Gana Trump… y habrá novedad en el frente

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Tal como lo señalamos hace ya un par de meses, Trump y sus imágenes de “América First” se impusieron sobre las de la élite demócrata.

Solo los que se dejan llevar por la ideología de mensajes abstractos, supuestamente liberales, podían creer que tras las ideas de un envejecido Biden y su Vice Kamala, se embarcaría el pueblo gringo. En estos casos de aparente empate, siempre tiende a triunfar la esperanza… de corregir algo.

Eso no era difícil de prever, aunque los Medios realizaran sus campañas de neblina. Lo cual será tema de posteriores análisis.

La confusión que se vive respecto a los conflictos de Ucrania y del Medio Oriente es evidente y todos esperan que el imperio mueva su ficha en el tablero y a continuación las élites de distintas áreas, reordenen posiciones.

Hemos hablado del uso de una “neblina de conceptos y argumentos” en los medios de comunicación ya que, para analizar, rechazar o justificar el comportamiento de las fuerzas en un caso, los argumentos son los contrarios a los que se usan en el otro y viceversa.

No se trata de equivocaciones o de mala fe, sino que ya no es manejable

Ello se debe a que muy pocos pensadores -y sus análisis- se ubican en una perspectiva histórica y en la relación que expresa la acción de esas fuerzas, como efecto y producto de una crisis global y de una historia.

Mucho sentimiento de base – muy respetable- y mucha manipulación de esos fundamentos, por los medios que organizan hoy la denominada “opinión”.

Poner las cosas en su contexto, es clave, para no ser manipulado y tener algún espacio para el pensamiento “crítico”. Sobre todo, en tiempos de Cambalache, cuando todo parece algo que no es y lo que es asume las formas ambiguas de lo posible, pero no asumible en la experiencia aislada, por el nivel actual de la descomposición sistémica y de la conciencia.

Como hemos dicho, esta crisis en desarrollo (que denominamos «crisis perfecta») es una crisis multinivel que, hasta ahora, sólo nos muestra los temblores iniciales de la síntesis social y de sus ilusiones de verdad. Ella no es capaz aún de mostrarnos sobre qué fundamentos se construirá lo que viene, y vuelca las visiones y conciencia de masas hacia el terreno de las viejas certezas y prejuicios.

Así, no es de extrañar el ascenso de religiones y fundamentalismos que ocultan su carácter intolerante, una irracionalidad acorde con la intensidad de sentimientos de exclusión o compasión, de pertenencia o chovinismo, que habían sido contrapuestos por la racionalidad anterior, hoy cuestionada.

A esa conciencia oscura, transicional, en que hoy nada es lo mismo y en que todo es igual, la denomino: Cambalache.

Pero, y esto es muy importante: no todo da lo mismo, como nos lo recuerda la historia, sus valores y tragedias, y mucho está por construirse.

¿A qué costo? Aún no lo sabemos, pues esa estimación está quebrada por el sentimiento.

A este período podrían haberlo denominado de diversas formas: fase del reiterado derrumbe financiero, o de la resurrección de las iglesias monoteístas, del fundamentalismo universal o de la insurrección del islamismo radical.

También pudiera utilizarse cualquier otro nombre que indicara cómo la ideología ha reemplazado el análisis crítico de contraposiciones y conflictos materiales, como lo particular ha suplantado a la dialéctica, y mostrar un árbol puede actualmente permitir esconder un bosque.

En la crisis hay -por ahora- y según la prensa, tres escenarios bélicos en desarrollo. Uno en Europa, otro en Medio Oriente y uno en Asia. Pocos los mencionan como partes integrantes de ajustes y posicionamientos mayores y generalizados.

Así la prensa describe las batallas en Ucrania como números y superficies conquistadas. A las del Medio Oriente como maldades sobre bebés, niños o ancianos, y las mutuas promesas de venganza. De Asia se plantea lo peor, pero no se lo gráfica, por ahora…

De África es mejor olvidarse, pues allí, tal como los muertos de Darfur, ellos no tienen cara, reclamos ni números.

Atrás se quedan los Yazidíes y Kurdos, los Rohinyas y Tamiles o las áreas fronterizas calientes de países aun con soberanía.

De la tercera área de tensiones, el Este y Sur de Asia, solo mencionan el paseo de un gran buque alemán, pero poco dicen del rearme atómico y militar japonés o las contradicciones de Filipinas, Indonesia o Paquistán e India, pues Kim Yong-Un ya les ocupa todo el espacio o tiempo cedido a los problemas donde hay gente que tiene “ojos rasgados”.

Ya se olvidaron las realidades de Afganistán o China, Indonesia o Tailandia, etc., etc.

Un mundo construido como puzzle, de segmentos iluminados por los prejuicios e intereses de quienes controlan los medios.

Al entrar de lleno en la Crisis Perfecta, la vieja izquierda, renguea tras las banderas del Islamismo radical, en tanto la vieja derecha trata de aparentar una cara liberal, sin comprender ni reconocer ambas que el escenario ha cambiado. Que hoy en la esfera política mundial los viejos y nuevos “liberales” de Occidente marchan contentos a la Tercera Guerra Mundial, en tanto quienes fueron la real izquierda social, se repliegan hacia la defensa de su nación, al modo en que lo hicieron en la Primera Guerra Mundial.

Los neofascistas resaltan sus vínculos con los mitos fundacionales y los que buscan racionalidad se repliegan a esperar mejores “condiciones objetivas”.

Ya en el siglo XX la vieja izquierda se había dirigido hacia un estructuralismo simplón y autoritario, prometiendo para más adelante mejorar la situación y democratizar. Entre el estalinismo y el reformismo social, el sistema aprovechó el derrumbe del Muro para introducir el modelo neoliberal con buenas y malas artimañas.

Así, llegamos al siglo XXI sin proyecto social excepto el del capitalismo de Estado.

No hay caos, sino decepción de quienes viven en el mundo de sus ideologías.

Por ahora, no hay nada nuevo. Con la elección de Trump siguen abiertos los procesos de descomposición y recomposición de fuerzas, tanto en Europa y Medio Oriente como en el resto del mundo.

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Rafael Kries Chileno, economista

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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