Entrevista Luis Alberto Lamata

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En este próximo mes de julio, cumple 40 años dedicado a la pasión de contar historias con las cámaras. Egresado como Licenciado en Historia por la Universidad Central de Venezuela, desde muy joven se sumergió en la escritura para la televisión y el cine. Formó parte de algunas telenovelas venezolanas de gran éxito internacional entre ellas: TopacioCristalSeñoraLa traidora y Las dos Dianas. Filmó varios largometrajes dramáticos en video. En 1984 estrena su primer cortometraje para cine.

Jericó, su primer largometraje (1990), es considerada una de sus grandes obras, que además figura entre las mejores del cine venezolano de su época. Con Jericó,obtiene el premio Ópera Prima en Biarritz, el Gran Premio Coral en La Habana y el Premio Especial del Jurado en Cartagena.

Algunas de sus películas: Jericó (1990), Desnudo con naranjas (1995), La Primera vez 1996, Miranda Regresa 2007, El enemigo 2008, Azú 2013, Bolívar, el hombre de las dificultades 2013, Parque Central 2018, este año dirigió la serie Carabobo, sueños de libertad.

Desde Caracas, su tierra natal, conversamos con Luis Alberto Lamata, hombre de letras, cámara y acción.

¿De dónde viene que le haya gustado y se dedicará a la televisión y al arte cinematográfico?

Mi padre fue director de televisión, era español, había vivido su adolescencia en Argentina donde trabajó en cine como microfonista, se vino a Venezuela porque existía la posibilidad de hacer unas películas en los años 50. Lo cierto es que, no se dio aquel arranque serio del cine venezolano. Pero se quedó y entonces fue uno de los pioneros de la televisión comercial. Yo lo vi trabajar desde niño y de alguna manera tengo la noción de qué ocurre en un set de grabación, siempre me fascinó. Además de eso, su hermana, la actriz María Luisa Lamata, fue una actriz muy reconocida, tanto en aquellos tiempos como en su vejez. Mi abuela María Luisa, había sido costurera de teatro, es decir, hay como una especie de tradición que tiene que ver con esto que me acercaba. De hecho, mi papá que sabía que me gustaba mucho el cine, en algún momento me propuso que, si quería estudiar cine en París, tendría yo como unos 16 o 17 años, pero no, yo preferí entrar a la Universidad Central a estudiar historia, pero a la larga ganó el cine, en eso tenía razón mi viejo.

Con frecuencia los directores de cine han tenido experiencias en múltiples labores, muchas veces no relacionadas con el arte ¿Llegaste al cine de forma directa?

Antes del cine hice teatro en el liceo y en la universidad. El teatro siempre me gustó mucho y siempre me fascinó el trabajo con los actores, creo que es lo más difícil de esta profesión, siempre me pareció lo más interesante, no tanto yo como actor, que nunca lo consideré como posibilidad, pero sí el trabajar con ellos. En la universidad, lo que más tiempo me ocupó, más que estudiar mi carrera y el mismo teatro, fue la política. Desde muy jovencito estuve involucrado con alguna militancia política y eso digamos que llenó mucho de mi tiempo al final del bachillerato y prácticamente toda la carrera universitaria. Esas tres pasiones dominaron gran parte de mi vida: la historia, el teatro y la actividad política.

¿Cuáles o cuál es su película favorita y cuántas veces la ha visto?

¿Película favorita? muchísimas, podría decir que la lista cambia todos los días, según como me levante. Desde el neorrealismo italiano, El ladrón de bicicletas, sigue siendo una película extraordinaria, Ciudadano Kane, es una película que cada vez que la pasan la veo, lo mismo que Casa Blanca; me refiero a esas porque en estos días las han estado pasando en algunos canales olvidados por ahí y me enganchan igual. Todas las de Kurosawa. Kubrick, me gustan muchísimo, la obra de Scorsese me interesa. Del cine histórico me gusta mucho David Lynch, El puente sobre el río Kwai. Me encantan las películas de vaqueros, soy admirador, aunque lo pueda cuestionar desde el punto de vista hasta ético, sobre todo, su relación con los pueblos indígenas, pero me gusta el cine de John Ford. Una película que he visto “mil” veces y siempre me gusta: El tercer hombre de Orson Welles, es una gran película. Las de Hitchcock, sobre todo, La ventana indiscreta» y Vértigo. De los venezolanos, hay muchas que aprecio, especialmente, siempre pongo de primera: Araya, porque creo que es un documental verdaderamente extraordinario de Margot Benacerraf. La obra completa de Román Chalbaud, también te diría que Carlos Anzola es un cineasta que respeto muchísimo, lo mismo que César Bolívar, Macu, es una gran película. Disfruto tanto el cine que podría seguirte hablando de películas y directores hasta el infinito.

