Democracia u oclocracia: ¿Será realmente mala la desigualdad?

-

spot_img

En cualquier lugar y cualquiera cultura del mundo entero las palabras siguen siendo el cimiento absoluto de la comunicación humana. Desde el mero chismorreo de comadres, pasando por las promesas de los políticos y hasta las dramáticas precisiones de los hombres de ciencia, son las palabras las que logran transportar la carga misteriosa de los cerebros humanos.

Bien usadas y apegadas a la realidad, las palabras son capaces de engendrar tremendos acontecimientos espirituales, políticos o de exploración de la gran realidad.

Pero mal usadas, tendenciosas o falseadoras de la realidad, pueden tener efectos nefastos, incluyendo el de que la gente vaya creyendo cada vez menos en las palabras.

Y eso llega a resultar cómico a veces. Por ejemplo, ¿se ha fijado Ud. que en la mayoría de los medios de comunicación ya no se está hablando de “muertos”, sino de “fallecidos”? Es como si se creyera que las palabras “morir” y “estar muerto” fuesen, digamos, palabras groseras.

¿Sería grosero decir “estoy muerto de sueño”? ¿Sería lo correcto decir “fallecí de sueño”?  Y la palabra “desfallecer” ¿ya no significará desmayo, sino “des-morir”, o sea, “resucitar”?

En fin, recuerdo las clases de “redacción periodística” del profesor Abelardo Clariana, en la Universidad de Chile: ¡Cómo trataba de afinarnos el lenguaje para que fuese más certero!

Pero lo que es penosamente malo en el decir noticioso se vuelve peor y más peligroso en el decir de las ciencias. Por ejemplo, el lanzar como una supuesta “verdad científica” que las razas humanas no existen. Que son solo “prejuicios racistas”.

Se entiende la bronca contra la noción de “raza” después de la Segunda Guerra Mundial, que fue provocada en gran medida por los sueños nazis de una raza aria superior, rubiecita, inteligente, fortachona y la única verdaderamente humana, que debía gobernar al mundo entero sometiendo a las demás razas, que solo eran “subhumanas”.

Pero aquella burrada hitleriana no podía justificar la eliminación de los conceptos básicos de la antropología, que vinculan a la especie humana en una sola nomenclatura con todas las demás especies vivas que habitaron o siguen habitando en nuestro planeta.

Los conceptos de “raza” y “etnia” son completamente distintos. Etnia es una noción histórica y cultural. Raza es una noción biológica referida a miembros de una misma especie que, aunque desarrollen grandes diferencias de tamaño y forma, siguen siendo sexualmente compatibles entre sí.

Los más claros ejemplos los tenemos en los perros, especie canina en que razas tan diversas en sus características formales como un gran danés y un bulldog pueden aparearse y tener crías fértiles, tal como sería el caso de un apareamiento sexual de un pigmeo, negro y de 110cm de alto, con una giganta holandesa rubia y de casi dos metros de estatura.

Ello porque el pigmeo y la holandesa son de la misma especie humana y la diferencia es solo de raza humana.

En cambio, el apareamiento de seres de especie distinta, aunque sean parecidos, como la cruza de potros con burras, por ejemplo, siendo equinos, o de tigres con leonas, siendo felinos, si bien pueden engendrar crías, estas crías son mulas o “tigrones”, que invariablemente son estériles.

¿Es solo cultural e histórica la diferencia entre el pigmeo y la holandesa, o la diferencia entre la anciana con aspecto de chinita y el supremacista blanco que la mató a golpes en los Estados Unidos, en plena calle, solo por ser oriental?

Los avances de las investigaciones paleo-antropológicas muestran que los primeros humanoides hace un millón 500 mil años ya utilizaban utensilios de piedra eficaces aunque toscamente trabajados, y los escasos fósiles hallados sugieren que su estatura no sobrepasaba un metro 20cm.

Oiga, ¿no es maravilloso que los descendientes de aquellos pequeños simios mutantes, errabundos y curiosos hayan llegado hasta Indonesia y la China, sin dejar de evolucionar y sin perder ni un ápice de su curiosidad?

«Nuestros remotos antepasados sabían que es bueno eso de que no haya dos personas realmente iguales en el mundo… eso, siempre que cada uno pueda arreglárselas bien con su cuota de desigualdad»

Por cierto, la cultura, el desarrollo tecnológico y la historia son creaciones de grupos humanos que permanentemente emigraban en busca de seguridad o de abundancia alimenticia, para, finalmente, al cabo de muchos milenios, instalarse junto a un río grande y generoso, como el Nilo, el Indo, el Tigris y el Éufrates, el Ganges, el Mekong, el Gran Río Amarillo…

Y en esas migraciones sin duda el desarrollo cultural puede haber llevado también a un desarrollo corporal, a nociones de belleza y elegancia, y de lo que es bueno, lo justo y lo conveniente.

