EXCLUSIVO │ Kintto Lucas desde Ecuador: «Trabajamos para consolidar la victoria en primera vuelta» (primera parte)

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Poeta, ensayista, cuentista, historiador, periodista y agudo militante político de nuestra América, Kintto Lucas ha sido por décadas una referencia obligada para pensar el devenir de nuestros pueblos, así como para remontarse a su pasado con obras como Rebeliones Indígenas y Negras en América Latina y Mujeres del siglo XX.

Para hablar de las elecciones del próximo 7 de febrero en el Ecuador, el autor de Ecuador Cara y Cruz –del Levantamiento del noventa a la Revolución Ciudadana–, nos concede parte de su tiempo, ocupado casi por completo en su candidatura a parlamentario por la tolda de la Revolución Ciudadana, y reflexiona, en esta primera entrega, acerca del tablero electoral local y la llegada de Biden a la Casa Blanca.

¿Qué significa para usted participar en estas elecciones como candidato a la Asamblea Nacional (AN)?

Participar en elecciones como candidato nunca fue algo que me atrajo. Nunca había participado como candidato, o mejor dicho, participé una vez, pero fue en una oportunidad en que decidimos apoyar a la compañera Constanza Moreira en Uruguay, junto a Galeano y Viglietti en 2009, porque era una opción distinta dentro del propio Frente Amplio y creímos que era importante darle el apoyo apareciendo en la lista, pero en los últimos puestos; inclusive así lo hicimos saber, fuimos los tres y alguna otra gente.

Ahora, participé prácticamente desde los ocho años, desde que iba a visitar a mi hermano que estaba preso en Punta Carretas por ser del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Después en luchas estudiantiles, me tuve que ir del Uruguay y cuando regresé estuve en Brasil un tiempo trabajando con los Sin Tierra, con el Partido de los Trabajadores (PT); después regresé a Uruguay y estuve en la fundación del PT, prácticamente. 

Regresé a Uruguay y estuve en la reconstrucción del MLN y, bueno, ahí siempre estuve haciendo política o vinculado a las organizaciones sociales en Ecuador, pero, ya electoralmente, si bien participé haciendo campañas, no me atraía participar, por eso digo que es la primera vez.

Imagino que había cierta motivación por participar ahora…

Varios compañeros, escritores y artistas me decían que debía participar en estas elecciones un poco por la situación real que estamos viviendo en Ecuador, que es desastrosa, y en general como un aporte, y además para ver si «mejora un poco el nivel» –eso me decían ellos– (risas). Yo no creo que conmigo vaya a mejorar el nivel de la Asamblea actual, que no tiene ninguna credibilidad.

Esa era un poco la realidad, al final decidí aceptar y ser candidato, pero para hacer campaña decidí hacer algo distinto…

Háblenos sobre eso «distinto» porque su campaña ha llamado la atención con las visitas persona a persona en que regala libros en vez de camisetas u otros materiales a los que nos tienen acostumbrados algunos políticos, ¿a qué se debe eso?

Cuando decidí aceptar dije, bueno, tengo que hacer una campaña distinta y empecé a trabajar directamente hablando con la gente y entregando libros. Para eso conseguí un buen lote de libros, obviamente por derechos de autor, con la editorial que había sacado mi libro Mujeres del siglo XX, y después recogí otros libros y distintos amigos escritores aportaron con sus títulos y empecé a hacer una campaña de hablar directamente con la gente y conversar sobre la realidad del país y la necesidad de cambiar, de retomar el camino de la Revolución Ciudadana, pero igual sobre literatura, sobre las mujeres que aparecen en el libro citado, si conocen a algunas, y cosas que también, aunque se subestimen, a la gente le importa. Y es que hay una subestimación de creer que la gente no quiere leer porque no quiere leer, y es algo mucho más profundo, porque cuando se les da un libro y se conversa sobre eso en sectores populares, es increíble la aceptación y el interés que tienen, más allá de su situación y del desastre que están viviendo actualmente, porque muchos están casi que sobreviviendo. 

