En el amenazante contexto que estamos viviendo los humanos y los demás seres vivientes que habitamos la Madre Tierra, no nos queda más que apostar por la vida y reinventarnos.
No nos queda más que cuestionar la manera de vivir, más bien de malvivir, propia del sistema dominador capitalista asentada sobre la modernidad y el patriarcado instalado en nuestro planeta siglos antes.
Sin dejar de reaccionar cuanto y como sea necesario ante las confrontaciones bélicas provocadas por el bloque hegemónico liderado por Estados Unidos contra los países proveedores de petróleo y contra los bloques emergentes liderados por Rusia, China o Irán, los latinoamericanos y caribeños debemos concentrar nuestra mirada en nosotros mismos con el fin de reinventarnos y constituir la gran Nación Latino Caribeña que merecemos ser.
Lo cual implica alcanzar una comprensión profunda de nuestra historia, de nuestras relaciones desiguales con las élites occidentales dominantes, hoy estadounidenses, y del impacto socioeconómico, político, cultural…, regional y nacional, de esa relaciones de dominación/explotación.
Comprensión necesaria para reencontrarnos, fortalecer nuestro potencial y dedicarnos a recuperar y crear mecanismos de integración que nos permitan poner en práctica un sistema de organización continental alternativo al capitalista. Respetuoso de la vida y la diversidad, solidario y comunitario, regido por la igualdad, la equidad, la justicia y la paz.
¿Fácil? no. Pero sí posible y, sobre todo, necesario. No solo para este lado del mundo sino para todas las naciones que mantienen relaciones inequitativas con un mismo centro, sea cual sea. Los capitanes de los bloques existentes y emergentes vienen reinventándose desde hace rato buscando la manera de mantener (Estados Unidos) y de modificar (los demás) la correlación de fuerzas dominante en el panorama geopolítico global.
¿Qué nos toca hacer a los venezolanos? Entender y aceptar que:
– nuestra dependencia, no es del petróleo como dicen algunos, sino del hegemón estadounidense y asociados.
– esa dependencia no es única sino compartida con los demás naciones del continente, incluida Canadá y excluida Cuba.
– nuestra ubicación estratégica, nuestra condición de país petrolero y el proyecto revolucionario bolivariano emprendido por Chávez convierten a Venezuela en objetivo prioritario de la más que agresiva política exterior de Estados Unidos. Recordemos Irak, Irán, Libia…
– al igual que nuestros hermanos continentales, para el hegemón norteño somos unos seres inferiores peligrosos ocupantes de su patio trasero, necesitados de tutela y control.
Desde esa mirada norteña y en un ambiente mundial plagado de injusticias, tensiones y confrontaciones armadas “portarse bien” no exime a nadie, menos a nuestra levantina Venezuela de ser una “presa” recuperable cuando el cazador lo considere necesario u oportuno.
No desbaratemos con los pies lo que veníamos trabajando con las manos.
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Mariadela Villanueva Socióloga
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