Petro “Estamos ante un peligro”

-

spot_img

A ratos, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, interrumpió su discurso que dio en Chile, en el Palacio de La Moneda, por la emoción que lo embargaba al hacer alusión a los hechos ocurridos en ese lugar en 1973 y  en la región, así como los sucesos recientes  en  Brasil el domingo pasado, en Perú, y ahora se suma el atentado denunciado por su vicepresidenta Francia Márquez, sin aun haberse producido este último incidente el Presidente colombiano, declaraba en Santiago, el 9 de enero que “Estamos ante un peligro”.

Aquí, dejamos parte íntegra de las palabras del mandatario, Gustavo Petro, durante su visita a Chile que han despertado la ira de la derecha, porque es de una coherencia y reflexión clara, tan necesarias en esta terrible contingencia que atravesamos en nuestramerica:

“Es un golpe de extremas derechas para, o contra algo que no quieren: la democracia. Y no quieren la democracia porque la democracia permite que la diversidad de nuestras poblaciones; que el negro y la negra, y que el indígena y la comunidad; el campesino y el pobre, y la señora de los tintos, puedan ser dueños de sus propios países. La democracia.

Estamos ante un peligro. En estos recintos –no sé si este mismo– se olía en aquel 1973 indudablemente el miedo. Aquí mismo, el miedo.

Hoy también. Hoy también.

Hoy también quisieran algunos que aquí cayeran las bombas, y allá y acullá.

Nosotros en Colombia estamos un poco acostumbrados, lamentablemente, a que los ríos de sangre sean, en vez de la democracia y la justicia.

Nosotros –en el caso mío, Gabriel, [Boric] porque usted es más joven que yo–, nosotros, asumimos el reto de cambiar el mundo con las armas.

Cuando aquí entraron disparando y acabaron con el primer presidente de izquierdas elegido popularmente en América del Sur en su historia, yo decidí la toma de las armas.

No había más. No respetaban el voto popular. No conocía esto.

Es más, no quise venir a Chile, ni a saber de la Casa Negra, ni de los lugares del mar del que tanto hablaba el poeta.

Y ahí se fue una adolescencia y una juventud. No la mía; la de millones de latinoamericanos. Mi generación joven.

Colombia quedó devorada por la violencia. Nos equivocamos o no. Pero creímos, esos jóvenes, que si ese era el camino lo tomábamos.

Treinta años después, después de dictaduras, desaparecidos, de torturas, de millones en el exilio, de nuestra propia lucha en nuestro país, Colombia –y quizás, de manera precursora en Colombia un 1989–, decidimos que ese no era el camino.

No nos obligaron, no llegó ningún norteamericano a asustarnos; nos convencimos nosotros mismos que no era el camino.

Unilateralmente le dijimos a toda la generación de combatientes jóvenes y soñadores, hombres y mujeres, de toda la América Latina, que el camino de una revolución armada no era necesario.

Y repetimos las palabras de (Salvador) Allende. 

Ingenuos, nos dijeron, románticos. Va a pasarles lo mismo que a Allende.

Y terminamos ganando las elecciones de 1991 y haciendo la Asamblea Nacional Constituyente de Colombia. Como fuerza mayoritaria hicimos la Constitución. 

Y después llegaron sobre nosotros más muertos, más violencia, más torrentes de sangre. 200 mil muertos en la violencia paramilitar de la década de los 90.

La Constitución se volvió letra muerta, no se aplicó. La democracia para nosotros no era.

Pero América Latina oyó. Y apareció una primavera. Y de pronto los progresismos dejaron de vestirse de verde oliva y de andar las montañas y de cargar mochilas.

Y no hubo más fusiles. Se derritieron y se volvieron monumentos y arte.

Y uno tras otro los países fueron triunfando, en aventuras políticas diferentes, en búsquedas. Que la búsqueda es el sinónimo de la Libertad.

Se ganó, se perdió, se hizo bien, se hizo mal; se empezó a escribir la historia. 30 años de dictaduras y guerras, de armas en manos de la izquierda y uniformes en manos de la derecha se acabaron.

Y dejamos que la gente decidiera. Que votaran como quisieran. Y eligieron allá izquierdas y por allá derechas y por allá indígenas y por acá campesinos y maestros de escuela.

Y a veces no les gustaba porque no hablaban bien el español, o porque se ponían sombreros raros, o porque las parlamentarias iban con atuendos que las señoras de la sociedad nunca habían visto.

Pero fue la democracia latinoamericana la que se creó y se empezó a construir, y va en su camino.