Pareciera que fueron las culturas las que en cierta medida generaron el surgimiento de las primeras nacionalidades, como prototipos de evolución étnica. Si no de “razas”, al menos de “naciones” que, por aludir a los nacidos, invoca el factor genético.

Y los miembros de una nación de algún modo se sienten hermanos y desarrollan una relación de confianza y solidaridad que sería imposible entre extranjeros.

Los miembros de una misma nación, en algún grado, se sabían iguales entre sí y distintos de los “extranjeros”.

¿Hasta qué punto las “razas” son solo variantes en la evolución de antepasados según optaron a diversas maneras de adaptarse y sobrevivir en distintos entornos ambientales y quizás con algunos raros contactos con otras “proto naciones” primitivas?

Como fuere, aquellas pequeñas proto-naciones sabían que siempre habían estado en peligro y seguirían estándolo. Y la única forma eficaz ante el peligro era la acción solidaria de todos: todos eran necesarios. Por lo tanto, todos eran iguales.

Pero dentro de esa igualdad esencial y muy amada, obviamente percibían que además de iguales eran también desiguales. Eso porque la evolución de sus cuerpos y sus maneras de vivir les mostraban la realidad despiadada de la individualidad humana, esta endiablada especie nuestra en la que no hay dos personas que sean exactamente iguales.

Y por lo mismo algunos son más afortunados que otros. Quizás más fuertes y valientes ante el peligro, quizás más ingeniosos para enfrentar la dificultad, o simplemente tienen más belleza o más capacidad de provocar entusiasmo.

Una desigualdad inocultable tanto en las mujeres como en los hombres. Una desigualdad que podía, a veces, resultar un poco dolorosa… pero ¿quién podría querer que la linda mujer se volviera fea, o que el valiente guerrero se pusiera cobarde para que todos fueran más iguales?

Al final pareciera que esas desigualdades fueron aceptadas incluso de buena gana. Y cada uno comenzó a buscar sus propias cualidades ventajosas. Una mujer puede ser lindísima de muchas maneras distintas. Y cada hombre puede encontrar qué es lo que él puede hacer mejor que todos los demás.

Así, siglo tras siglo, esos pequeños extravagantes fueron mejorando su relación con una naturaleza que solo pocas veces se les mostraba hostil y homicida. Se sabe que los encuentros entre grupos de esos proto humanos no eran enfrentamientos hostiles, sino de alegre curiosidad. De hecho, las investigaciones paleo-antropológicas revelan abundantes indicios de mixigenación, de mestizaje incluso entre grupos muy distintos entre sí.

Por ejemplo, hay indicios de que los ojos azules y grises pueden haber sido una herencia genética de los hombres de la raza Neandertha, que tuvieron estrecho contacto con otras líneas genéticas de proto humanos durante un período de más de 60 mil años, hasta la aparición del gran súper mestizaje que fue el llamado Homo Sapiens. ¡El Humano Moderno, cuyas mujeres descubrieron la agricultura y dispararon la civilización que hoy estamos a punto de hacer pedazos!

La civilización humana se basó en dos rasgos aparentemente incompatibles de nuestra especie: La igualdad y la desigualdad. Y la historia del Derecho y la Legalidad muestra que desde las primeras y más remotas leyes, las de los Códigos de Hammurabi, exhiben la preocupación de la gente apuntada a prevenir el abuso económico o de poder. Por ejemplo, las acciones abusivas de los prestamistas ricos contra los deudores insolventes.

«La Humanidad parece fascinada por la posibilidad de llegar a una igualdad generalizada a través de las redes sociales y la disponibilidad de dinero para mantenerse a la moda»

Y ya en esos textos de hace casi cuatro mil años se establecía una proporcionalidad entre el delito y el castigo legítimo, con implicaciones humanitaria y restándole valor al deseo de venganza.

Y, con ello, se establecía que la relación entre presunta víctima y presunto victimario pasaba a ser una relación no entre personas entre sí, sino entre las personas y las leyes.

Por supuesto, esa noción parece buena, o justa. Y con ella se llegó a la noción de “igualdad ante la ley”, que hasta nuestros días sigue entusiasmando a una multitud de ingenuos.

Sin embargo, ese genial escritor y pensador francés que fue Víctor Hugo, en plena restauración de la República en el siglo XIX comentó con muy amarga ironía: “Sí, la igualdad ante la ley es maravillosa. No importa si Ud. es millonario o mendigo, la ley les prohíbe por igual… andar pidiendo limosna por la calle”.

Y eso no es una exageración. ¿Sabía Ud. que hoy en los Estados Unidos es delito no tener un domicilio? En otras palabras, es delito ser tan pobre que no se pueda pagar un arriendo, y que incluso le pasan multas por el delito de ser pobre. ¿Y que esas multas si no se pagan quedan registradas como delitos agravados que los hacen ser rechazados en sus postulaciones a trabajos?

Se estima que en estos momentos en los Estados Unidos hay entre 750 mil y un millón de personas en situación de calle, viviendo en las veredas y procurando quién sabe cómo encontrar algunos servicios higiénicos. De esa multitud, más de 250 mil son niños.

Sin embargo, el gobierno de Joseph Biden anunció que se propone enviar 20 mil millones de dólares más en ayuda militar a Ucrania. ¿Qué tal? 20 mil millones de dólares alcanzarían para proporcionar más de dos mil dólares a cada uno de los que están cometiendo el delito de ser pobres.

El presidente Biden ha despachado ya cerca de 100 mil millones de dólares para apoyar al gobierno de Volodimir Zelenski en Ucrania. ¡100 mil millones de dólares que podrían haberse destinado a construir un millón de viviendas populares!

Se entiende que Biden y los demócratas van a ser derrotados en las elecciones presidenciales de próximo año. Pero, ¿a quién van a elegir en cambio?

No sabemos si la igualdad es mejor que la desigualdad… hasta quizás un poco de desigualdad haya sido el ingrediente secreto de un gobierno bueno, como el de Franklin Roosevelt con su Nuevo Contrato Social, el New Deal.

Nuestros remotos antepasados sabían que es bueno eso de que no haya dos personas realmente iguales en el mundo… eso, siempre que cada uno pueda arreglárselas bien con su cuota de desigualdad.

Pero ahora la Humanidad parece fascinada por la posibilidad de llegar a una igualdad generalizada a través de las redes sociales y la disponibilidad de dinero para mantenerse a la moda.

Es posible que, estando todos a la moda, se alcance un estado de unanimidad automática en que una mayoría absoluta vote “me gusta” y se asegure un gobierno de abrumadora mayoría.

Pero eso no sería democracia. Eso sería “oclocracia”, o sea, el gobierno de la multitud por sus antojos, sin conexión con la realidad de un mundo que no entiende y que está cayéndose a pedazos.

¿Seremos capaces de mirar hacia nuestros propios orígenes, hacia la luz de esos remotísimos abuelos vagabundos que nos hicieron dueños de este magnífico planeta?

Hasta la próxima, gente amiga. Esta vez les he ofrecido noticias magníficamente viejas pero todavía útiles.

Y válidas en estos tiempos de extremo peligro.

Hay que cuidarse… todavía se podría hacer algo.

__________________________________________________

Ruperto Concha Chileno, analista internacional

spot_img

Voces en Lucha

spot_img

Últimas noticias

DESCARGAR | Retrato de Miguel Enríquez

Título: Retrato de Miguel EnríquezAutora: Cris GonzálezCaracterísticas: 70x50cm técnica mixta sobre lienzoFecha: 1 al 4 de octubre de 2024*Nos...

EXCLUSIVO | Marco Antonio, hijo de Miguel Enríquez: “desde joven mi padre ha sido una ausencia muy presente”

Miguel Enríquez Espinosa, médico de profesión, fue uno de los fundadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile,...

Silvio Rodríguez, Ángel Parra, Patricio Manns y Marcelo Puente cantan a Miguel Enríquez

1. "Canción contra la indecisión", por Silvio Rodríguezhttps://www.youtube.com/watch?v=ggIAKA0itXk2. "Miguel Enríquez", por Ángel Parrahttps://www.youtube.com/watch?v=rp-07XWslPM3. "Carta abierta al interior de Chile",...

El MIR chileno: balance esencial

Aunque no milité en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile (MIR), siempre tuve un gran respeto y no...
- Publicidad -spot_imgspot_img

Miguel Enríquez: la construcción del poder popular y los pobres del campo y la ciudad

Quizás a 50 años de su partida recordamos a Miguel con mayor nostalgia que en otros momentos de la...

La España de reyes y cortesanos

El tatarabuelo de Felipe VI, Alfonso XIII, poco antes del advenimiento de la Segunda República, (1931) decidió ampliar su...

Recomendados

México estrena un nuevo liderazgo

La Cuarta Transformación ha cumplido sus primeros seis años....

Claudia Sheinbaum será la primera mujer en asumir la presidencia de Mexico

A partir del 1 de octubre cuando, Claudia Sheinbaum,...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí