Por Anny González
En Venezuela se realizan muchas festividades, rituales y ceremonias tradicionales que gozan de un gran arraigo y respeto popular, no solo en los pueblos donde son oriundas, sino que son reconocidas y respetadas por todos. La fiesta de San Juan, es una de ellas. Esta se efectúa en numerosas poblaciones , sin embargo, las de mayor renombre son las de la zona central, concretamente la de los estados Miranda, Carabobo, La Guaira y Aragua.
San Juan muy popular, es el patrono “que todo lo concede, que todo lo puede”. Pues, como lo dicen los cantos populares: “San Juan to’ lo tiene, San Juan to’ lo da”. De hecho es al único que, junto con el Niño Jesús, se le celebra el nacimiento, en una fiesta que coincide con la entrada de las lluvias.
San Juan, entre lo “pagano y lo divino”
Esta celebración anualmente venera a Juan El Bautista mediante una serie de rituales que comienzan el 23 de junio. Entonces las calles se adornan con altares y se representa El Velorio del apóstol.
El día siguiente, 24 de junio, es el más largo del año, posterior al solsticio de verano, cuando las aguas están benditas y los devotos van al mar, ríos y lagunas para purificar sus cuerpos y espíritus.
La “Cofradía de San Juan o Sociedad de San Juan Bautista” se encarga de hacer los preparativos para el festejo. Adornan la Iglesia, desde donde se baja al homenajeado. Se organizan los cantores y bailadores y las danzas que se le ofrendan. A San Juan se le saca de la Iglesia con cantos, la mayoría de los cuales son improvisados, y bailes de sangueo (muy sinuosos), alrededor de una especie de ritual para pedir permiso a Dios.
Por la mañana, se celebra una misa, la cual marca la pauta para un nuevo y particular repique de tambores. Una vez concluida esta, se procede a pasear a San Juan por las calles del pueblo a ritmo de sangueo, con banderas y pañuelos de colores, flores y oraciones. En ese momento, se pagan las promesas ofrecidas.
Es un momento mágico-sagrado para los fervorosos creyentes. La procesión va variando de ritmos y, según la zona, se interpretan distintos toques de tambor: sirenas, golpes de tambor, mina y culo e’puya, entre otros. Hace varias paradas y en cada una se reza, se canta y se baila en el centro de una gran rueda o círculo formado por los presentes.
Para el baile, entra una pareja al centro del círculo a hacer gala de magistrales movimientos, y se van alternando: entra un hombre y sustituye a otro e igualmente pasa con las mujeres. El baile de tambor tiene características muy particulares en cada población, pero en general es muy sensual y erótico, en tanto el hombre corteja a la mujer, mientras deja ver la fuerza y la rebeldía de quienes lo bailan, en lo que es ya un legado de tantos esclavos que fueron desarraigados de sus tierras y familias para ser traídos al continente americano.
La manifestación es un sincretismo entre lo pagano y lo religioso católico y fue heredada de los esclavos traídos de África, quienes, con el paso del tiempo, adquirieron características propias, dando luz a una cultura que nos identifica como pueblo y de lo cual nos sentimos profundamente orgullosos y agradecidos.
Cada región tiene su propio San Juan, el que puede estar representado en una imagen de San Juan niño o San Juan hombre. El 24 de junio, día de la celebración, estos pueblos, que en su mayoría están a la orilla del mar, hacen una reunión de pequeñas embarcaciones llamadas “peñeros” y pasean el Santo en el mar. En algunos lugares se le llama: “La noche mágica de San Juan”.
Las cofradías o sociedades de San Juan son las encargadas de velar por el resguardo de su Imagen al iniciar y terminar el festejo. Igualmente se encargan de designar en qué casa se le guardará durante todo el año, hasta que llegue otra vez el tiempo de sacarlo para ser celebrado. En otros lugares, San Juan es ubicado en la plaza, donde se le baila y canta por uno o dos días.
Creencias alrededor de San Juan
El día de San Juan es mágico, se cree que cortarse el cabello el 24 de Junio le hará tener buena suerte y le crecerá más bonito. Verter un huevo en un vaso de agua le permitirá, según la forma que tome, observar el futuro. Llevar una ramita de ruda detrás de la oreja protege de todo mal e introducir dos agujas en agua (esto representa a una pareja) indica si esa persona se quedará con la otra.
Existen muchas anécdotas alrededor de San Juan, pero hay una muy particular y renombrada: el 29 de junio es cumpleaños San Pedro. Ese día, Pedro va a casa de Juan a buscarlo y cuando este se despierta le pregunta: «¿Qué día es hoy? ¿Qué haces tú aquí?» Y Pedro le contesta: «Hoy es mi cumpleaños y vine a buscarte porque te quedaste dormido». Al saber lo ocurrido, Juan se pone a llorar. De allí la historia de que los días 29 de junio de cada año llueve, aunque parezca algo poco creíble e improbable, pues sí ¡llueve! Y así se despide a “San Juan Guaricongo cabeza pelá, el año que viene te vuelvo a cantá”.
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Anny González Educadora y folkloróloga