Hoy quisieran volvernos a los tiempos de Allende.  Hoy quisieran, otra vez, bombardear esas ilusiones.  Hoy quisieran, porque no aguantan la democracia, la pérdida de privilegios, que como dice la canción de antaño: “el niño vaya sano a la escuela”.

Que no les gusta, que no les gusta que se pueda afrontar las nuevas realidades y problemas del mundo.  Que no les gusta que la gente débil pueda decidir, que la mujer pueda decidir, que la diversidad pueda ser.

Entonces quieren usar la violencia.

Lo acabamos de ver en Brasil, pero no solamente en Brasil.

Pues es hora de decir que eso que pasó hace 50 años en este mismo lugar no va a volver a pasar. Que el camino de América Latina es irreversiblemente democrático. Que los jóvenes de esta generación no se van a dejar quitar en su existencia la paz. Que son momentos de amores, de búsquedas, de poetas, de literatos, que quizás asuman estas curules y hablen por nosotros. Mujeres, ojalá.

Por eso hay que detener lo que sucedió en Brasil. Por eso hay que anunciar y gritar que no es posible repetir la historia, porque se pierde América latina definitivamente dentro de la humanidad.

Que es un momento latinoamericano. Que somos un faro que hoy alumbra. Que nosotros ya no estamos buscando qué dice Francia, que dicen sus libros y sus filósofos, traduciéndolos con un diccionario, como hacían los jóvenes republicanos de 21 años hace 200 años.

Que nosotros somos hoy a los que nos miran como pueblos, como experiencia. Que somos faro del progresismo y posiblemente del futuro. Y que por eso no podemos dejar perder la oportunidad democrática y pacífica de América Latina.

El pacto democrático tiene que restablecerse en este territorio.

Derechas o izquierdas tienen que saber que, gane quien gane, por decisión de sus pueblos, no habrá exilio, ni persecución, ni cárceles por sus ideas. Que nadie debe morir por lo que piensa. Que se puede ser en América Latina.

Y ese pacto democrático que está hoy en simientes, balbuciente, en el Sistema Interamericano de Derechos humanos, en la tal convención de derechos liberales, que debe ampliarse a los derechos de la mujer, del medioambiente, de los derechos colectivos de la cuarta generación, como dicen los juristas; ese pacto debería ser ampliado, repotenciado, acatado por todas las formaciones del enorme espectro multicolor de la política, de las ideas, en este recinto, cuando se cumplan 50 años de lo que nunca debió ser, de cuando decidieron cegar la palabra paz, democracia e ilusión.

Así que, Presidente Gabriel, me disculpa que me haya alargado. Tiene cierta fuerza energética el lugar –y por eso quería hablar de eso– que dentro de 50 años no vuelva aquí sino una generación de artistas, de mujeres poetas y literatos como Gabriel García Márquez, o mejores, y científicos, e ingenieros.

Y que, para ello, este mes de septiembre aquí podamos invitar a los juristas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de la Comisión, a quienes aún vivan de ese episodio, a los sobrevivientes de la lucha por la democracia, de todos los colores de todos los países, para que hagamos un nuevo juramento, como Bolívar.

El juramento de un gran pacto democrático para toda América Latina: que se perpetúen las generaciones de Cien años de soledad.

Gracias».

_________________________

Correo del Alba

spot_img

Voces en Lucha

spot_img

Últimas noticias

Luis Gilberto Murillo, el Urrutia colombiano

Mientras el canciller de Colombia Luis Gilberto Murillo Urrutia, ¡qué casualidad el segundo apellido!  reitera que el gobierno de...

Gana Trump… y habrá novedad en el frente

Tal como lo señalamos hace ya un par de meses, Trump y sus imágenes de “América First” se impusieron...

Violencia de género: la berrea de los machos

Dos casos de violencia machista sacuden a la izquierda. Uno en España, otro en Chile. El portavoz en el...

El bloqueo levantamuertos

No es precisamente alusión a Halloween, mucho menos al día de los santos difuntos que celebramos en gran parte...
- Publicidad -spot_imgspot_img

El que se mete con Venezuela se seca

El axioma que sostiene que "el que se mete con Venezuela se seca" ha resonado en el ámbito político...

El pensamiento de Antonio Gramsci y los retrasos de la izquierda

Desde hace unos días estoy asistiendo en forma remota al Curso de formación internacionalista “La pertinencia actual de la...

Recomendados

Luis Gilberto Murillo, el Urrutia colombiano

Mientras el canciller de Colombia Luis Gilberto Murillo Urrutia,...

Gana Trump… y habrá novedad en el frente

Tal como lo señalamos hace ya un par de...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí