No han podido ni podrán apagar la inmensa llamarada revolucionaria del comandante Hugo Rafael, que nació en Sabaneta, Venezuela, con un corazón de enorme dimensión como latinoamericano y universal. Su pensamiento estratégico y antiimperialista sigue vivo.
Hugo Chávez, en su autobiografía Cuentos del Arañero, retrata a su pueblo natal, aquella casita de palma y suelo de tierra, la vívida estampa de cientos de miles de hogares humildes de los pueblitos del llano venezolano. “Chávez humano, íntimo, cercano el amigo, no al presidente, al amigo, al soldado”.
Él bebió la abundante savia libertaria de emancipación de Guaicaipuro, de su lucha milenaria y originaria, del general Simón Bolívar, su sueño y utopía de Patria Grande, en la continuidad de la batalla de las ideas antihegemónica y anticolonialista que oprime a los pueblos la construcción de un camino de justicia social. Asimismo, se nutrió de las enseñanzas y ternura de su amada abuela, del ideario del comandante Fidel, su eterno amigo, con el que construyeron nuevas formas de integración latinoamericana y del Caribe, para defender uno de los principios fundacionales de la Carta de las Naciones Unidas, como es la libre autodeterminación de los pueblos.
De lucha y batalla en contra de un sistema oprobioso, asimétrico, injusto, insensible e inhumano, el neoliberalismo, que no ha dejado de erosionar los derechos fundamentales y humanos de los pueblos.
No pudieron callar su voz en el concierto y comunidad internacional, en foros, cumbres, de permanente interpelación a las injusticias sociales, que han reprimido y violentado los Derechos Humanos de la gente y que nunca dejó de levantar su grito de condena y repudio al bloqueo, medidas coercitivas unilaterales impuestas arbitrariamente por el gendarme del mundo estadounidense, por oponerse a sus lógicas y dialécticas de subversión política e ideológica y a la extracción alevosa de los recursos naturales y energéticos, que terminaron concentrando riqueza en castas de poder oligárquicas y corporativas que desnudaron brechas de empobrecimiento a Venezuela.
Venezuela bolivariana dejó de ser el patio trasero de los intereses oligárquicos y mercenarios yanquis, para blindarse de poder popular con una Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que es y representa el poder soberano de su pueblo.
Jamás podrán entender los aduladores del capitalismo depredador, salvaje, y el capital financiero rentista y especulativo, así como sus multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM), que pretenden perpetuar un sistema y modelo colapsado y que recurre a la prepotencia y autoritarismo bélico. Son muy hábiles en haber refuncionalizado la Doctrina Monroe, en satanizar y demonizar la lucha y resistencia por conquistar derechos; por cierto, el fantasma del castrochavismo es el manual y libreto, que lo mantienen activado.
Han recurrido a todas las formas y agendas construidas por los tanques de pensamiento del gobierno federal norteamericano para estrangular a un pueblo muy solidario como es el venezolano, que tiene el germen libertario que nace en el Esequibo y se diseminó hasta el Río Grande.
Comandante Chávez, ya es un pueblo que sigue naciendo cada 28 de julio, que nos recuerda que la batalla continúa, porque siempre amó la vida y la paz en abundancia, porque el único camino que tiene Venezuela es el derecho a una vida con dignidad, sin la parafernalia massmediática internacional, sin bloqueo, sin MCU ni órdenes ejecutivas del gobierno federal estadounidense republicano o demócrata como el de Joe Biden.
En el umbral del 68 aniversario de nacimiento del comandante Hugo Rafael, Venezuela bolivariana abraza su Revolución que es irreversible, bañada de pueblo.
“No hay amor más grande que el que uno siente aquí en el pecho por una causa, por una patria, por una gente, por un pueblo, por la causa humana”.
¡Chávez vive! ¡La lucha sigue!
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Luis Ernesto Guerra Analista político y activista de Derechos Humanos
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