El escenario geopolítico global de hoy está condicionado por la guerra en Ucrania, el conflicto en Medio Oriente y las tensiones entre China y los Estados Unidos que han afectado el suministro y provisión de bienes, insumos y productos entre las diferentes regiones del mundo. En medio del reacomodo geopolítico y comercial global, muchos países apuestan por disminuir su dependencia del dólar y diversificar las transacciones comerciales con otras divisas o el uso de monedas virtuales o criptomonedas.
Este proceso de desdolarización tomó fuerza en 2022, tras las sanciones económicas impuestas desde Occidente a Rusia precisamente por el conflicto en Ucrania. Lo que llevó a varios países a buscar alternativas para el comercio que pudieran esquivar las sanciones principalmente asociadas al uso de dólares.
En un escenario de conflicto global, el uso cada vez mayor del dólar como arma para castigar o sancionar a los gobiernos y países que cuestionan la centralidad o unipolaridad de los Estados Unidos (como la imposibilidad de utilizar el sistema Swift), ha promovido como respuesta el empleo de monedas o sistemas alternativos para realizar el comercio.
Este fenómeno ha sido analizado por especialistas como Wen Sheng, quien en un artículo para el medio Global Times adjudicó el proceso de desdolarización directamente a los Estados Unidos, y señaló que desde 2020 se reporta el uso de divisas alternativas, lo que ha llevado a que las reservas de los bancos centrales del mundo redujeran sus activos en dólares en un 59%.
Dado que Rusia es el país con más sanciones de este tipo, ha orientado su política exterior hacia un cambio geopolítico sustentado en un orden multipolar. Como parte de esa estrategia ha impulsando la desdolarización de la economía global facilitando el pago de sus exportaciones, principalmente petroleras, en su propia moneda, el rublo. Dicha iniciativa fue respaldada por los Estados que integran los Brics, a tal punto que están trabajando en un sistema de compensación de pagos basado en una canasta de monedas de los países miembros podrán contar con una moneda virtual del Brics que les facilite el comercio e intercambio con sus pares.
En el caso ruso, ya se adelantó al rigor de las sanciones poniendo en marcha el Sistema de Pagos MIR (Paz). Fue una de las respuestas a las sanciones de los Estados Unidos y la Unión Europea (UE). MIR es un sistema establecido por el Banco Central de Rusia el año 2017 y es aceptado mayoritariamente por compañías y empresas rusas y su uso se ha ido ampliando de manera gradual por parte de empresas extranjeras que tienen su base de operaciones en Rusia, siendo considerado análogo a los sistemas internacionales Visa y MasterCard. Esta plataforma de pagos electrónicos que se ha expandido en el ámbito internacional ya cuenta con la participación de 13 países, entre los que destacan dos latinoamericanos como Cuba y Venezuela. Para 2023 el sistema MIR lo conformaban 158 bancos afiliados y habían emitido 129 millones de tarjetas aceptadas en toda Rusia y el resto de países miembros del sistema. Los pagos se procesan mediante el Banco Central de Rusia y se protegen con los algoritmos de cifrado creados allí.
Por su parte, China inició un proceso gradual de desdolarización de su economía impulsando el yuan como medio de pago a nivel global, aumentando su participación en el mercado de divisas. A lo que se suma la implementación del yuan digital, una divisa que China trabaja desde 2014 y que ha tenido resultados favorables en el uso local. En ambos casos, son los gobiernos y bancos centrales los que tienen el control en la emisión y regulación de sus monedas.
A diferencia de las monedas convencionales, que son centralizadas y controladas por los bancos centrales y los gobiernos, en el caso de las criptomonedas ocurre lo contrario ya que son descentralizadas y no controladas por los gobiernos ni los bancos centrales.
Una criptomoneda es una moneda totalmente digital diseñada para funcionar como medio de intercambio o método de pago. Utiliza la criptografía para viabilizar, asegurar y verificar transacciones. Esencialmente, las criptomonedas son entradas limitadas en una base de datos que nadie puede cambiar y se sustentan en el consenso absoluto de todos los participantes para darle legitimidad a las transacciones.
El funcionamiento de las criptomonedas se basa en una red de computadoras descentralizadas y con nodos repartidos por el mundo con copias de todas las transacciones hechas. A esta red descentralizada de computadoras se la conoce como cadena de bloques o blockchain. Es un sistema que guarda la contabilidad de las operaciones que realizan los integrantes de la red y no se puede falsificar ni duplicar. Esta cadena de bloques interconectados contiene un registro de transacciones que incluye la dirección del remitente, la dirección del destinatario y la cantidad transferida. Las millones de transacciones que se hacen en el sistema usando el Bitcoin se agrupan en esos bloques y se suma a la cadena mediante un proceso llamado minería, que consiste en añadir esos nuevos bloques a la cadena una vez que se validan y verifican las transacciones llevadas a cabo dentro de una red.
