Por Correo del Alba
Mali tiene un nuevo primer ministro, el exdiplomático Moctar Ouane, un civil quien ha sido designado para dirigir la transición y la estabilización del país tras el golpe de Estado del 18 de agosto que mantiene en el poder a una Junta Militar transitoria. El nombramiento de Ouane fue una de las condiciones impuestas por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao) para la eliminación de las sanciones. El presidente de transición de Mali, el coronel mayor Bah N’Daou, ha hecho un llamamiento a la Cedeao para que levante las medidas contra su país a la luz de los cambios que se están produciendo.
Mali un país bajo presión
La situación actual es bastante difícil en la nación africana, la economía se encuentra casi totalmente paralizada, las escuelas cerradas, se suceden continuos cortes de electricidad, entre otras cosas. De acuerdo a datos estadísticos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Malo 6.8 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, siendo las poblaciones que viven en el centro y al norte del territorio las más afectadas. Otro 1.3 millones de malienses requieren asistencia alimentaria urgente para poder subsistir.
Por otra parte, a causa de la pandemia por el Covid-19 se han reducido significativamente los medios de sobrevivencia de la población, que ya vivía con recursos limitados. Como si todo esto no fuera suficiente, se suma la creciente inseguridad en el territorio con la presencia de grupos terroristas, donde muchas regiones siguen bajo el control de grupos yihadistas locales. La wilayah del Estado Islámico en África occidental se ha vuelto particularmente activa, sumándose a las unidades Qaedistas. Como es bien sabido, el terrorismo aprovecha situaciones caóticas como las crisis económicas para ganar prosélitos.
Particular gobierno de transición
El establecimiento de un gobierno de transición era urgente en Mali, en parte debido a la inestable situación interna. Antes del golpe de Estado, durante meses se habían producido manifestaciones y protestas que pedían la dimisión del ahora expresidente Ibrahim Boubacar Keita, debido a los casos de corrupción y al progresivo empeoramiento de las condiciones de seguridad en muchas zonas del país. Por ahora el gobierno de transición ha quedado conformado por el presidente, el coronel mayor Bah N’Daou, como vicepresidente el coronel Assimi Goita, ambos líderes del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo (CNSP), la Junta Militar que llevó a cabo el golpe de Estado del 18 de agosto, y como primer ministro el recién nombrado Moctar Ouane. Pero esta conformación de autoridades militares y civiles no parece satisfacer a la Cedeao para el levantamiento de las sanciones impuestas a Mali.
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Continúan las sanciones a Mali
Ahora todas las miradas ahora están puestas en la Cedeao, que prometió levantar sus sanciones después del nombramiento de un primer ministro civil. Los 15 países de la Cedeao (Benin, Burkina Faso, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Liberia, Malí, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo) impusieron sanciones a Mali el 20 de agosto, tras el golpe de Estado. Estas tenían por objeto ejercer presión para que se restableciera rápidamente el régimen civil, pero también como una forma de disuadir a los ciudadanos de otros países africanos de seguir el ejemplo golpista.
Entre los países de la Cedeao, Costa de Marfil y Guinea serían los principales partidarios de adoptar una línea dura contra los insurgentes. La razón podría ser que sus plazas también han sido víctimas de protestas violentas contra sus respectivos presidentes, Alassane Ouattara y Alpha Condé, por su tercer nombramiento presidencial. Como resultado, no querrían que el bloque de África Occidental mostrara debilidad ante una toma de poder como la de Mali.
Las sanciones contra Mali incluyen restricciones comerciales y la prohibición de las actividades comerciales y financieras. Sin embargo, las medidas no restringen la compra de medicinas ni de equipos para combatir la pandemia de coronavirus, el combustible o la electricidad.
La esperanza en el nuevo primer ministro
El nuevo primer ministro, Moctar Ouane, se ha desempeñado como diplomático cumpliendo funciones como delegado de paz y seguridad de la Comisión de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (Uemoa) en Uagadugú, con sede en Burkina Faso, desde 2016. Ouane fue representante de Mali ante las Naciones Unidas y asesor diplomático de la presidencia del país. De acuerdo al periódico North Africa Post, es un hombre independiente y firme en sus principios. Ouane tiene dos tareas primordiales: hacer que se eliminen las sanciones impuestas por la Cedeao y restablecer un diálogo pleno con los socios internacionales (sobre todos los europeos).
Para cumplir con su cometido, Ouane podría aprovechar sus vínculos con Francia, donde se formó en la École Nationale d’Administration de Estrasburgo. Los franceses están presionando para que se estabilice Mali porque el aumento de las condiciones caóticas en la zona dificulta sus actividades comerciales y afecta sus intereses en el continente africano.
Mali es uno de los socios comerciales de Francia, que cuenta con una fuerza de cinco mil soldados enviados a la región con la misión «Barkhane», mediante la cual los galos luchan contra la propagación de las formaciones yihadistas en el Sahel. En lo que se trataría además de una cuestión de seguridad nacional, si se tiene en cuenta que París ha sufrido recientemente atentados terroristas y amenazas que provienen directamente de los yihadistas relacionados con actividades en el Sahel.
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