Mundo Che

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La literatura alrededor de Ernesto Che Guevara es profusa, al punto que quizás sea uno de los personajes más biografiados de nuestra América[i]. A los que se dedican año a año libros, ensayos, artículos y un largo etcétera. 

La propia obra guevariana, es decir, su documentación personal, que desde 2013 ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como parte de la “Memoria del Mundo”, nos sorprende cada año a través de las publicaciones que emprende el Centro de Estudios Che Guevara de La Habana. Por ejemplo, en 2019 sacaron a la luz Epistolario de un tiempo. Cartas 1947-1967, sorprendiéndonos de sobre manera con una hasta entonces inédita “otra carta de despedida a Fidel”, fechada en 26 de marzo de 1965, donde puntualiza antes de irse de Cuba su mirada acerca de: “1) Errores de la política económica; 2) El Sistema de Financiamiento Presupuestario; 3) La función del Partido; y 4) Recomendaciones generales”.

Paralelamente, no se queda atrás la investigación guevarista, centrada en el estudio del pensamiento –político, filosófico, económico, etcétera– o pasajes de vida del Che. Este título que tenemos en nuestras manos, Mundo Che, escrito por el periodista Darío Fuentes y publicado en la Argentina por Editorial Islandia en diciembre de 2023, se inscribe dentro de esta última categoría.

Pero, ¿qué es Mundo Che? ¿Qué novedades nos trae? En término estrictamente formales, Mundo Che nos ofrece 23 capítulos –reunidos en 148 páginas–, precedidos por un prólogo de Juan Martín Guevara, el hijo menor de la familia Guevara de la Serna –de la cual el Che era el primogénito–.

A la vez, esos capítulos están ordenados “cronológicamente”, es decir, se despliegan acorde con la historia de vida del biografiado: narran su paisaje familiar, actividades de infancia y adolescencia, intereses de juventud y estudios, amistades, los ya famosos y cinematografiados viajes de Guevara –en barco, en bicicleta motorizada, en motocicleta… por la costa Atlántica continental, por el norte argentino, por Sudamérica, por aquí por La Paz–, y junto con ello esa “metamorfosis” del Pelao, Fuser, Chancho –como lo apodan sus amigos–, quien al llegar a México –previo paso fugaz por la Bolivia revolucionaria (le tocó presenciar la promulgación de la Reforma Agraria en agosto de 1953) y más detenido por la Guatemala de Árbenz, en la cual vivió el alzamiento de Castillo Armas promovido por la CIA– pasaría a convertirse en el Che, futuro primer comandante del Ejército Rebelde nombrado por Fidel en la Sierra Maestra, también futuro alto dirigente de la Revolución cubana, Ministro de Industrias… internacionalista en el África y en Bolivia.

Ahora, insisto, ¿cuál es el aporte de Darío Fuentes con Mundo Che a la nutrida literatura guevarista?

Que todo lo relatado está debidamente acompañado de entrevistas a las amistades y colaboradores y colaboradoras más íntimos de Ernesto Che Guevara en su vida:

-Juan Martín Guevara, su hermano; Aleida March, su segunda esposa; Aleida Guevara March, su segunda hija;

-Alberto Granado y Calica Ferrer, sus amigos de infancia y juventud;

-Myrna Torres, amiga de ese tránsito de “Ernesto al Che” en Guatemala y México;

-Harry Villegas y Alberto Castellanos, combatientes cubanos de su columna, escoltas y miembros de su círculo más estrecho;

-Luis Monteagudo y Oscar Fernández Mel, igualmente combatientes en Cuba y en el África, sobre el todo el segundo, médico de profesión, muy cercano al Che;

-Enrique Oltuski y Orlando Borrego, sus colaboradores y amigos de mayor confianza y comunidad de ideas, ambos del Ministerio de Industrias, ambos confesores, ambos “compañeros” en el sentido más hondo de la palabra;

-Osvaldo Peredo; Antonio Peredo y Loyola Guzmán, protagonistas del capítulo boliviano del guevarismo;

-María del Carmen Ariet, directora académica del Centro de Estudios Che Guevara de La Habana, una de las investigadoras más prestigiosas del mundo en la materia.

