EXCLUSIVO │ Embajador venezolano en Bolivia habla de los 20 años del golpe de Estado contra Chávez y de la actualidad de la Revolución bolivariana

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Hay consenso entre cientistas políticos y sociales, así como entre actores de todo el espectro político del continente, que la Revolución bolivariana ha significado un parteaguas en el devenir regional, tanto por su radicalidad y abrazar prontamente el ideario socialista, como por ser encabezada por uno de los líderes revolucionarios más carismáticos e influyentes de la izquierda en todos los tiempos, Hugo Chávez.

Para hablar de los 20 años del golpe de Estado contra Chávez, de la permanente agresividad yanqui, de la alianza estratégica entre Venezuela y Rusia, como de la reactivación económica nacional y las relaciones bilaterales La Paz-Caracas, entrevistamos en exclusiva para Correo del Alba a César Trómpiz, embajador venezolano en Bolivia.

Este 11 de abril se cumplieron 20 años del golpe de Estado contra Hugo Chávez, ¿pudiera hablarnos del contexto de esa acción?   

El golpe de Estado de 2002 se produjo en el marco de una rebelión de las oligarquías y de los grupos de poder que tradicionalmente dirigieron Venezuela, hasta antes de la Constitución de 1999. Hablo de grupos empresariales, petroleros, militares, todos asociados a la cúpula tradicional partidista que hubo en  el país hasta el año 1998, cuando perdieron la elección presidencial ante el comandante Chávez. Fueron ellos igualmente los actores del neoimperialismo y las privatizaciones en Venezuela en la década del 90. A quienes habría que sumar la cúpula de la Iglesia católica, muy ligada a la Acción Democrática (AD) y al Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), los partidos del bipartidismo previo a la Revolución bolivariana.

Para abril de 2002 se concretó un acuerdo entre los sectores empresariales, políticos y militares que aquellos actores tenían, dentro de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela, aunque adicionalmente celebraron reuniones sociales, políticas y conspirativas en la Embajada de Estados Unidos en Caracas. De hecho, el embajador norteamericano se convirtió en un personaje clave de la conspiración contra el Gobierno.

Pero hay otros desencadenantes sustanciales, como: 1) Los cambios en la dirección de Petróleos de Venezuela (Pdvsa); y 2) La Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, como parte del grupo de leyes habilitantes promulgadas por el comandante Chávez en diciembre de 2001. En consecuencia, hubo un conjunto de acciones materiales que llevaban a la Constitución de ser un proyecto a una realidad, y que confirmaban que el Gobierno no discurseaba, sino que su Programa era expresión de una acción revolucionaria del pueblo.

En ese contexto es que comienza una escalada opositora a través de una serie de paros, de pronunciamientos internacionales de la Casa Blanca y de sectores europeos en contra nuestra, y se convocan marchas y concentraciones alrededor de Pdvsa, porque digamos que uno de sus móviles era la defensa de la dirección de la empresa petrolera, muy asociada a Estados Unidos.

En concreto, el 11 de abril la oposición llevó a cabo una marcha realmente grande, en aras de organizar a la gente con fines insurreccionales. Desviaron la marcha al Palacio de Miraflores y ahí se dieron distintas acciones, entre las que se cuentan una masacre en el centro de Caracas –protagonizada  por francotiradores de la derecha–, y en la noche el derrocamiento del comandante Chávez.

«Cuando hay un pueblo capaz de unirse con sus militares para defender una idea, puede salir victorioso ante cualquier agresión»  

A la luz de los años, ¿qué reflexiones hacen de esa cadena de hechos y sobre todo de cómo revirtieron la tragedia?

Podríamos decir que el golpe de Estado en Venezuela fue el primer golpe mediático de la historia de la humanidad, orquestado y dirigido por los medios de comunicación, construyendo verdades paralelas, confusión dentro de las Fuerzas Armadas, generando un desorden en el Estado –en Caracas en particular–, todo guiado desde la Casa Blanca, quienes una vez concretado el derrocamiento fueron los primeros en saludar positivamente al gobierno que estuvo ahí por 47 horas.

El golpe nos recuerda los principios fundamentales del sostenimiento de nuestra Revolución, porque si bien el 12 de abril se logró instalar un gobierno mediático, autocrático y represivo por parte de la ultraderecha, se pudo demostrar que un pueblo con vinculaciones político-sociales con sus Fuerzas Armadas puede retomar y conservar el poder, que es lo que pasó el día 13 de abril. Ese día ocurrió lo que hemos llamado “el rescate del hilo constitucional”, declarado después por el comandante Chávez como el Día de la Unidad Cívico-Militar.

¿Hubo una alianza en los hechos entre pueblo y militares leales en esas jornadas?