En esas producciones donde le ha tocado dirigir películas o series financiadas por instituciones del Estado venezolano. ¿Qué piensa de la intervención del Estado en el cine?

La intervención del Estado es fundamental, no solo para el cine venezolano, se puede ver en Europa, el cine europeo existe gracias a los aportes públicos. Un país como Francia, por ejemplo, el año pasado invirtió cerca de 600 millones de euros para el cine nacional de ese país; lo mismo Italia y Alemania invierten en el cine público porque entienden que es una pieza fundamental para tener una identidad cinematográfica propia y cuando hablo de cinematografía, me refiero también a la televisión, miniseries, etc. Eso es tener una imagen de ti mismo como país; eso es parte de la identidad y Europa lo entiende bien.

El cine es una de las artes más vistas y solicitadas en el mundo. ¿Es el cine una herramienta política?

Sin duda, el cine es una herramienta política y es muy difícil ser un creador aislado de lo que es tu realidad, no solo política sino también moral, social, etc. El cine puede ser esa herramienta. En mi caso, lo que sí me desagrada es cuando la política en sí misma toma el mando de la creación porque termina haciendo propaganda y yo creo que el cine se debe, sobre todo, a la verdad. Sobre todo, cuando se hace cine histórico, que lo relacionan con un pasado que tiene una impronta política. Yo sí creo que mi cine es muy político, de hecho trata de personajes, situaciones y circunstancias que tienen que ver con el mundo político y no me refiero solo a Boves, Bolívar o Miranda, sino también películas con personajes de ficción como, Desnudo con naranjas, siento que esta película retrata la realidad de una Venezuela en un momento específico,  que por cierto se parece mucho al de ahora, un país dividido, un país fracturado y «Capitán», el personaje principal de la obra, tiene una impronta política importante. La misma (película) Jericó que tiene que ver con algo que aparentemente puede ser tan lejano como la conquista, sin embargo, es también una película muy política. Entonces, sí siento que es una herramienta política, pero que uno no puede permitir que tome el mando de la creación, porque te alejas de la verdad.

«El cine es una herramienta política y es muy difícil ser un creador aislado de lo que es tu realidad»

En su trayectoria ha logrado ver y vivir las diferentes etapas del cine en su país. ¿La creación de la Villa del Cine, por el comandante Chávez, produjo alguna diferencia? 

Yo creo que “La Villa del Cine” ha sido muy importante, si uno va a los hechos te das cuenta de la cantidad enorme de películas, no solo que La Villa ha podido hacer, sobre todo la enorme cantidad de películas que ha ayudado, de películas que se financiaron, porque al final consiguieron una parte de su proceso en La Villa del Cine, así fuera con utilería, con vestuario, ayudas más grandes o pequeñas. Por lo tanto, creo que La Villa ha sido fundamental en estos últimos años. Yo creo que es muy sano que exista una productora del gobierno. ¿Cuál es el esquema ideal? Lo tuvimos por algún tiempo, por un lado, estaba el CNAC que apoyaba el cine de autor, presentabas un proyecto propio y pasabas el filtro de una comisión, lo que a veces tiene, créanlo o no, una parte de azar, una parte de circunstancias ajenas al cine, pero que mal que bien ayudaban al cine de autor. Esos hay que recuperarlo, es fundamental. Pero sé que el CNAC, además de tener la posibilidad de producción independiente, realmente independiente pues, sin ningún tipo de apoyo del Estado, yo creo que eso es sano también, que es como hicimos; El enemigo. Pero, me parece importante que exista una productora del Estado, que pueda acometer proyectos que considere que son importantes por razones de identidad nacional, de divulgación de lo que ha sido nuestro pasado y nuestro presente.

Muchos cineastas de fama mundial, como nacionales, no han pasado por las aulas de universidades para prepararse como cineastas en cualquiera de las especialidades que abarca el cine. ¿Qué importancia tiene la formación académica para ser cineasta?

Yo creo que no está demás, yo creo que es bueno, pero claro, como en la actividad de creación el hecho que estudies Bellas Artes en la universidad, no te va a hacer mejor pintor, así como tener un título de director de cine, no te va a hacer mejor director. Hay algunos que tienen esa experiencia académica. Los grandes directores de cine, algunos son graduados otros no. Steven Spielberg estudió, pero se salió antes de terminar. Hay de todo tipo de experiencias. Yo siento que no hay nada que te certifique como creador sino la práctica. Pero dedicarle tiempo al estudio y tener una carrera académica no sobra, más si de repente no tienes manera de ejercer el oficio directamente, es una forma de relacionarte con el cine que siempre es interesante.

El cine histórico, para cualquier director significa un reto. La construcción del guion debe estar donde se cuente la historia, creando tramas y subtramas que entretengan a la par de contar los acontecimientos. ¿Se cumplió el objetivo planteado en la serie Carabobo desde el punto de vista artístico e histórico?

Hay una delgada línea que, más que una línea, yo diría que es una zona borrosa donde la historia tiene que ver con el entretenimiento en el caso del cine. Y sí, efectivamente, uno trata de hacer películas que, en primer lugar, deben tocar la fibra emocional suficiente como para que el espectador se interese en ellas, pero tienen el deber, y a mí no me molesta esa palabra, de contar las cosas con alguna corrección histórica. Por ejemplo, si voy a ver una película sobre Gandhi, quiero salir del cine sabiendo más de él y sentir que no me mintieron, que me contaron la verdad, que se tomaron su licencia pues. Toda película histórica debe tener licencia para poder tener un orden narrativo que trata de retratar una realidad que siempre es más compleja. Pero, a mí me gusta que quien vaya a ver: Bolívar el hombre de las dificultades, Taita Boves, Carabobo, caminos de libertad, sepa que está viendo algo que trata de ser respetuoso con lo que sabemos sobre esos hechos históricos o lo que se ha “concluido”, porque la visión de la historia constantemente se renueva, constantemente aparecen nuevos datos, constantemente hay nuevas interpretaciones desde diferentes puntos de vista: políticos, ideológicos, éticos, morales.

¿Entonces, es normal ficcionar cuando se cuentan hechos históricos?

La historia cambia, la historia es un discurso y se va transformando con el tiempo, pero sí quiero acercarme, lo más posible, a lo que es la esencia de esos hechos históricos; ya sean personajes que existieron o sean personajes de ficción, como es el caso de Capitán de Desnudo con naranjas, Santiago en Jericó o Azú.  Carabobo, caminos de libertad, sobre todo, siendo una miniserie tiene que estar pensada para que el espectador la vea, tratar de tener historias que de alguna manera generen esa expectativa de entretenimiento que debe tener cualquier cosa que se ponga hoy día en televisión o en streaming. Sobre todo, en el caso de una miniserie a la que aspiras a que se genere cierta lealtad y que la gente -que te ve un día- regrese a verte unos días después. Pero, también Carabobo quiere contar, con mucho respeto, los hechos históricos. En definitiva, te comento algo que para mí es como un credo; y es que el entretenimiento está en la verdad, está en la historia. Por lo general, lo que ocurrió es tan interesante en sí mismo, que yo creo que no necesitas novelarlo ni poetizarlo excesivamente porque es interesante.

Tratamos en Carabobo de contar la batalla con la mayor precisión posible y contar la historia de muchos de los que iban camino a Carabobo. Es decir, cómo fue que llegó Negro Primero, cómo fue que llegó Bolívar, cómo fue que llegaron los hermanos De Valle. Hay varios personajes y varias subtramas que tienen que ver con esa realidad y que son plausibles, aquellas que son de ficción, han podido ocurrir.  El cabo Capote, por ejemplo, la chica que está vestida de hombre, eso ha podido ocurrir, es ficción, pero entre aquellas mujeres que aparecieron al final de la batalla uniformadas de hombre, debe haber una historia muy cercana a la del cabo Capote.

