Por Marinella Correggia
Sin duda merece un premio internacional como «mejor mensajero del odio», pero si existiera un tribunal para los que fomentan las guerras de agresión y los golpes de Estado, debería estar entre los primeros en el banquillo de los acusados. Bernard-Henry Lévy, a quien todos insisten en llamar «filósofo francés» (el adjetivo es de hecho cierto), ha ofrecido su apoyo a las causas más nocivas: guerras de agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)-petromonárquicos, grupos islamistas violentos capaces de aniquilar a países enteros, batallones de derecha, revoluciones violentas «de colores».
Un exhibicionista bélico sin escrúpulos, un traficante de la muerte. Por lo tanto, llamemos a Bernard-Henry Lévy, en lugar de BHL (el acrónimo por el que se le conoce), B-52. Es al mismo tiempo el nombre del bombardero estadounidense tristemente famoso desde Vietnam (y a nuestro hombre le encantan los bombarderos de combate), y un cóctel (nuestro hombre es muy mundano). «Donde llegue este arquitecto de las “revoluciones de colores”, la sangre fluirá». La revista francesas Réveil Communiste denuncia la nueva campaña militar del político francés: la de apoyo a la oposición en Bielorrusia, comprometida en un intento de reinversión de Maidan (Ucrania).
Dime quién te apoya y te diré quién eres
Es el mismo B-52 quien revela en su cuenta Twiter el afectuoso encuentro «en Vilnius, con Svetlana Tikhanovskaia, lideresa de la revolución bielorrusa y rostro de la oposición al “tirano Lukashenko». Sí, la «revolución bielorrusa». cuyas intenciones fueron declaradas por una de las portavoces: «Queremos bloquear la economía bielorrusa con huelgas. Cuanto más vea la población su nivel de vida deteriorándose, más pronto podremos tomar el poder».
Una reseña cronológica de B-52
Veamos, en orden cronológico qué guerras “revolucionarias” han sido apoyadas en las últimas décadas por B-52 con su experimentado traje de dandi:
1) El 21 de marzo de 1985 nuestro B-52 apoyó con muchos otros una petición al Congreso de los Estados Unidos para que derrocaran al Gobierno Sandinista de Nicaragua.
2) En 1999 el apoyo de B-52 al bombardeo de la OTAN en Serbia le valió un pequeño incidente casi 20 años después. En 2017, B-52 estaba en Belgrado para un festival de documentales. Los miembros de la Liga de Jóvenes Comunistas de Yugoslavia aprovecharon el festival para festejarlo con una pequeña tarta de crema y subir al escenario con un cartel elocuente: «Bernard Lévy apoya a los asesinos imperialistas».
3) En 2003 (la guerra de Bush-Blair contra Irak), B-52 cambiaba de estrategia de acuerdo al público que tenía delante (como revelará en el libro Le nouveau B.A.BA du BHL), encontrando la operación «bastante acertada desde el punto de vista moral». Cuando habla en los Estados Unidos especifica: «Ahora que se ha realizado la intervención , el trabajo debe ser terminado».
4) La aniquilación de Libia en 2011 es el principal éxito del B-52, con la victoria de la OTAN y sus soldados islamistas de infantería terrestre en Libia. Cuando estalló la «revolución», corrió al encuentro de los «rebeldes» y cuando regresó a su casa, gracias a su proximidad con el Presidente Nicolás Sarkozy, lo convenció de iniciara el bombardeo, en nombre de la «responsabilidad de proteger».
Libia sufrió siete meses de bombardeos, Gaddafi fue asesinado, los terroristas y las armas van a infectar el África subsahariana, después de deportar o matar a los habitantes de la ciudad libia de Tawergha (de piel negra, descendientes de la trata de esclavos). No conforme, en 2012 B-52 escribe y dirige un documental autocelebrándose sobre la historia de Libia, “Le serment de Tobruk”, donde se pone en escena como protagonista y en una especie de monólogo cuenta su papel decisivo para sacar a Gaddafi del camino.