Claro, el pueblo se rebeló en contra de ese régimen de 47 horas, y no lo hizo solo, sino que acompañado por generales, tenientes, capitanes, sargentos, soldados, quienes se volcaron a las calles junto al pueblo en la búsqueda del comandante Chávez. Lo que evidencia una fortaleza de la Revolución bolivariana y el cómo se comprende la sociología de los levantamientos y golpes de Estado en general.

¿En qué sentido?

En que hasta ese momento la izquierda había sufrido golpes de Estados y derrotas;  asesinatos y derrotas; persecuciones y derrotas. La martirización se había convertido en una identidad de la formación de la izquierda latinoamericana, mientras que el 13 de abril demostró que eso no era un destino fatal, porque cuando hay un pueblo capaz de unirse con sus militares para defender una idea, puede salir victorioso ante cualquier agresión.  

Quisiera traerlo a la actualidad, en días pasados el presidente Nicolás Maduro anunció el incremento de la producción petrolera y proyectó un considerable crecimiento económico para Venezuela este 2022, ¿cómo se avizora el panorama de la Revolución en esta materia?

Quisiera decir que tras el golpe de Estado de 2002 no cesó la conspiración contra Venezuela, y la Casa Blanca y la oposición mantuvieron su objetivo de dividir el país y acabar con la Revolución bolivariana, con la vida del comandante Chávez, con nuestras instituciones, etcétera.

Llevamos 23 años en la dirección del país, y todo este tiempo hemos recibido agresiones de los norteamericanos. Incluso, en 2015, cuando ganaron las elecciones en la Asamblea Nacional (AN), la oposición optó por irrespetar la Constitución –sin presentar una alternativa de país– e inventarse de la nada un gobierno autoproclamado. Mientras tanto, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), unilateralmente, nos han impuesto 651 sanciones dirigidas a afectar nuestra economía y a la sociedad, junto con perseguir nuestros capitales internacionales, con el objetivo de asfixiarnos. Todo para apoderarse de la principal reserva petrolera del mundo: la Franja Petrolífera Hugo Chávez de Venezuela.

El presidente Nicolás Maduro, ante las sanciones, agresiones y la persecución contra la Revolución, ha respondido con modificaciones tácticas del programa económico del Gobierno, con una reestructuración estratégica del modelo económico interno, separando la renta petrolera de la renta nacional y de la provisión interna de los recursos esenciales para la vida.

César Trómpiz.

¿Cómo se ha materializado lo último que señala?

Con la promoción de la agricultura y de la ganadería, la innovación, la ciencia, la tecnología interna, con el incentivo a los emprendedores y la movilidad del flujo de capitales entre venezolanas y venezolanos.

Mientras más sanciones ha habido, más vías audaces en la configuración de la economía nacional hemos implementado, las que han producido en el último trimestre del pasado año un primer crecimiento económico y para este se proyecta que vamos a seguir creciendo.

Lo interesante es que ese crecimiento no solo tiene que ver con el sector petrolero, sino además con el crecimiento de la economía no tradicional, tanto en el surtimiento y en la satisfacción interna de bienes y servicios, como en la exportación de nuevos bienes y servicios venezolanos. Hay una motivación a otros actores económicos y a algunos ya existentes que han retornado, en lo que significa un impulso a una economía que se ha parado sobre sus propios esfuerzos, porque no tenemos acceso a los mercados internacionales ni a créditos, ni siquiera a una transferencia por más de tres mil dólares, cifra ridícula para un Estado.

Con esas limitaciones que dice, si ustedes requieren comprar leche en polvo para niños o un medicamento, ¿cómo lo hacen?

Venezuela tiene que “sortear sanciones”, y los modos de hacerlo son diversos y van desde la compra en efectivo de insumos para combatir la pandemia, por ejemplo. En este caso en particular, cuando hablamos de insumos lo hacemos pensando en 30 millones de personas, por tanto hemos tenido que comprar con sobreprecios muchas veces, ya que, a causa de las calificadoras de riesgo, cualquier precio de cualquier cosa se dispara, es decir, lo que a un país le cuesta un dólar a nosotros seis, siete u ocho.

Y, fíjate, toda la pandemia ha sido financiada por el Estado, o sea, los que han entrado en terapias intensivas, en terapias intermedias o en cuidados intermedios y cuidados básicos de salud, lo han hecho de manera plenamente gratuita, sin pagar un centavo. Y aun así crecimos en 2021. Un acto heroico.

En la arena internacional, la Revolución bolivariana ha definido a Rusia como un “aliado estratégico”, ¿qué implica eso?

Venezuela y Rusia firmaron una alianza estratégica desde hace años, y aunque nuestras relaciones se remontan a bastante tiempo atrás se han intensificado durante la Revolución bolivariana.