Existen miles de criptomonedas, la más popular es el Bitcoin. Fue la primera criptomoneda introducida en el mercado financiero. El Bitcoin cambió el paradigma asociado al dinero FEAT como instrumento de pago e intercambio. En 2009 el Bitcoin fue descrito como un sistema de efectivo electrónico de igual a igual, es decir, un sistema completamente descentralizado que no tenía servidores involucrados ni una autoridad central de control. En el Bitcoin, a través de la cadena de bloques, cada participante tiene acceso a un libro público de las transacciones que ocurren dentro de la red, cuyos saldos están disponible para todos y pueden ver el saldo de cada cuenta.
Más allá de una explicación técnica de cómo funciona una criptomoneda, el interés en las mismas va en aumento. Se compran criptomonedas con dinero real y se venden por dinero real. No están controladas por ninguna institución, ni administración, ni banco, no están reguladas y, por lo tanto, tampoco amparadas por alguno de los mecanismos de protección al cliente. Su valor varía en función de la oferta y de la demanda de las mismas.
Hasta hace poco los comerciantes no aceptaban criptomonedas como pago por algún bien o servicio transado. Ahora eso está cambiando muy rápidamente. Muchos comercios como hoteles, aerolíneas, tiendas de electrónica, electrodomésticos, supermercados, entre otros, aceptan Bitcoin y otras criptomonedas como forma de pago. De acuerdo con el reporte Crypto Wealth Report 2024, publicado por especialistas internacionales en migración de riqueza e inversiones Henley & Partners, los inversores de las criptomonedas han crecido sorprendentemente en el último año. El análisis asegura que el valor total de mercado de los criptoactivos ha alcanzado la cifra de 2.3 billones de dólares, con un incremento del 89% en comparación con los 1.2 billones de dólares reportados en el informe de 2023.
Las ventajas principales de una criptomoneda son sus bajos costes de transacción, por la no presencia de intermediarios. En cuanto a la seguridad, cada moneda pertenece solo a su dueño, las transacciones que se realizan son anónimas y se incorporan en un registro de acceso libre. Se puede hacer transacciones de cualquier cantidad y en cualquier lugar del mundo los 365 días del año.
Entre sus desventajas están la alta volatilidad de sus precios, sus valores pueden experimentar fluctuaciones muy grandes en períodos cortos de tiempo; la falta de aceptación por algunas empresas, al no tener un regulador o legislación inherente como el de un Banco Central; puede ser utilizada en transacciones ilegales como el lavado de dinero o la evasión fiscal. Esto ha hecho que numerosos países prohibieran el uso del Bitcoin u otras criptomonedas, entre los que se encontraban Bangladesh, Bolivia, Ecuador, Kirguistán y Vietnam, con China y Rusia evaluando su prohibición.
El valor de cada criptomoneda es variable, y hay especulación con ellas principalmente para comprar y vender criptomonedas y ganar dinero. Esa variación abrupta en el valor de las criptomonedas puede generar pérdidas en el corto plazo. Por lo que invertir en criptomonedas implica un riesgo alto. Su valor de mercado fluctúa como ningún otro activo. Sin embargo, de inversiones de corto plazo y alto riesgo están pasando de manera gradual a ser medios de pago y activos digitales en reserva.
Al cambiarse el paradigma, la mayoría de la población, principalmente en los estratos etarios mayores a los 40 años, tiene muchas dudas sobre el uso o la utilidad de las criptomonedas. En el caso de Bolivia, el Banco Central levantó la prohibición sobre el uso de criptomonedas hace poco e indica que se pueden utilizar para cursar pagos. Por lo que formalmente ya es posible usar criptomonedas en el mercado financiero nacional.
En todo caso, el ingreso formal del país en el mundo cripto y un uso más amplio llevará un poco más de tiempo dado que muchas de las criptomonedas existentes aún están en desarrollo y evolución, lo que provoca cierto grado de desconfianza.
Por otra parte, aún se puede considerar un mercado financiero elitista, porque los que acceden deben tener un conocimiento amplio sobre la naturaleza y uso de las criptomonedas y sistemas digitales de pago. Por otra parte, hay una brecha generacional entre jóvenes y personas mayores respecto del paradigma del dinero real. Para mucha gente es más seguro tener el dinero en mano, en banco o bajo el colchón que en un sistema virtual que desconoce y del que tiene dudas. La información y acceso a conocimientos asociados al uso de dispositivos digitales y aplicaciones de criptomonedas serán necesarios para operar en ese mundo financiero nuevo.
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Ramiro Lizondo Díaz Boliviano, economista
