EXCLUSIVO │ Jesús Sevillano: «Todo lo que tenemos vale la pena»

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Jesús Sevillano Ferraz nació en Caracas, el 8 de septiembre de 1932. Contrajo nupcias con Felicia Dolores Rodríguez, con quien tiene tres hijos. Se graduó de bachiller en Ciencias en el Liceo Andrés Bello de Caracas. Inició sus estudios de Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero la dictadura de Marcos Pérez Jiménez interrumpió sus estudios y debió mudarse a Salamanca, España, donde se graduó en 1960. Retornó a Venezuela y revalidó su título de médico en la UCV en 1962, para luego culminar su especialización en el primer curso de postgrado en Ginecología y Obstetricia en la Maternidad “Concepción Palacios” de Caracas.

Como diplomático representó al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela en el Consulado General de Santa Cruz de Tenerife, España, y como Embajador, cinco años (noviembre 2004-septiembre 2009); fue Cónsul de Venezuela en la isla de Puerto Rico.

En el área artística se destacó como integrante en El Orfeón Universitario de la UCV; con el grupo musical Quinteto Contrapunto, fundado en 1962, el cual estuvo integrado por Aída Navarro y Morella Muñoz (mezzo-sopranos), Rafael Suárez (barítono, director, arreglista e intérprete del cuatro), Domingo Mendoza (bajo) y él (tenero). Como solista, ha grabado más de 15 álbumes.

Estuvo al frente como presentador en los programas de televisión «Así Canta Sevillano» (años 70); «Lo cotidiano con Sevillano (productor, 1989)»; y «Patrimonios», transmitido en la televisora regional del Oriente.

Algunos de los reconocimientos recibidos han sido Réplica de la Espada del Libertador, otorgada por la Armada de la República Bolivariana de Venezuela; homenaje en la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela en el quincuagésimo aniversario de vida artística; y las órdenes “Universidad Central de Venezuela”; “Generalísimo Francisco de Miranda” y “Andrés Bello en su Primera Clase”; y la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR) le otorgó el Doctorado Honoris Causa en el mes de junio de 2016.

Lo visitamos en las costas de la ciudad de Lechería, estado Anzoátegui, Venezuela, donde pasa unas vacaciones, y nos percatamos que a sus 88 años conserva su prodigiosa voz y talento para cantar y contarnos de su maravillosa y extensa vida. En exclusiva para Correo del Alba.

¿Tenía planes o soñaba con ser cantante?

Nunca soñé con ser cantante, porque considero que eso es innato, que cada uno nace con algún talento. Luego uno empieza, según las cosas se van sucediendo uno las va aceptando. Indiscutiblemente mi madre tenía una voz maravillosa; mi tía Narcisa, hermana mayor de mi mamá, tenía una voz maravillosa; mi papá también tenía muy buena voz, aunque era más que todo bailarín. Y eso hizo que me criara y me creara esa posición, digamos, musical, desde la niñez.

Usted ha paseado por varios ritmos y estilos musicales, ¿cuál de estos géneros es el que más le gusta cantar o le identifica y cuál es su preferido?

Te voy a ser muy sincero, yo creo que estoy seguro que todas las canciones que yo canto no lo hago por llenar un repertorio o un sitio, es decir, si ponemos como ejemplo un disco que haya dos o tres canciones que sean las que tienen mayor importancia o proposición y las otras sean para rellenar. Yo no hago eso, yo canción que canto es porque la siento, porque tiene una historia y hay un motivo para cantarla. Y ese motivo puede reunir varias cosas, por ejemplo, el amor hacia el arte, no solamente por la música, sino el amor a la pintura, a la poesía, el amor al canto mismo, el amor hacia tantas cosas que te producen esa maravilla que tiene la humanidad que es la cultura. Por tanto, si hay amor uno no tiene que hacer cosas para rellenar, no solamente en el arte, sino en cualquier acto de mi vida.