En cada rodaje es fácil encontrar a jóvenes con ganas de aprender el oficio y el arte cinematográfico en sus diferentes áreas ¿dedicas algún tiempo a la docencia?

En cuanto a mi tiempo de docencia, te digo que me encanta dar clases de cine, aunque nunca he tenido la oportunidad de dar clases constantes, pero sí he dado muchísimos talleres a lo largo de todo el país, desde hace unos 30 años. Cada tanto estoy haciendo talleres. Con cierta regularidad dicté clases en la Escuela Nacional de Cine, en el diplomado de Dirección y lo disfruté muchísimo, sobre todo hasta que fueron presenciales. Con la pandemia me invitaron a dar un par de días de forma virtual en un taller de producción, debía dar la materia de producción y no me hallo con eso del Zoom. No me gusta dar clases vía Zoom. Siento que, tratar de compartir alguna experiencia que tengo en dirección, implica estar allí con las personas, mover a los actores, repasar una puesta en escena o un punto de cámara. Entonces ya no me divierte tanto y, como mi actividad fundamental es siempre escribir, producir, dirigir y no la docencia, pues lo tengo como “aguantao”. Espero que se retomen los talleres presenciales porque, como te digo, disfruto mucho haciéndolos.

¿Cuáles son sus proyectos para este año?

En cuanto a mis proyectos, te cuento que no me gusta hablar de ellos porque están en camino y uno no sabe qué va a ocurrir con ellos, pero así por encimita te puedo contar que hay varios, unos tienen que ver con la historia -como es lógico- porque es lo que me apasiona. Estamos trabajando en una tercera temporada de Caminos de libertad que creo va a ser muy interesante. Tengo otros proyectos, algunos tienen que ver con La Villa del Cine como, por ejemplo: Guaicaipuro, ese es un proyecto que espero hacer algún día, el cual ya está escrito una parte. Por el lado independiente, he estado trabajando junto con una escritora para hacer, Teresa Carreño, ese me parece un personaje fundamental para entender cómo fue y cómo es Venezuela. Me parece un personaje apasionante, ya tenemos escrito algunos capítulos.

También tengo películas más personales, en este momento además de estar escribiendo esta tercera temporada de Carabobo, estoy tratando de rematar un guion que escribí hace algunos años y que por razones muy particulares no pude realizar. Ese proyecto se llama: Celeste carne. Quiero hacerla, probablemente, de manera independiente, si puedo. Tengo también un guion escrito junto a Héctor Torres, que es el autor del libro original, un guion sobre; Caracas muerde. Son crónicas de la Caracas contemporánea que tienen que ver con la violencia urbana, porque, hay que decirlo, me gusta mucho la historia, me apasiona, pero no es lo único que me gusta hacer ni es lo único que me gusta ver. Como espectador me gusta todo pues.

Hay también en el tintero una comedia, porque me gusta mucho la comedia, ya he incursionado en ella. Parque Central tiene algo de eso. Pero sí, quisiera hacer una comedia relativamente pronto. Vamos a ver.

Un mensaje para las y los aspirantes jóvenes que quieran dirigir películas y series

Siempre doy el mismo mensaje, cualquiera que quiera hacer cine tiene hoy la opción digital. Hoy en día puedes contar una historia con un teléfono, cuenta, filma, cuenta, filma, filma. . . es la mejor manera de aprender. Reúnete con tus amigos y cuenta una historia en 5, 10, 15 o 20 minutos o lo que tú quieras. No te preocupes ahorita por si tienes acceso a la distribución o no, por lo menos cuenta la historia y muéstrasela a la mayor cantidad de gente posible. Muéstrala, ese es el otro consejo que yo doy. Cuando uno está empezando, tiene proyectos que en la cabeza son maravillosos, pero cuando los filmas dices: ¡cónchale, pero no es lo que yo me había imaginado!, entonces la gente termina escondiendo sus películas, eso es lo peor que puedes hacer. Muéstralo, aunque tenga fallas, muéstralo, aunque te critiquen, muéstralo, aunque empieces a odiarte por haber hecho eso, pero uno tiene que filmar. Filma, filma, que algo queda.

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Tony González Artista venezolano

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