EXCLUSIVO | Entrevista a Joaquín Notario: “Yo soy un actor, defensor de la palabra”

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Nos encontramos en la Plaza Santa Ana de Madrid, en la mítica cervecería alemana, bajo los cuadros de Ernest Hemingway, en los que sobresale una banderita cubana en la mesa que solía ocupar el escritor. Además, personajes reconocidos en el mundo de las artes, como el creador de El Esperpento en el Teatro Ramón María de Valle Inclán, la famosa actriz Ava Gardner, María Guerrero, entre otros, hicieron de este espacio un ambiente diferente. En ese icónico lugar y entre albarinos y cervezas, conocimos  un poco más de este actor que ha trascendido las barreras del teatro y el cine, logrando un sitial de honor en el escenario actoral español e internacional.

Joaquín Notario, es un hombre de una sencillez y calidez humana que sorprende y gratifica, porque su fama no la antepone a su carácter y experiencia en las artes. Este actor, de gran trayectoria, nos regaló una experiencia inolvidable. Desde su visión conocimos algunos aspectos diferentes de las artes y todo el espectro amplio que abarcan en otras lides, como la social y hasta la  política.

Eres considerado uno de los grandes actores del teatro clásico español, el hombre del verso y la palabra ¿Cómo te defines?

Esa pregunta es muy difícil, la mayor parte de mi carrera la he hecho en el teatro clásico, en el teatro del siglo de oro y la verdad es que toda mi formación y mis conocimientos vienen de ahí. Yo soy un actor absolutamente defensor de lo que llamamos el teatro de la palabra, aunque en estos tiempos con todas las fakenews y con todas las corrupciones que tiene la palabra, sigue teniendo mucho que contar, creo que la palabra es lo único que nos va a salvar, cuando nos la tomemos realmente en serio

Cuéntame sobre tu formación en el arte

Yo llegué ya mayor aquí, yo era estudiante de psicología y al cabo de un tiempo, prácticamente terminando la carrera, me encantaba el teatro, pero no me veía capaz, hasta que un señor norteamericano, se llamaba William Leyton, que vino en los años sesenta, fue el que introdujo en España el método de Stanislavsky y convocó para estudiar en un laboratorio que había abierto con José Carlos Plaza, que ahora es uno de los grandes directores de aquí, que era su voz y que ha sido realmente mi maestro. Yo estuve con ellos en el laboratorio estudiando, en principio estudios breves y luego tuve la suerte, al cabo de un año al terminar, a José Carlos lo nombraron director del Centro Dramático Nacional y me llamó para formar parte de una base de actores, ahí empecé. Mi carrera se había desarrollado en los teatro nacionales aquí en España, digamos que no somos actores fijos con un sueldo fijo, nos contratan por las obras que hacemos, pero yo siempre he creído en el teatro institucional, en el teatro público, porque es el que pagamos todos con nuestros impuestos y creo que es el que mejor puede contar y llegar a todos los estratos sociales, entonces siempre mi preferencia ha sido el trabajo en los teatros nacionales.

¿Cómo consideras la vida dentro y fuera del escenario?

Mi vida dentro del teatro es de una manera y fuera del teatro es otra, no tiene nada que ver. Fuera del teatro es normal, es la vida de una persona que tiene su familia, tiene su casa, funciona con su familia, con su casa, con sus amigos, su familia más extensa, tengo mucha relación con mi pequeño círculo de amigos y luego como actor, digamos que…

¿Cómo se prepara un actor?

No sé  cómo me preparo, por un lado, sé que he hecho una carrera muy sólida que ha tenido como recompensa un gran respeto por parte del público y de mis compañeros de profesión, noto ese respeto y ese cariño, a la vez, veo que ha generado una buena relación con la mayor parte de mis compañeros. Con respecto a los montajes, cada montaje es diferente, exige y me pide cosas distintas y según lo que me pide yo lo abordo de una manera u otra.

Hace poco tuve una experiencia muy curiosa, la última obra que he hecho fue con el Centro Dramático Nacional, fuera de la Compañía de Teatro Clásico, con un autor muy bueno que se llama Borja Ortiz de Gondra, que ha hecho una trilogía que se llama “Los últimos Gongra” que está basada en su familia. En la última obra yo hacía de Borja, pero con Borja en una escena fue un desafío, un reto interactuar con él, siendo él en algunas escenas y en otras teniendo un diálogo los dos. Era una persona discutiendo consigo misma, fue algo maravilloso. Es curioso, él hoy me manda un mensaje con un artículo en polaco, porque la universidad polaca había publicado, una profesora vino a España, vio la obra y publicó ese artículo sobre la obra de Borja, mi esposa lo ha leído, ella es polaca y dice que es un artículo buenísimo.

Afronté ese trabajo de una manera muy especial, intentando dar lo mejor de mí y a la vez acercándome lo más posible a Borja, sin imitarlo, buscando una esencia entre los dos, un lugar común desde el cual comunicarnos como una sola persona, sin olvidar nuestra identidad, esto es lo último que he hecho. Pero no sé cómo lo abordé, me es difícil de un trabajo para otro utilizar la misma referencia, evidentemente todos partimos de sitios de nuestro mundo conocido, para llegar al mundo desconocido del personaje.

¿Te es difícil entrar en un personaje y luego tener que abandonarle?

Es una muy buena pregunta, ha habido personajes que no se me han ido en años, pero no se me han ido, porque me seguían hablando, nos habíamos dicho adiós y ellos me han seguido hablando después de los años y cuando ha llegado el momento se han despedido ellos, eso sí lo he notado y ha habido otros personajes que no me ha costado nada dejarles y al cabo de los años han vuelto a aparecer.

¿No eran los personajes en busca de autor parafraseando a Luigi Pirandello, sino el actor en busca de personajes?

No lo sé, creo que llegan en el momento que los necesitas. Este último personaje que he hecho me vino en un momento en el cual yo lo necesitaba, tenía que dejar un poco al lado una serie de maneras de abordar el hecho escénico y este personaje apareció y ha sido lo mejor que me ha pasado en estos últimos años.

¿Cómo se ha transformado la forma de hacer arte y cómo crees que se presentará en adelante la creación artística ante las limitaciones de movilidad impuestas por la pandemia y las nuevas tecnologías?

Yo quiero creer que las limitaciones de movilidad van a ser temporales, creo que el mundo telemático ha abierto muchas puertas, pienso que deberíamos no redefinir, pero si reestructurar el mundo del arte, porque ahora estamos en un momento en que todo vale, yo no soy nada crítico, pero admito que casi todo vale. El arte significa cualquier cosa que llegue a traspasar la vista, el oído, los poros y realmente nos conmueva.

El arte irá a buen puerto sino lo abaratamos demasiado, no en el sentido monetario sino en el sentido de que no alimente suficiente nuestro ser.

¿Hay crisis en el mundo cultural español o acá se protege la cultura como patrimonio necesario para el desarrollo integral de la vida?

No. La cultura aquí en España es muy curioso, porque tenemos un gran acervo cultural, tenemos grandes tesoros en el mundo cultural y no recibe la suficiente atención y protección, el suficiente fomento, concretamente el teatro es de los primeros.

Para mí es un poco doloroso porque creo que la cultura es lo que nos hace libres, en el mejor sentido de la palabra, como seres independientes, pensantes, no dejándose arrastrar por movimientos interesados, sobre todo económicamente, empresarios. El teatro, a diferencia por ejemplo en países como Francia, hasta ahora Polonia, bueno no sé cómo estará ahora Polonia, porque hace un tiempo que no tengo contacto, pero, por ejemplo, Francia protege muchísimo a su teatro, a su cultura, nosotros estamos a años luz de ese país, es un poco doloroso

¿Teniendo tanta riqueza dramatúrgica, de haber sido un país representativo en esta materia por ejemplo en la época del Siglo de Oro español, que hubo tanto mecenazgo, no hay la protección para los actores?

No es solamente para los actores, digamos que en general, lo bueno que tenemos es que surgen muchas iniciativas individuales, mucha gente que saca sus ideas adelante, como sea, son auténticas bestias. En danza, por ejemplo, que también es otro sitio muy desprotegido, tenemos grandes compañías de danza, no grandes en el sentido extenso, sino grandes coreógrafos, bailarines, no me refiero solo al flamenco, me refiero a todo tipo de danza, eso funciona muy bien y ahora mismo en el teatro  hay un movimiento de actores, de directores jóvenes impresionante. Estas iniciativas individuales son las que están haciendo que las cosas salgan adelante. Luego, tenemos nuestros teatros nacionales que cada vez se están convirtiendo más en una especie de plataforma de exhibición, más que un centro de producción, de generación, de gestión de cultura.

¿Cómo defines el arte y la política, piensas que en algún punto convergen?

Estas haciendo unas preguntas muy interesantes. Sí, yo creo que pueden converger, pero no creo que tengan que ir necesariamente unidos

¿No crees, como Bertolt Brecht qué todo el arte es político?

Creo que todo el arte es político, pero no tenemos cuidado, político en el sentido de polis, que de ciudadanos sí y cada vez que salimos al escenario, todos tenemos una postura, vamos con nosotros mismos, hablo del escenario porque es lo que más conozco, cada vez que nos manifestamos vamos con todo nuestro ser, entonces ya tenemos un posicionamiento a la hora de interactuar.