«Estamos en condiciones de darle al mundo entero toda la maravilla que tiene este Mar Caribe extraordinario»

¿Qué significó en su vida, como persona y como artista, la pérdida física del Orfeón Universitario en aquel accidente aéreo donde por cosas del destino usted no pudo viajar?

Bueno, mira, todavía te puedo decir con toda exactitud. Yo no puedo olvidar eso, para mí ha sido algo terrible, porque esos compañeros míos, con los cuales compartimos parte de la vida. El Orfeón Universitario de la UCV y el Orfeón del Liceo Andrés Bello, que fueron fundados por el maestro Antonio Estévez Aponte, ese genio musical del llano, ese calaboceño inmortal, y yo, bueno, cuando eso sucedió íbamos juntos a una presentación en Barcelona, España, a un evento importante donde iban a acudir varios coros de diferentes partes del mundo, ahí íbamos a cantar. Resulta que yo estaba con mi familia en Miami y después de hacer varios intentos para conseguir pasaje no conseguí cómo venirme a Venezuela para asistir al viaje. Cuando estaba tratando de conseguir pasaje en el Aeropuerto, con Vinicio Adames, quien también estaba buscando pasaje para llegar a Venezuela, y poder acudir al viaje. Vinicio en la taquilla decía, «es que yo tengo que ir a esa presentación, ese es un evento importante maravilloso, donde van a estar varios países, tengo unas composiciones que debo llevar a ese concierto». Una persona que estaba en el lugar oyó lo que Vinicio estaba diciendo, se le acercó y le dijo: «mire yo tengo que ir a Venezuela pero no tengo prisa, si usted tiene ese evento importante yo le cedo mi puesto». Y le cedió el puesto, lo que significó el puesto al viaje desde Venezuela que le costó la vida a él y a todos mis compañeros del Orfeón.

Después de tantos años en el canto, usted es una referencia de la canción venezolana. ¿Qué se siente seguir dejando huella en nuevas generaciones con su voz e interpretaciones?

Pienso que yo no canto para dejar huella ni para dejar nada, sencillamente hay tantas cosas maravillosas en el canto, en la música. Te repito, no solamente eso que es una manifestación cultural, bien sea la pintura, la escultura, la poesía misma, todas esas cosas que hacen que uno viva en un mundo donde el hombre se presenta tal cual como es y no como una mercancía, donde lo que haga lo haga solo por dinero sin mayor prestancia.

Yo canto, pero así como canto leo y oigo no solamente la música criolla, escucho la música de cualquier parte del mundo, los que llaman los grandes compositores, aunque todos para mí son grandes los que hacen la música venezolana, los que hacen la música africana, los que hacen la música árabe y los que hacen la música académica. El hecho de que sea académica no significa que sea mejor a la que hacemos nosotros, Beethoven fue un gran músico, un genio musical, sin embargo, hizo cosas que para el mundo artístico resultan un poco hasta ridículas; con todo, compuso unas sinfonías que son magníficas, que son un ejemplo a nivel mundial.  

Médico, cantante, animador de tv, diplomático, toda una vida llena de sueños apasionantes y maravillosos. ¿Qué cosas quedan por hacer o cuales siente que no logró cumplir?     

Mientras esté vivo siempre pienso que me faltan cosas por hacer, porque son muchas las cosas que se pueden hacer. Ahora, esa palabrita a mí no me gusta en absoluto, has «animado», yo jamás he hecho algo para animar, yo no animo conciertos, yo no animo nada que sea para satisfacer un público, yo lo que hago lo hago porque realmente lo siento y lo hago en nombre del pueblo, porque el pueblo es el que manda y es el que tiene la facultad y la maravilla de ser oído por el mundo entero y por quien lo necesite.

Considero que el pueblo latinoamericano es algo excepcional, el pueblo europeo tiene otra forma de ser y de actuar, pero también tiene su punto de vista geopolítico, de acuerdo a cómo ellos viven, de acuerdo con el clima, con tantas cosas que les da la forma de ser. Pero Latinoamérica es indiscutiblemente el pueblo que uno más quiero, porque uno vive aquí y sabe que tiene todo lo que necesita el mundo para seguir viviendo.

Junto a su esposa, marzo de 2021.

Su simpatía es conocida dentro y fuera del escenario. Háblenos de algunos de esos amigos entrañables desde el punto de vista personal, artístico, humano. 

Quizás uno de los que más influyó desde el punto de vista artístico, te repito, no sé si te lo dije antes, fue el maestro Antonio Estévez Aponte, ese genio integral, que compuso esa maravillosa obra «La Cantata Criolla», con la letra de ese gran  poeta barinés Alberto Arvelo Torrealba.

El maestro Estévez influyó muchísimo en mí, tenía yo escasamente 12 años cuando fundó el orfeón en el Liceo Andrés Bello de Caracas, y de ahí nos fuimos un grupo, Morella Muñoz, Lorenzo Fígaro, Henry Martínez, José Torres y otros más. En el año 1944, nos fuimos al Orfeón Universitario de la UCV. Yo salía de clases a las cinco de la tarde del liceo y me iba a pie para donde está actualmente el Palacio Legislativo, no porque quería, sino porque no tenía dinero para el pasaje y en ese teatro ensayábamos. Salíamos a las ocho, y de ahí me iba caminando para San Agustín del Sur, al sexto pasaje, número 130, que era donde yo vivía. En ese tiempo salía con los mayores (yo era el menor) a dar serenata por San Bernandino, donde había muchachas muy bonitas que les cantábamos, y ahí se hizo parte de cómo empezó a fundarse el Quinteto Contrapunto.

¿Cómo es recibida la música venezolana en otros países?

Eso es algo bastante importante, la música venezolana en muchos países la reciben y la admiran porque la forma de ser de la música nuestra es bastante complicada. Nosotros podemos tocar música de cualquier país, yo canto música de cualquier país, pero la música nuestra le cuesta mucho cantarla a otros, los que la cantan es porque la imitan o la hacen de manera disciplinada, como lo hacen los chinos o japoneses, y hay una cuestión india también, que se paran y cantan una canción, pero si se medio equivocan se echa a perder todo. Sin embargo, nosotros no, lo mismo el baile, podemos bailar toda la música que queramos, sobre todo los ritmos latinos, por ejemplo, de Puerto Rico, Cuba, y República Dominicana, pero a ellos se les hace difícil bailar o cantar algunos ritmos nuestros.

Su trayectoria como médico en Venezuela es muy amplia. ¿dónde fue su experiencia más larga o fuerte? 

Tuve siete años en sala de partos en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas, 25 años en el Hospital de La Guaira, he ejercido la medicina en muchas partes del mundo, inclusive soy médico de la Comunidad Europea. Me nombraron como algo muy especial e hicieron un gran homenaje en las Islas Canarias y me nombraron médico de ese continente, es decir, yo puedo operar y ejercer en cualquier parte de Europa. Sin embargo, y eso cosa que no me preocupa, no puedo ejercer en los Estados Unidos; allí piensan que ellos son los reyes del mundo, que para acreditar ahí tienes que haberte graduado allá, cosa que no justifico, porque los médicos nuestros son mejor preparados que los de ellos porque ellos atienden clientes y nosotros atendemos pacientes, anteponiendo la vida humana y no el dinero.

Considero que la medicina no puede ser para tener clientes, la medicina es para hacer bien, para que tú puedas ayudar a este mundo que vive de una manera tan salvaje, de una manera tan sufrida, para que no sigamos creyendo que estamos viviendo en el purgatorio o en el infierno. ¿Por qué? porque aquí desde que tú te despiertas y naces, lo que vemos en los grandes países, los grandes hombres, que es lo que hacen al despertar, al vivir un poco, pelear, las guerras. Este es un mundo que vive sumergido en guerra. Nosotros, al menos los venezolanos, cuando salimos, no salimos a conquistar salimos a libertar.