Como señalé, estos testimonios pueden ser agrupados, grosso modo, por períodos de vida: infancia/adolescencia – juventud/viajes – Revolución cubana – internacionalismo en esas “otras tierras” que reclamaron esos “modestos esfuerzos” de que le comentó a Fidel en su carta de despedida de marzo de 1965.

Mundo Che además nos invita, literalmente, a sumergirnos, y valga la redundancia que lo digo intencionalmente, en el “mundo Che”. Esto es a recorrer imaginariamente lugares como la Casona de Portela –donde visitaba a su abuela Ana Lynch y a su adorada tía Beatriz– o el galpón donde con Alberto Granado pernoctó en San Martín de los Andes, donde desde junio de 2008 está el Museo La Pastera, del que nuestro escritor invitado es su director fundador.

Un “mundo Che” que se engrandece enormemente, reitero, con viajes, anécdotas, figuras revoltosas notabilísimas como Jorge Ricardo Massetti, y  un humor ácido, o como dicen los cubanos hasta hoy a la hora de recordar esta faceta del Che: “un humor argentino”.

Aquí me quiero detener en dos muestras de ese humor, tanto del Che como de uno de sus fieles acompañantes:

-Uno. Siendo ministro y en la práctica embajador de la Revolución cubana en el exterior, se acerca a su escolta para comentarles de una larga gira que lo llevaría por Europa del Este, África y Asia. A continuación narra Fuentes su diálogo con Alberto Castellanos: “Castellanos me contó otra anécdota que pinta de cuerpo entero al Che. ‘Una tarde llegó Guevara a su oficina de la Comandancia, y estábamos allí Harry Villegas, José Argudín y yo. El Comandante nos dijo que lo acompañemos a realizar una jornada de trabajo voluntario, cortando caña. Harry y yo enseguida encontramos una excusa para evitarlo. El único que respondió: ¡Sí, mi comandante!, fue Argudín. Entonces el Che le contestó, ante nuestras caras de sorpresa y bronca: Prepara la maleta, que en realidad nos vamos al primer viaje diplomático de Cuba’. Así fue como Argudín recorrió Europa, África y Asia como su escolta”.

-Dos. También del capítulo “El guajiro más leal” se desprende un humor fino. A la pregunta de su primer encuentro/impresión que le produjo a Castellanos ver al ya mítico comandante de la columna Ciro Redondo, confiesa que se dijo a sí mismo: “Si este es el famoso Che, ¡estamos jodidos!”. Un parte de detención de Guevara hecho por la policía mexicana, expuesto hoy en la sala museo del Conjunto Escultórico Memorial Comandante Ernesto Che Guevara en la ciudad de Santa Clara, en el centro de la isla de Cuba, señala (si mi memoria no me traiciona): Estatura: 1.72cm. ¿Será que de ahí viene esa sentencia de Castellanos? ¿Qué se angustió a ver un “héroe” a escala normal dispuesto a enfrentar, con apenas un par de decenas de patipelados, a un Ejército de decenas de miles de hombres fuertemente armados?

Mundo Che nos convida, a través de un pluma ágil y colorida, desbordante de vida, a reconocer y seguir indagando en la vida de este argentino-cubano universal. Desde sus lecturas preferidas, su debilidad por la poesía, su amor por los perros, su apego inquebrantable a sus amistades… (Y aquí solo menciono y agradezco al autor haber traído a colación esa hermosísima amistad con su amiga de la carrera de Medicina, Tita Infante, cuyos detalles pueden consultar en el libro Cálida presencia de los historiadores cubanos Froilán González y Adys Cupull.

