DISP, no en ninguna Universidad, porque nos dedicamos a hacer eso que decía aquella canción de Los Bandoleros de Gloria Martín musicalizando a la letra de los presos políticos en San Carlos: ‘Presos están irreductibles son asaltantes del poder pioneros de la liberación'»; y eso era amor bandolero, de acuerdo a la leyenda oficial.
¿Quién editó y dónde se puede adquirir el libro?
El libro lo editó El perro y la rana (del Ministerio de Cultura venezolano) de manera virtual y se puede conseguir por Internet, se trata simplemente de poner el nombre y el título en la Colección Alfredo Maneiro. Es de libre acceso, así que no hay ningún problema.
¿Qué significó para ti narrar esta historia o la suma de todas tus historias?
Escribirlo fue rememorar mil cosas que era bueno remover. Mucho esfuerzo a la historia, la memoria y, creo que vale la pena decirlo, no comenzó siendo una tarea académica en la Universidad Simón Rodríguez, porque yo tenía que hacer mi autobiografía para el CPAP, para el método, que es nuestra forma de estudiar en este caso en la Simón Rodríguez .
¿Qué es el método CPAP?
El método CPAP de Paulo Freire es usado en la universidad venezolana para certificar por competencias. Es decir, te entrega una acreditación universitaria por conocimiento, en mi caso para graduarme de Licenciado en Educación, para lo cual debía escribir mi autobiografía, lo que me daba posibilidad, con este trabajo inicial, de comenzar en los conocimientos que permitirían acreditarme y avanzar la conducción de mi carrera hasta graduarme; cosa que hice gracias a la Misión Cultura.
¿Habrá una segunda parte de este testimonio?
Bueno, mucha gente que lo ha leído me está pidiendo que complete los últimos 10 años, entre el 2010-2020, en función de algo así como «actualizarlo». Entonces acordamos hacer un segundo libro, que es el que está en proyecto ahora.
Estoy haciendo el bosquejo inicial, en términos de retomar, pues lo que ya hicimos con Testimonio de un prontuario,y, por supuesto, que involucre mucho más, no solamente anécdotas sino análisis y reflexiones de lo que han sido estos últimos años.
¿Qué pudiera ser lo más relevante de esa década por escribir?
Muchas cosas, mucha sensibilidad, porque en eso me tocará hablar de la siembra del Comandante, de la partida de algunos compañeros que han sido parte importante de mi vida; el tema del ascenso de Nicolás al gobierno, lo que han sido nuestros años con Nicolás, en fin… y muchas reflexiones que tienen que ver con nuestro movimiento obrero, con nuestra revolución y con los revolucionarios de este tiempo.
Tratándose de un libro autobiográfico, ¿cuán objetivo pudiese ser su escrito cuando se refiere a temas históricos y cuánto de magia o ficción contempla?
Por supuesto que en ningún libro podemos hablar de objetividad, máximo cuando es uno el que está escribiendo la historia y tiene una carga subjetividad muy grande; en tal caso podríamos decir que es mi verdad, mi opinión, mi versión y que la someto a la consideración de la gente en función de que cada quien saque sus propias conclusiones y nos permita llenar estas páginas de la historia. porque hasta ahora nosotros nos hemos dedicado a hacer la historia y no la hemos escrito, y como hemos sido epicentro precisamente los últimos 50 años de este debate y de esta acción política, creo que es importante que retomemos parte de esas reflexiones y, bueno, ahí tienes el testimonio, este prontuario.
Finalmente, ¿qué espera que pase con esta obra?
Espero que la leas tú, que lo lea la gente y, bueno, las opiniones que tengan, buenas o malas, pero que me sirven a mí para mejorar y ser mejor revolucionario y, si es posible, escribir mejor las cosas que vienen.
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Lo he leído, por mi parte me ha gustado leerlo y escribir sobre Jacobo y su Prontuario, les dejo aquí el enlace para que formen su propia idea de este testimonio, o más bien del prontuario de Jacobo. que identificará a mucha gente con sus propias historias personales o colectivas.
Enhorabuena.
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Cris González Directora
LIBRO │ «Testimonio de un prontuario»