Rusia ha sido un aliado estratégico en todo este periodo de sanciones contra nuestro país, y los presidentes Maduro y Putin han ratificado que somos aliados en cuanto a lo firmado en lo que se llama “Alianza Estratégica”, pero junto a ello está la cooperación política, económica y, por supuesto, militar.

Ambos países hemos mantenido niveles de relaciones en la búsqueda de la construcción de un mundo multipolar, de la paz, de respeto a todas las soberanías y de la seguridad nacional.

En términos prácticos, ¿cómo se concreta esa alianza?

Bueno, uno de los países donde se comenzó a exportar trigo ruso fue a Venezuela, justo cuando los norteamericanos nos habían impedido el acceso a los mercados internacionales.

Pero igual cooperamos en foros internacionales, en temas bilaterales, educativos. Tenemos una cooperación con becarios en Rusia desde hace varios años. Igual pasa con la cooperación técnica-militar, emplazamos un sistema de defensa antiaérea con ayuda de ellos. Todo eso representa una fuerte alianza, más los productos que nosotros enviamos a Rusia.

¿Qué productos?

Productos que son de alto consumo ruso, como flores, por ejemplo.

¿Turismo?

Actualmente podemos contabilizar a más de 10 mil turistas que han ingresado a Isla de Margarita mediante vueles directos procedentes de Rusia; algo que va a tender a profundizarse en los próximos años.

«No solo a nivel de gobiernos, sino también a nivel partidista y nivel social hay una amplia cooperación entre Venezuela y Bolivia, y somos aliados en la idea colectiva y en la visión bolivariana de nuestra América»

Desde el triunfo del presidente Chávez en 1998 la Revolución bolivariana ha tenido que hacer frente a cinco presidentes de Estados Unidos, ¿cómo ven las relaciones Washington-Caracas actualmente? ¿Se puede esperar un acercamiento entre las partes?

La costa este de Estados Unidos tiene un diseño petrolero muy asociado a la producción petrolera venezolana, así lo planificaron las propias empresas norteamericanas hace 100 años. Venezuela siempre ha sido un gran socio petrolero para todo el mundo, a quien hemos proveído de petróleo lo hemos hecho de manera constante, excepto en el tiempo en que ha sido sancionado y perseguido nuestro petróleo. ¿Y quién ha hecho eso? Un mal socio: Estados Unidos. Fueron ellos quienes decidieron aventurarse para ver cómo derrocaban a nuestro Gobierno; por tanto son ellos los únicos llamados a resolver sus problemas de todo el marco sancionatorio impuesto al petróleo venezolano, a las empresas norteamericanas que invirtieron en Venezuela, a nuestra economía, para conservar las buenas relaciones que hemos tenido toda la vida.  

¿Cree que es factible una convivencia pacífica entre ambas naciones? Lo digo partiendo de la base de que Venezuela ha decidido emprender una ruta socialista…

¿Cuántos años persiguieron a China por ser comunista? Ahora son socios. Mira, Estados Unidos tiene que aprender a respetar las decisiones políticas de los demás países, inclusive separar las materias, porque, por ejemplo, la economía, por más competencia que genere, siempre va a ser complementaria, y nosotros poseemos algunos productos o materias primas que se necesitan para el desarrollo de todo el mundo.

Del egocentrismo imperialista, Estados Unidos debe pasar a la ecuanimidad de la humanidad: primero, por sus propios intereses, y segundo, porque ¿qué vamos a hacer, matarnos con bombas entre todos? Eso no tiene sentido. Además que estamos ante el fin de los imperialismos, llevamos 200 años con imperios cayendo poco a poco y Estados Unidos parece empeñado en trabajar a contracorriente de eso. Vivimos una época en que las regiones tienen poderes y despliegan cualidades diversas para contribuir a la humanidad.

Finalmente, ¿puede hablarnos del estado de las relaciones entre el Proceso de Cambio y la Revolución bolivariana?

Las relaciones entre Venezuela y Bolivia están en su mejor momento, somos motores al interior de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), aliados estratégicos en la construcción de una América Latina unida, soberana e independiente, que deja de someterse a la Doctrina Monroe para construir una doctrina propia, nuestroamericana, del Abya Yala, respetuosa de la pluriculturalidad. En ese sentido, tanto el presidente Maduro como el presidente Arce han ido profundizando las relaciones.

Recientemente el líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, participó del aniversario y del V Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en Caracas. Es decir, no solo a nivel de gobiernos, sino también a nivel partidista y nivel social hay una amplia cooperación entre Venezuela y Bolivia, y somos aliados en la idea colectiva y en la visión bolivariana de nuestra América. 

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Javier Larraín Parada Jefe editorial

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