Sin temor a exagerar y alejado de cualquier gesto de adulación, diría que Darío Fuentes con este novísimo trabajo nos pone en las manos un tronquito de una especie de árbol frondoso… cuyas ramas nos vemos tentados a seguir:

-Che familia: con Mi hijo el Che y Aquí va un soldado de América de don Ernesto Guevaya Lynch (libros y películas);  con Mi hermano el Che, de Juan Martín (un testimonio invaluable)…

-Che esposo: con Mi vida con el Che, de Hilda Gadea; Evocación, de Aleida March…

-Che amigo: con Guevareadas, de Carlos Figueroa; De Ernesto al Che, de Carlos Calica Ferrer; Con el Che por Sudamérica, de Alberto Granado; de Médico a combatiente, de Myrna Torres…

-Che revolucionario: Gente del Llano, de Enrique Oltuski; Memorias del fuego y Recuerdos en ráfaga, de Orlando Borrego; El Che ministro, de Tirso Sáenz (publicado en Bolivia por Editorial Inti de Cochabamba en 2022; De la sierra del Escambray al Congo, de Víctor Drake; Un hombre de la guerrilla del Che, de Harry Villegas Tamayo, Pombo

En fin… es muchísimo lo que se ha escrito y lo que igualmente se ha producido en audiovisual.

Lógicamente, los convido a que todo lo anterior lo lean en conjunto a la propia obra del Che: con su correspondencia, con sus diarios de viaje y de guerras, con sus artículos, entrevistas, discursos, poesías y cuentos… Y es que estamos ante el comunista más completo de nuestra América. Un escritor de primer orden y un pensador marxista de altísimo calibre, yo diría que sin par en estas latitudes.

La única advertencia que siento que debo hacer respecto al “mundo del Che” al cual Mundo Che nos abre las puertas de par en par, es que ese mundo es altamente adictivo y los llevará a la historia de este continente y la de Cuba, a querer saber más de Fidel y del socialismo, a pensar y repensar hasta el hartazgo en la situación actual de las condiciones de explotación a que estamos sujetos y sujetas y a cómo poder cambiarlas… a la pintura, a la danza, a las canciones, a la poesía, a la fotografía… A algo que nos urge más que nunca en la actualidad: el deber de ser mejores personas, con una disciplina y rigor por el estudio, de conducta ética meridiana, de pensamiento crítico infalible –pero ese de verdad, no el que a veces nos conviene y otras no tanto–… ¡Porque el ser comunistas nos tiene que costar; nos tenemos que sacrificar! ¿Si el Ernesto Che Guevara se sacrificó, qué impide que nosotros podamos de veritas sacrificarnos también?

Quisiera terminar con dos cosas, entre muchísimas otras que se me vinieron a la mente al leer Mundo Che:

Primero. Con motivo del 90 natalicio de Fidel, a mediados de 2016 pude hacer una larga entrevista al trovador cubano Silvio Rodríguez, publicada en la revista Correo del Alba, a quien no pude contenerme, en algún momento, de llevarlo al Che. Así que una de las preguntas sobre este punto que le lancé fue: “Desde sus comienzos como trovador el Che está presente en muchas de sus canciones, ¿por qué esa recurrencia? Y, en lo más íntimo, ¿qué le significa su figura?”. Y Silvio respondió: “No me motiva su figura, sino su carácter: el Che no solo era radical hacia afuera, también sabía ser muy franco hacia adentro. Es una virtud que siempre le admiré. Creo que el pueblo cubano lo amaba justamente por eso. Ya desde principios de la Revolución había una tendencia triunfalista en nuestra prensa. Pero el Che visitaba una fábrica y decía todo lo que encontraba mal. Tampoco ocultó sus reservas con los errores del socialismo. Siempre he identificado a los verdaderos revolucionarios con esas actitudes. Haydée Santamaría, en el sentido de la autocrítica, fue muy parecida al Che. Alfredo Guevara también. Raúl Roa traspasó generaciones con su iconoclasia revolucionaria. Son los ejemplos que me formaron, incluyendo a Fidel, que ha sido ejemplarmente autocrítico. Nuestro presidente Raúl también ha dicho cosas muy sinceras. Pero hay algunos que consideran que ventilar públicamente nuestros problemas es hacerle el juego al enemigo. Yo considero que el juego se lo hacemos si ocultamos los problemas”.