«Fuimos en una época pedigüeños de cultura, a nosotros nos metieron la cuestión de que teníamos que pensar como pensaban los europeos, sobre todo los ingleses e irlandeses»

Su pasaje por la diplomacia nos da razón del justo reconocimiento que se le ha dado para representar a nuestro país. ¿Cómo evalúa usted al país desde el punto de vista social, económico y político?  

Venezuela ha tenido, y esto te lo puedo decir con relación a la pregunta anterior que me hiciste, un gran momento en el mundo, Venezuela no sale a invadir ni conquistar, sale a libertar. Nosotros cuando salimos, salimos a hacer bien, salimos a dialogar, salimos con buen criterio, a reunirnos a hablar, a reconocer las cosas buenas que tiene un país, a tratar de que si tienen cosas malas y podemos ayudar si nos lo permiten. Pero lo que no podemos permitir es que con nosotros se metan, nosotros estamos muy tranquilos, nosotros tenemos una cantidad de cosas maravillosas para nosotros y espero que para todo el mundo que la necesite se las daremos, pero no aceptamos que nos las quiten, que ya nos han quitado bastante, y no estamos dispuestos a dar un milímetro más de nuestro territorio o riquezas. Por eso siempre decimos que el Esequibo es nuestro.   

Acerca de los cantantes con larga trayectoria, como la suya, mucha gente se pregunta cuántas canciones sabrá o habrá aprendido en tantos años, ¿cuáles son sus canciones preferidas y cuál es la que nunca faltaba en su repertorio?

Nuca he cantado por tener canciones preferidas, cada canción que canto tiene una motivación y desde su origen me nutro para interpretarla; cada tema tiene su origen su forma de ser. Se canta por alguna razón y esta implica lo que es necesario para ser cantada. Canto las canciones que realmente siento, que realmente pienso que pueden ser parte cercana para un público en general de amor y de cariño, y eso no solamente, te repito, lo hago con el canto, lo hago con todas las manifestaciones culturales a las que hay que valorarlas en todo su significado, porque los pueblos necesitan obligatoriamente, sobre todo la gente joven, derecho a vivir y pensar que nosotros no podemos seguir siendo, porque lo fuimos en una época pedigüeños de cultura, a nosotros nos metieron aquí, y perdóname el término “nos metieron”, la cuestión de que teníamos que pensar como pensaban los europeos, como pensaban sobre todo los ingleses e irlandeses. Y eso se acabó, ya no somos pedigüeños de cultura, ya nosotros estamos en capacidad de dar lo que tenemos, que es una maravilla, lo que hemos aprendido y tenemos cosas maravillosas en nuestros países sobre todo en nuestra América Latina, que le podemos dar a Europa, a esa vieja Europa, y a cualquier parte del mundo le podemos dar, ¿por qué?, porque todo lo que tenemos vale la pena.

Si pudiera enviar un mensaje a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos de Venezuela y el mundo, ¿qué le diría?

Yo les diría a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, sobre todo a los padres y a los maestros, que traten de enseñar pero no de una manera donde lo que se enseñe sea lo que se recibe de otros sitios, sino lo que nosotros tenemos como país, que aprendan a querer a nuestro país, que aprendan a querer a Venezuela, que aprendan a querer a la América Latina, que aprendan a querer al Caribe. Todas estas cosas son maravillosas y realmente se necesitan porque, como te dije anteriormente, ya nosotros estamos en condiciones de darle al mundo entero toda la maravilla que tiene este Mar Caribe extraordinario, que tiene este Océano Atlántico extraordinario, que tiene este cielo maravilloso, que tiene este mundo extraordinario que es Venezuela, que es el Caribe, que es América Latina.    

Finalmente, considerando lo familiar que es usted, le comento que algunos artistas dicen que es difícil tener familia cuando se es artista. ¿representó una complicación mantenerse cerca de la familia por el tema artístico?

La familia es la que influye. La familia para mi es lo más grande, la familia es el pueblo mismo.

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Tony González Cineasta

AUDIO │ “A mi negra la quiero”

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