«Gran parte de la campaña se hizo en redes, pero nosotros hemos hecho una con medidas de bioseguridad, conversando con la gente, no en manifestaciones masivas o actos, pero sí conversando directamente con la gente, como hago yo con los libros»

En cuanto a no entregar camisetas u otras cosas, en realidad yo siempre creo que cuando se entregan cosas se está comprando el voto. Claro, hay gente que necesita una camiseta igual y que a veces no creo que esté mal que se la dé porque la está necesitando, porque, como digo, están sobreviviendo, pero en este tipo de elecciones parece como que se está queriendo comprar el voto con una camiseta o ahora hay otro tipos de regalo que se dan o que dan sobre todo los candidatos de mucho dinero, en cambio, compartir un libro es distinto, porque además es una forma de compartir conocimiento y tratar de incitar a que la gente lea, más allá de que obviamente igual se está pidiendo el voto.    

¿Cómo evalúa el panorama electoral ecuatoriano (presidenciales y asambleístas) a días de los comicios?

El panorama electoral ecuatoriano ha venido sufriendo un montón de distorsiones, por no decir otro tipo de cosas, como intentos de eliminar a los candidatos más populares. Primero se logró eliminar al compañero Rafael Correa, que iba a ser candidato, así se buscaron unos juicios chimbos –como digo yo–, sin pruebas, para finalmente tratar de que no fuera candidato, cuestión que consiguieron. 

Después, cuando surgió un candidato y un binomio distinto como Andrés Arauz y Carlos Rabascall y empezaron a subir en las encuestas y posicionarse, comenzaron a buscar las fórmulas para tratar de sacar al binomio de la contienda electoral y distintos inventos, hasta que finalmente no lo pudieron hacer por las movilizaciones, por la misma presión internacional, porque eran demasiado burdas todas las opciones que buscaban o las excusas para eliminarlos.

Vivimos un proceso electoral bastante distorsionado y hasta se buscó la posibilidad de extender el plazo y no hacer las elecciones en el día señalado; entonces, ya sabemos que contamos con un Consejo Nacional Electoral (CNE) que está en contra de la candidatura más opcionada, y digo esto último de opcionada por las encuestas en general y por el respaldo de la gente que se ve en los distintos lugares donde hacemos campaña los candidatos asambleístas y, obviamente, Andrés y Carlos; pero también por las encuestas, que dan que estamos a unas centésimas o décimas de ganar en la primera vuelta, sin necesidad de recurrir a una segunda vuelta.

Ahora ahí hay un problema, aquí para ganar en primera vuelta se necesita pasar el 40% de los votos y tener 10% más que el segundo. El 10% más que el segundo lo tenemos y el 40% de los votos lo estamos pisando, solo que para ganar en una situación como la que se vive, con muchas preocupaciones por una posibilidad de fraude, es necesario ganar realmente con una distancia importante, pasar el 40% con una distancia clara, para que no nos hagan fraude en algunas mesas de parroquias ni nos roben un punto o dos puntos. Pero, reitero, la posibilidad de ganar en primera vuelta está ahí, tenemos que seguir trabajando estos días porque hay que consolidarla, esa es un poco la realidad.

Tenemos que trabajar y lo estamos haciendo estos últimos días en cada rincón y sobre todo con el mano a mano, que es difícil por el tema de la pandemia. Gran parte de la campaña se hizo en redes, pero nosotros hemos hecho una con medidas de bioseguridad, conversando con la gente, no en manifestaciones masivas o actos, pero sí conversando directamente con la gente, como hago yo con los libros, como hacen otros compañeros; eso nos ha potenciado mucho en algunos lugares, pero es importante fortalecer ese trabajo y lo estamos haciendo; trabajamos para consolidar la victoria en primera vuelta.       