Segundo. Hace muchísimos años, un siglo y medio casi, juguetón como era Carlos Marx se sometió a un jueguito de pregunta y respuestas con sus hijas Jenny, Laura y Eleanor… habló de su comida y colores favoritos, de sus libros de cabeceras, de sus héroes y antihéroes… Y cuando le preguntaron por su proverbio preferido, respondió: “nada de lo humano me es ajeno”.

Pienso que al Che hay que verlo como un ser humano –y nunca Dios– al cual nada le fue ajeno, ni los amores, ni las amistades, ni el deporte, ni el estudio, ni los animales, ni la naturaleza, ni el coraje y el miedo, ni la amargura al conocer la noticia de la muerte de su madre estando en el Congo… nada… 

Por eso quisiera terminar con una poesía del joven Ernesto, cuando aún ni se imaginaba él mismo que sería el Comandante Che Guevara… –por cierto, la poesía como otra faceta imprescindible del “mundo Che”–.

La Vieja María

Vieja María, vas a morir,
quiero hablarte en serio:

Tu vida fue un rosario completo de agonías,
no hubo hombre amado, ni salud, ni dinero,
apenas el hambre para ser compartida;
quiero hablar de tu esperanza,
de las tres distintas esperanzas
que tu hija fabricó sin saber cómo.

Toma esta mano de hombre que parece de niño
en las tuyas pulidas por el jabón amarillo.
Restriega tus callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mis manos de médico.

Escucha, abuela proletaria:
cree en el hombre que llega,
cree en el futuro que nunca verás.

Ni reces al dios inclemente
que toda una vida mintió tu esperanza.
Ni pidas clemencia a la muerte
para ver crecer a tus caricias pardas;
los cielos son sordos y en ti manda el oscuro;
sobre todo tendrás una roja venganza,
lo juro por la exacta dimensión de mis ideales
tus nietos todos vivirán la aurora,
muere en paz, vieja luchadora.

Vas a morir vieja María;
treinta proyectos de mortaja
dirán adiós con la mirada,
el día de estos que te vayas.

Vas a morir vieja María,
quedarán mudas las paredes de la sala
cuando la muerte se conjugue con el asma
y copulen su amor en tu garganta.

Esas tres caricias construidas de bronce
(la única luz que alivia tu noche),
esos tres nietos vestidos de hambre,
añorarán los nudos de los dedos viejos
donde siempre encontraban alguna sonrisa.
Eso será todo, vieja María.

Tu vida fue un rosario de flacas agonías,
no hubo un hombre amado, salud, alegría,
apenas el hambre para ser compartida,
tu vida fue triste, vieja María.

Cuando el anuncio de descanso eterno
enturbia el dolor de tus pupilas,
cuando tus manos de perpetua fregona
absorban la última ingenua caricia,
piensas en ellos… y lloras,
pobre vieja María.

¡No, no lo hagas!
No ores al dios indolente
que toda una vida mintió tu esperanza
ni pidas clemencia a la muerte,
tu vida fue horriblemente vestida de hambre,
acaba vestida de asma.

Pero quiero anunciarte,
en voz baja y viril de las esperanzas,
la más roja y viril de las venganzas
quiero jurarlo por la exacta
dimensión de mis ideales.

Toma esta mano de hombre que parece de niño
entre las tuyas pulidas por el jabón amarillo,
restriega los callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mis manos de médico.

Descansa en paz, vieja María,
descansa en paz, vieja luchadora,
tus nietos todos vivirán la aurora,
LO JURO.

[1954-1956]

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Javier Larraín Jefe editorial


[i] Comentario pronunciado en la presentación del libro del periodista argentino Darío Fuentes Mundo Che, realizada en la Vicepresidencia, La Paz, Bolivia, jueves 3 de octubre de 2024.

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