Naturalmente, B-52 guarda silencio ante la debacle que esa guerra ha producido en Libia y todo el África. En el 2017, sin miedo a contradecirse (nadie se lo señala de todos modos), el olvidadizo B-52 dice: «Afirmar que el terrorismo no tiene nada que ver con el Islam es el peor error que podemos cometer». Es justamente él quien tiene que ver con conexiones con verdaderos terroristas con todas las acciones bélicas que fomenta. Los sedentarios islámicos.
5) Entre 2012-2018 el compromiso de B-52 con una intervención occidental directa en Siria ha sido implacable. En 2012, cuando la “misión de destrucción de libia” terminó, se dedicó a apoyar a los «rebeldes», ciertamente no solo a los sirios. Nuevamente en 2018 se queja del «triste balance de siete años de no intervención» e intenta argumentar que la no intervención junto con los «rebeldes» en Siria ha llevado a los monstruos, Isis, al-Qaeda y todos los demás. Que alguien le diga que pasó lo mismo en Libia, donde intervinieron Occidente y las petromonárquias.
6) En 2012, insistió mucho con el presidente de Francia, Francois Hollande, en una intervención directa, porque enviar armas a los insurgentes no es suficiente. Su plan fue develado por el periódico italiano Corriere della sera. B-52 va a los Estados Unidos para buscar apoyo, se reúne con el otro amigo belicista de los grupos armados sirios, John McCain. En esta entrevista
B-52 explica muy claramente: «Me gustaría que toda la comunidad internacional se responsabilizara, como en Libia, de la necesidad de proteger. Si no lo hacen, deberíamos dar más armas a los rebeldes. Después de todo, no se necesita mucho, se puede actuar incluso sin el voto del Consejo de Seguridad, Sarkozy lo había dicho en la época de Libia (pero luego hubo apoyo para ello debido a la falta de un veto chino y ruso)». Así que B-52 explica qué hacer: «Forjar una alianza con la Liga Árabe y los turcos. Los planes de ataque están listos. No se necesita mucho para dar los últimos toques al régimen de Damasco. Lo único que falta es el piloto del avión. Y aunque los aviones sean turcos, el piloto debe ser francés». No pueden hacerlo los turcos…
En julio de 2020 el B-52 aterriza con un jet privado en Misurata (el bastión de sus amigos en 2011); pero sucede que es insultado por algunos partidarios pro-turcos del gobierno en Trípoli. Insultado no por la guerra de 2011, sino porque es judío. Qué injusticia, para alguien que ha ayudado tanto a los islamistas.
7) En 2014, B-52 se apresuró a Ucrania para apoyar el golpe de Estado (una mezcla de componentes neonazis y aspiraciones de entrar en la supuesta Europa bengoda), al que siguió la triste guerra en el Donbass, la región que, junto con Lugansk y Crimea, ya no quería formar parte del Estado ucraniano. A lo largo de los años, B-52 se ha dedicado tanto a reuniones institucionales como a sus múltiples expediciones encubiertas, siguiendo al Ejército ucraniano… donde confiesa sin querer uno de sus crímenes de guerra favoritos. De hecho, dice que viaja con los soldados a lo largo de la línea del frente (con el Donbass) en una falsa ambulancia que se hace pasar por real, blindada… Acción prohibida por la ley internacional. Como las guerras de agresión, después de todo, que el tribunal de Nuremberg llamó, en vano, «crimen internacional supremo».
¿Pero podría nuestro B-52 ignorar a Venezuela?
No. En el 2017, durante las guarimbas, nuestro instigador de golpes y falsas revoluciones gritó: «no se puede guardar silencio ante un largo golpe»… que sería el perpetrado por el presidente electo Maduro. Por lo tanto, el parapolítico francés dice que «se necesitan duras sanciones económicas y financieras contra Caracas y los opositores aún libres deben ser acogidos en París, Madrid y Washington» y exige, de nuevo en nombre de la “responsabilidad de proteger”, una firme condena por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero, en efecto, Bielorrusia le faltaba.
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Marinella Correggia Periodista, escritora y ecopacifista
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