Me da mucho miedo esto de hablar de arte y política, porque hay veces que utilizamos el arte como arma política y la política a veces es bastante, bastante fagocitadora y puede constreñir el arte, el arte es libre, tiene la ventaja que como al campo, no se le pueden poner puertas. Es muy difícil ponerle puertas al arte y creo que es innecesario, porque el arte es la manifestación de lo mejor del ser humano, en cualquier modalidad: música, teatro, danza, lo que sea, es lo que los humanos podemos aportar por mejorar este mundo. Entonces hay veces que me da un poco de miedo, si hablamos de lo que es política tal como la entendemos en este siglo XXI, yo tengo mis convicciones políticas y mi manera de ser como ciudadano, pero no me gustaría que el arte estuviese supeditado a la política, quizá la política tendría que supeditarse al arte, eso nos ayudaría mucho más a todos en la sociedad.

¿Cuál es tu opinión sobre el siglo de oro español?

El Siglo de Oro Español, fue la gran explosión de la lengua castellana, en aquel tiempo la escritura era el medio óptimo, era el teatro, no era la novela, el pobre Miguel de Cervantes se perdió lo mejor, pensó que nunca iba a llegar a ser un grande, cuando él era el más grande, fue una pena.

El Siglo de Oro, para mí, es la emoción de la existencia, después de los padres griegos del teatro, para la gente de habla castellana lo siguiente ha sido el teatro del Siglo de Oro, porque ahí nos vemos reflejados continuamente, sí que tuvo algunos problemas con la inquisición y todas estas cosas que aparecieron aquí que fueron horrorosas, pero nuestros autores, que acabaron siendo la mayoría religiosos, pero era por una cuestión de supervivencia más  que por otra cosa, consiguieron superar todas estas limitaciones y hacer del ser humano algo maravilloso. Te hablo lo de la inquisición y esta censura que imponían, por ejemplo, hay muchas tragedias de Calderón de la Barca, él se propone, para mí, dos finales: uno  que él cómo autor piensa y luego otro, que es el que convenía a la Corte, para no ser políticamente incorrecto.

Yo creo que fueron grandes psicólogos y anatomistas del ser humano, consiguieron la dimensión de universalidad que hay muy pocos, el fenómeno que se dio en España, no se dio en otros países, en Inglaterra pueden tener a Shakespeare, en Francia a Moliere y Corneill, aquí tenemos a tantos: Juan Ruiz de Alarcón que nos viene de México, Sor Juana Inés.

En América Latina la influencia del teatro español llega a través del sincretismo, desde ese encuentro, el arte llegó de la mano de la religión.

Aquí, también, desde la primera hora se ha representado lo que es el auto de los “Reyes Magos”, lógicamente porque el monopolio de la  cultura lo tuvo la iglesia. Ahora estamos dándonos cuenta hasta qué nivel la iglesia estuvo interesada en hacerse con ese monopolio, y en el fondo hacer daño, lo siento por la gente creyente, respeto mucho las religiones y todo lo que tenga que ver con la espiritualidad, no es mi intención herir. La iglesia tenía los medios, se ocuparon mucho de todo, hasta de los tratados de medicina, una serie de cosas para que no tuviéramos acceso a ellas.

En España, en el Medioevo, hubo una cosa maravillosa que se llamaba la Escuela de Traducción de Toledo, donde se traducían todas las obras que venían del griego, del árabe, del hebreo, pero la iglesia era dueña de aquello. Es muy curioso que la filosofía griega no viniese por Europa, vino por África, pasó por Toledo y de ahí fue a Europa. Es curioso porque había unas grandes fronteras que no dejaban que el conocimiento filosófico pasara porque, claro, la filosofía pone en cuestión todo, es una gran apertura para el ser humano.

La iglesia católica, que fue la más perseguida durante el Imperio Romano, de repente cuando consigue ser la religión oficial, no ser marginada como otras religiones, se convierte en la gran marginadora.

¿Cuál es tu posición frente a la cultura latinoamericana?

Ahora estoy preparando, con un amigo argentino, un espectáculo sobre Jorge Luis Borges. Yo creo que la lengua española florece gracias a gente como Borges, como García Márquez a una serie de gente que nos vienen de Hispanoamérica, que nos han venido durante todo el siglo XX, ha sido una gran explosión.

