El bicentenario de nuestra la Batalla de Carabobo, los horrores cometidos contra las naciones originarias en Canadá y en Estados Unidos, la elección de una mapuche como presidenta de la Convención Constituyente en Chile y el protagonismo de los Pueblos en nuestro entorno, nos obliga a reconocer y combatir los efectos colaterales de los abusos y malos tratos recibidos por nuestros ancestros indígenas y africanos por parte de nuestros, también, ancestros españoles.
Nos obliga a develar las raíces patriarcales y racistas de esa primera colonización, perfeccionada luego bajo la lógica de la modernidad y del capitalismo por los británicos y sus engendros, los blancos, anglosajones y protestantes norteños, ya no solo contra los indígenas y los negros sino contra el 99% de los habitantes del planeta, incluidas nuestras élites-subalternas, tristes repetidoras de las estrategias alienantes urdidas por los amos del gran capital.
Nos obliga a asumir con seriedad una contraofensiva; una revolución cultural que aleje lo foráneo destructivo y rescate lo propio. Chávez -consciente de que para el imperio no somos naciones sino unos sitios plenos de recursos, poblados por unos salvajes que ni los merecen ni saben aprovecharlos- dio importantes pasos hacia nuestra decolonización al plantear en la Agenda Alternativa Bolivariana, la necesidad de anteponer lo social a lo económico.
Y una vez en la Presidencia, al tomar la bandera de la soberanía, la organización y el protagonismo del Pueblo. Al darse cuenta de que el norte de la V República debe ser el socialismo adaptado a nuestras condiciones y tiempo. Al refundar la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) e instrumentar la unión cívico militar y al retomar el camino de la integración solidaria de la gran nación latino-caribeña.
Luego de su partida y pese a la guerra liderada por el imperio estadounidense, durante los mandatos del presidente Maduro se ha logrado dar continuidad a las iniciativas decolonizadoras impulsadas por Chávez. Se han creado centros de estudios decoloniales y se ha incluido la decolonización entre los once Temas Centrales del Plan de la Patria 2025. Pero ello no basta, la colonización no es un tema. Es una penetración sistemática e integral de una lógica, de una cultura que impregna de colonialidad y dependencia a nuestro pensar, sentir y actuar. Razón por la cual la decolonización debe ser igualmente abarcante.
Llevar a cabo una revolución cultural no es una opción sino una necesidad vital.
______________________________________________________________
Mariadela Villanueva Socióloga