De la Uyustus a las criptomonedas: un paseo por el mercado dinerario mundial y los retos para las economías de los pueblos latinoamericanos

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Los precios de las computadoras en la Uyustus están por los cielos, y justo cuando muchísimas familias las requieren para poder sostener la educación virtual de sus hijas/os. El motivo de este encarecimiento está vinculado a las criptomonedas, cuyo mercado refleja la necesidad de una moneda que se adapte a las necesidades mercantiles actuales, presentando nuevos pero los mismos retos para las economías de los pueblos latinoamericanos.

En la Uyustus era bien barato

La Uyustus es como un gran Mall de las metrópolis, donde se encuentra de todo solamente que los puestos de venta están armados en las calles, casi junto a la venta de rica comida tradicional, de pescado, frutas o verduras; muy cerca de la ropa de moda y de los electrodomésticos, allá donde se venden también las computadoras en pequeñas tiendas.

La venta de computadoras ha tenido un crecimiento espectacular desde la pandemia porque las familias, pudiendo o no, tuvieron que comprar computadoras para cerrar la brecha digital y acceder al preciado bien para que sus hijas e hijos puedan tener algunas oportunidades económicas en sus vidas: la educación. Incluso, luego de comprar celulares y computadoras, madres, padres, abuelas, tuvieron que aprender a “manejar” estos aparatos para ayudar a sus hijas e hijos en las exigencias de la educación virtual.

Si antes, en la Uyustus donde todo es más barato, se podía comprar una computadora o “armar una chanchito” con 500, 700 y hasta mil dólares una gamer de las más poderosas, ahora, tranquilamente llegan hasta los tres mil 500 dólares. El incremento de la demanda generó un desplazamiento de los precios hacia arriba ya no con tendencia marcadamente ascendente, sino en forma de fuegos pirotécnicos porque prácticamente se dispararon. Pero no fue el aumento de la demanda lo que provocó el desborde de los precios sino lo que estaba sucediendo con la economía mundial.

Por otra parte, los comerciantes del lugar son grupos con poder económico, sin embargo, sería equívoco calificarlos como burguesía o burguesía chola, pues su cultura económica difiere absolutamente de las lógicas burguesas occidentales y el tipo de acumulación no tiende a la concentración de la riqueza individual, más bien, está subordinada a una especie de redistribución familiar-comunitaria del negocio y un control social-comunitario. Un enfoque ha denominado a estas élites como qamiris, resaltando estos aspectos culturales, pero soslayando los impactos del contenido mercantil de esta forma económica al interior de los mismos espacios comunitarios, generando y profundizando diferenciación social, un ejemplo de esto es que los espacios festivos como mecanismos de socialización de la riqueza, suelen convertirse en espacios de inversión monetaria para obtener ganancias.

Valor de uso del dinero y las criptomonedas

Al permanente despojo de la riqueza de los pueblos del mundo a través del consumo al que se ven obligados a pesar de que exceden por mucho sus ingresos, en esta ocasión se suma un mecanismo circunstancial de mercado mediante el aumento de los precios de una mercancía que se convirtió en un artículo indispensable o de primerísima necesidad, debido al acaparamiento que realizan ciertas corporaciones de algunos de sus componentes: las computadoras.

La minería de datos se utiliza también para producir criptomonedas, que no son más que espacios virtuales de la red que están complejamente codificados y que solamente sus poseedores tienen la llave para decodificarlos. Este tipo de dinero que parece absolutamente virtual, como lo señala Marx, además de ser social tiene un alto componente material en sus costos: el elevado consumo de energía eléctrica y el equipamiento electrónico que requiere para procesar inmensas cantidades de datos. Por otra parte, en un mundo virtualizado y frente a la crisis del dólar, este tipo de dinero se hace muy seductor para el comercio mundial y para el atesoramiento de valor.

El valor de uso del dinero, a diferencia de todo el resto de las mercancías, no es la corporeidad que porta su valor, es decir, no es el material dinerario que porta su valor de cambio, por ejemplo, el valor de la plata o el valor del oro o el papel, el valor de uso del dinero es ser el equivalente general para el resto de las mercancías, es decir, que todas las mercancías puedan reflejar su valor relativo en una sola mercancía. Los cambios en la productividad para la producción de ese material dinerario afectan la relación entre oferta y demanda en el corto plazo, provocando fluctuaciones de su precio, pero en el largo plazo el valor del dinero depende del movimiento general de las mercancías.

En la función del dólar como dinero mundial, nunca ha podido establecerse un simple signo del valor por lo que las naciones tienen como respaldo de su dinero reservas en otras monedas, como ser oro y monedas de otros países.

El desarrollo del comercio electrónico, la articulación de la economía global en tiempo real, la constitución del planeta como un gran autómata vertebrado mediante redes de fibra óptica, satélites, transporte multimodal, usado incluso para la producción industrial en espacios comunes que no pertenecen a ninguna nación para evitar impuestos, entre otros, todas estas actividades generan en la misma economía una forma dineraria con ciertas características que el dólar, el sistema financiero o el oro ya no pueden cubrir. De esa necesidad nacen las criptomonedas y de ahí mismo se proyectan sus posibilidades futuras. El dinero, incluso las criptomonedas, son un eslabón indispensable de la acumulación del capital.

Sin embargo, a pesar del modelo mundial de libre determinación del patrón mundial dinerario, los Estados necesitan tener control sobre sus propias monedas al interior de cada país, pero también en relación a la moneda mundial, equilibrando su producción, ingresos, exportaciones y gastos. Las criptomonedas no están reguladas, o tienen una débil regulación, por parte del sistema financiero o de las políticas monetarias nacionales. Por eso, todavía podemos asistir a una incorporación relativa de las criptomonedas en la economía.