Es muy curioso porque ahora mismo, aquí, estamos teniendo mucho contacto con  Hispanoamérica, allá hay grandes autores, hace poco he visto obras de Sergio Blanco un uruguayo, buenísimas, es muy amigo de Borja. Tienen ideas fantásticas, pero yo no sé qué ocurre, que cuesta saltar el Atlántico hacia España, no lo digo por parte de los países latinoamericanos, puede que sea la poca falta de avidez del castellano que tenemos los españoles. Me gustaría que hubiese mucho más intercambio.

¿Cuál crees que ha sido el aporte del teatro europeo al arte en estos últimos años?

Mucho, creo que todo el arte pasa por Europa, me parece sorprendente que cines tan dispares como el de Irán, Japón y China, desde hace muchos años, en Europa es donde encuentran su sentido de ser. Incluso hay veces es su gran vía de expresión. Creo que, en Europa, se da realmente un mestizaje a nivel cultural, cualquier cosa que Europa no fagocita, no lo tritura, no lo destruye, sino que lo potencia. A esos niveles creo que Europa es el gran hogar de la cultura, para mí. Estoy convencido que Europa ha sido -y espero que siga siendo- a pesar de todas las barbaridades que están ocurriendo en distintos países, siga teniendo este sentido, esta necesidad de ser alimento y alimentar la cultura.

¿Cine o teatro?

Las dos cosas. No creo que sea más importante una que otra y televisión, creo que el gran medio es la televisión, que ha dado un paso muy grande. Esperemos que estas grandes plataformas no fagociten la televisión interesante, como ha ocurrido con el cine, con determinados centros de producción que han conseguido anular muchas expresiones. Yo para esto soy bastante independiente.

¿No crees que estos medios facilitan la posibilidad de abrir o de ampliar, el espectro audiovisual sumando, masificando la producción?

Realmente sí, el problema es ¿qué producciones tienen cabida ahí?

¿Se limita el cine independiente, por ejemplo?

A nivel europeo se ha potenciado mucho el cine independiente, que se da mucho en Europa, en Estados Unidos también, pero sí hay cabida para eso, bienvenido sea. El problema  que me está pasando con el cine ahora mismo, es que ves una película de Francia y Alemania, de Argentina no tanto, pero de Brasil, es que, si les cambias el idioma, pueden  ocurrir en cualquier lado. Para mí lo bonito de independencia a nivel cultural, en este caso a nivel cinematográfico, es que, desde tu sitio, desde tu lugar, tu puedes ser universal y conectar de manera universal con las particularidades de los demás, creo que en eso se han hecho grandes avances, el cine ha hecho grande a mucha gente.

No hay cosa más localista, quizá, que el teatro de Federico García Lorca, muy de lo que le contaban las criadas que trabajaban en su casa y él consigue transformar esas historias y son historias universales. De hecho, Lorca, es muy latinoamericanista si se quiere, se representa en todos los teatros de nuestro continente americano. Sí y viene de una pequeña porción de tierra de la península Ibérica, en un sitio muy pequeño muy especial, te lo recomiendo porque es una maravilla Granada, creo que esto es por lo que tenemos que luchar. Por la posibilidad de expresión de ver lo genuino de cada uno de nosotros, que llegue a todos los demás y se haga universal.

Con lo que no estoy de acuerdo con que todos tengamos la misma página de color, por ejemplo, un señor que me encanta Asghar Farhadi, director de cine iraní, hace unas películas que son una locura, absolutamente universales y te está contando una cosa muy particular, muy concreta de su país, una cultura que no tiene nada que ver, por lo menos con nosotros aquí en España, es un idioma, una religión, una forma de proceder distinta y te llena plenamente.

¿Cuáles son los proyectos futuros?

Ahora mismo estoy centrado en sacar adelante este proyecto que estamos haciendo sobre Borges. Pararé, a descansar, cuando termine “los últimos Gondra” He estado, durante bastante tiempo, con un ritmo muy trepidante de trabajo, a veces  no disfrutaba y ahora con la pandemia paré un poco. He decido ir muy tranquilo con los proyectos. Este proyecto vamos a hacerlo muy despacio y cuando esté, buscaremos otros, pero no me voy a centrar, porque durante varios años he estado demasiado ocupado y a veces se convertía en tormento la profesión, ahora quiero disfrutarlo mucho.

¿Has dirigido dentro del teatro o el cine? Algo dentro del teatro infantil, cine no se me ocurriría, tengo amigos directores a los que quiero y admiro muchísimo y me parece que lo que hacen es magia pura. No  podría dirigir una película, sería imposible.  Teatro sí, no me importaría hacer, lo he hecho desde el pequeño formato infantil para una compañía de amigos. Cuando llegue el momento, si tengo que dirigir, aparecerá. No tengo prisa, yo soy actor.

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Nahir González Correo del Alba

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