Continúa la ola de protestas en Myanmar (Birmania) en contra del golpe de Estado acaecido el 1 de febrero de 2021. De acuerdo a informes de la oficina de los Derechos Humanos de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), el día de ayer, durante las manifestaciones, la Policía birmana disparó asesinando a 18 civiles e hiriendo a más 30 personas, reportándose decenas de detenidos que se encontraban protestando de manera pacífica.
En un comunicado de prensa la mentada oficina de la ONU expresó: “En varios lugares en todo el país, fuerzas policiales y militares se enfrentaron a manifestaciones pacíficas utilizando la fuerza letal”. La jornada de protestas que se suscitaron en las ciudades de Yangon Dawei y Mandalay ha sido catalogada hasta ahora como la más violenta a nivel de represión policial en tanto los agentes de seguridad no solo dispararon a quemarropa a los civiles desarmados, también se verificó el usó gas lacrimógeno, gas cegador y granadas aturdidoras.
El subdirector para Asia de la organización de Observadores de Derechos Humanos, Phil Robertson, señaló: “La clara escalada de las fuerzas de seguridad de Myanmar en el empleo de fuerza letal en varias ciudades y pueblos de todo el país en respuesta a manifestantes contrarios al golpe, en su mayoría pacíficos, es escandalosa e inaceptable y debe cesar de inmediato”. Asimismo, Aung San Suu Kyi, la líder de la Liga Nacional para la Democracia (NDL), partido que gobernaba Myanmar desde el año 2015 y que ganó las últimas elecciones generales de noviembre, aún se encuentra detenida y acusada de delitos como la importación de seis walkie talkies.
Desde el inicio del golpe de Estado han sido privadas de libertad de forma arbitraria e ilegal más de mil de personas, algunas de las cuales se encuentran en un estatus de “paradero desconocido”, lo cual es identificado a nivel legal como un crimen, es decir, una “desaparición forzada”. Entre los detenidos se encuentran varios responsables políticos, activistas, miembros de organizaciones de la sociedad civil, periodistas y profesionales médicos.
Represión a la prensa
La agencia de prensa The Associated Press denunció el día sábado 27 de febrero que dos de sus corresponsales, la fotoreportera Ye Min Khant y el periodista Thein Zaw, fueron detenidos arbitrariamente mientras realizaban su trabajo dándole cobertura a las protestas en Yangon. Se conoció que ambos continúan bajo custodia policial, pese a la solicitud de libertad plena solicitada por Associated Press. Esta agencia, al igual que el Club de Corresponsales Extranjeros de Myanmar y un sinnúmero de periódicos y agencias de noticias, condenaron un hecho que se muestra como una abierta violación de la libertad de prensa.
Golpe de Estado bajo protestas
Las manifestaciones en contra del golpe de Estado iniciaron en Myanmar el 6 de febrero, extendiéndose a todo el país, y han ido involucrando a diferentes los sectores de la población. Los militares conformaron una Junta de Gobierno que declaró estado de emergencia por un año, luego del cual aseguran se realizarán nuevamente elecciones. Para los golpistas, los comicios electorales de noviembre del año pasado estuvieron plagados de irregularidades, aunque la comisión electoral de Myanmar rechaza tajantemente las acusaciones de fraude. Los militares cesaron a los miembros de dicha comisión y nombraron una comisión electoral nueva, además, el viernes 26 de febrero anularon los resultados de los comicios celebrados en noviembre.
Los últimos acontecimientos en Myanmar han demostrado la intención de la Junta Militar en el poder de consolidar su dominio, a pesar de la oposición nacional e internacional.
Nobel de la Paz y expulsión de los rohingya
Myanmar es una antigua colonia británica que, tras obtener la independencia en 1948, estuvo dirigida por el Ejército desde 1962 hasta 2008, cuando se inició la transición a la democracia, que dio lugar a las primeras elecciones en 2011. Actualmente el Ejército sigue teniendo una cuarta parte de los escaños en ambas cámaras del Parlamento y en algunos ministerios. En este contexto, Aung San Suu Kyi es la única hija del héroe de la independencia nacional Aung San, que fue asesinado en 1947. La líder del NDL pasó 15 años de su vida bajo arresto domiciliario, durante el régimen militar, para luego ser elegida con una amplia mayoría para dirigir el NDL en 2015. Sin embargo, a pesar de ser muy apreciada por la población y de haber sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1991, su liderazgo ha sido criticado en relación con el tema de «los rohingya», una etnia de confesión musulmana que ha sufrido una campaña de violencia iniciada en 2017 y que los ha forzado a un éxodo masivo de cientos de miles de personas, lo que ha sido considerado como una tragedia a nivel migratorio. De acuerdo a un informe de las Naciones Unidas son una de las minorías étnicas más perseguidas en el mundo.