La teoría monetaria marxista es tan profunda que, con la metodología desarrollada en El Capital, que existen posibilidades de sortear el fetichismo que envuelve al dinero y, en este caso, a las criptomonedas. La falta de incorporación de las criptomonedas al circuito dinerario mundial no depende de su valor de uso o respaldo, sino de su función de ser un signo del valor. Su valor de uso está determinado por condiciones materiales para su producción y su productividad afecta la oferta y demanda en el corto plazo; pero en el largo plazo depende de la situación de la economía mundial.

Minería de datos y criptomonedas

La producción de criptomonedas no la realizan unos pocos hackers en sus domicilios, como lo imaginábamos, este oficio ya se privatizó porque ahora la minería está a cargo de, principalmente, algunas corporaciones mediante la utilización de “granjas” de tarjetas de video, que son más eficaces para el procesamiento de los datos que antes se realizaba con CPUs convencionales. Esta tecnología, las GPUs, permite el encriptado y desencriptado de millones de datos shader de forma simultánea, paralela y colaborativa; este tipo de tarjetas sirven para la producción de distintos tipos de criptomonedas. Además, las compañías mineras requieren renovar permanente sus flotas de tarjetas gráficas por su desgaste.

La tarjeta gráfica RTX 3060 tenía un costo de 330 dólares del productor NVIDIA sobre el cual, las ensambladoras, le subieron hasta 499 dólares para su venta al público. Su lanzamiento estaba previsto para el 25 de febrero de 2021, pero ni bien llegó la fecha ya no había tarjetas disponibles para la compra en el mismo Estados Unidos. El stock que obtuvo Amazon y otras tiendas no duró cinco segundos. Inmediatamente los redistribuidores aumentaron su precio a 700, mil 200 y mil 500 dólares, posteriormente también la empresa productora subió sus precios a este nivel.

El Bitcoin en ascenso

El 7 de julio de 2019, el Bitcoin estaba en 13 mil 312 dólares y para el 11 de abril de 2021 alcanzó un máximo de 63 mil 987 dólares la unidad. Esta gran subida de su precio se debe fundamentalmente al debilitamiento del dólar, que tiene causas estructurales, al aumento del comercio mundial y a la búsqueda de alternativas monetarias que cumplan con todas las funciones del dinero: medida de los valores, medio de circulación, signo del valor, medio de atesoramiento, medio de pago, dinero mundial.

El anuncio del ejecutivo de Tesla Motors, dedicada a la producción automóviles eléctricos, de que no aceptaría Bitcoin por el impacto que causa su producción sobre el cambio climático, sumado al anuncio del aumento de la regulación de la criptomoneda en China, el Bitcoin descendió a 37 mil 848 dólares. Sin embargo, las estimaciones se inclinan por nuevas subidas de su precio.

En la Colonia, el Cerro Rico de Potosí produjo una gran cantidad de uno de los dos principales materiales dinerarios de la época: la plata. Esta producción, en el corto plazo, redujo el valor del dinero generando un proceso inflacionario; pero, en el largo plazo, fue capaz de construir el gran imperio capitalista occidental que duró hasta ahora, pero trajo consigo la mayor miseria, estancamiento y sometimiento para nuestros pueblos. La economía de nuestros pueblos quedó totalmente sometida a la economía capitalista mundial.

En la actualidad, la economía se está moviendo bajo la misma lógica capitalista, quizás las formas hayan cambiado pero la lógica continúa siendo la misma. La virtualidad social del valor que provocaba la trampa del fetichismo en la sociedad capitalista continúa ahora con la virtualidad tecnológica que sigue teniendo un cable a tierra que es su materialidad, pero, a pesar de eso, el valor sigue teniendo un componente social “fantasmagórico” de donde surge su engañoso enigma.

La economía de los pueblos latinoamericanos no es la economía capitalista, tiene un contenido diametralmente opuesto, además es mucho más amplia y profunda que esta. Sin embargo, la economía capitalista se instaura enajenando las fuerzas vivas que poseen los pueblos, su trabajo, sus recursos, su cultura. La enajenación consiste en su explotación a través de la conversión de su potencial de producción de riqueza para la vida se trastoque para producir riqueza para el capital, es decir, un excedente que se desangra hacia los centros de poder quedando despojada, debilitada, sin oportunidades para desarrollarse por sí misma. En la tecnología informática tenemos un ejemplo de esta explotación y despojo, tanto en la esfera de la circulación a través de la generación de nuevas necesidades de consumo, como en la esfera de la producción global del capital a través del incremento de los precios de esos productos y, finalmente, a través de los circuitos mundiales del dinero que va cobrando formas incomprensibles para el común de la gente, pero que se nutre de la crisis capitalista que la pagan los pueblos o que se tornan en presión imperialista sobre la vida política y la autonomía de nuestros pueblos.

Las estrategias económicas generadas desde los pueblos para enfrentar esta opresión en el ámbito ideológico, ha sido la formulación de teorías que surgen de la crítica de la economía política desde la realidad latinoamericana, hasta la descolonización de la economía con la recuperación del contenido histórico de las prácticas económicas heredadas por nuestros pueblos ancestrales, para la construcción de espacios soberanos que permitan desplegar una economía propia de los pueblos que nos permitan enfrentar el expansionismo capitalista y cuidar comunitariamente la vida.

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Gonzalo Gosalvez Sologuren Activista social y doctor en Ciencias y Economía por la Universidad Minera Siglo XX en Bolivia

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