De haber segunda vuelta, ¿cuáles son los potenciales aliados de UNES?

De haber segunda vuelta en realidad los potenciales aliados son muchas de las bases que han votado por los distintos candidatos inclusive, pero por el candidato Yaku Pérez en especial. Nosotros ya tenemos prácticamente el apoyo de gran parte de las bases de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y de su presidente; creo que se sumarían otros sectores que actualmente no nos apoyan porque están con Pérez de Pachakutik. 

Esas bases y muchas de esas organizaciones masivamente apoyarían a Andrés, porque no apoyarían a un banquero como Lasso –estoy hablando que de haber una posible segunda vuelta seguramente sería entre Andrés y Lasso ya que es muy difícil que Pérez llegue al segundo puesto–.

«Siempre esperamos aquello de que haya un relacionamiento distinto de Estados Unidos con América Latina, pero eso depende mucho igual de nosotros, si logramos consolidar la integración de América Latina tal vez la forma de relacionamiento sea otra»

Después, en general, como digo, bases de distintos partidos… hay partidos incluso que son de centro derecha que todos van a tener muy baja votación, no van a pasar del 2%, y en una segunda vuelta seguramente votarían por Andrés. Creo que en una segunda vuelta, además, nosotros tenemos la ventaja de que siempre hay una imagen muy negativa de un banquero en cualquier país, pero en el Ecuador mucho más, porque todo el mundo recuerda lo que fue el feriado bancario y otras tantas cosas.

Por lo tanto, habrá algunos candidatos de los actuales que apoyen a Andrés pero, en todo caso, todos van a tener muy poca votación así que lo más importante será la alianza directa con las organizaciones provinciales y distintas organizaciones sociales que den otro sustento a la propia candidatura de cara a la segunda vuelta.    

¿Qué espera Ecuador y en general América y el Caribe del gobierno de Biden?

Creo que Ecuador y América Latina siempre esperan, de alguna forma, que un gobierno de Estados Unidos demócrata tenga una relación distinta con nosotros; digo «esperan» porque la realidad nos demuestra que no es tan así. Tal vez salvando el gobierno de Carter, los gobiernos demócratas han sido muy parecidos a los republicanos, quizás las formas son distintas, o sea, las formas de intervención son mucho más estructuradas, algo más inteligentes y no con la fuerza totalmente bruta, como la utilizan los republicanos, pero siempre termina habiendo intervención. Ese fue el caso de Obama, un presidente supuestamente distinto porque era afro, pero que intervino más que Trump, y yo creo que Biden era el candidato del statu quo y no Trump, porque este les creo demasiados problemas, al menos un problema fundamental: haberse enemistado con Europa, por ejemplo.

Sin embargo, uno espera que después de un gobierno de Trump que, como digo, fue fascista, xenófobo, homófobo, todo lo que se le pueda decir, racista al extremo –si se quiere–… pero cuyo tipo de intervenciones internacionales no fueron como las de Obama, este último intervino más que el propio Trump y el grave problema es que este les creó una enemistad con Europa, con todo el tema comercial, y eso no se lo han perdonado.

Con América Latina más allá de las intervenciones directas, fueron unas intervenciones muy burdas las de Trump, en que terminó perdiendo; y ahí está el tema de la creación de Guaidó; los intentos de intervención en Venezuela; el retorno a determinadas políticas sobre Cuba; todas políticas muy burdas que finalmente perdieron, como la creación del Club de Lima.

Se espera que Biden tenga una política más de diálogo –yo dudo que sea así–, aún cuando creo que va a seguir interviniendo en Venezuela, pues tenemos que recordar que quien declaró a Venezuela como enemigo fue Obama y no Trump. En definitiva, siempre esperamos aquello de que haya un relacionamiento distinto de Estados Unidos con América Latina, pero eso depende mucho igual de nosotros, si logramos consolidar la integración de América Latina tal vez la forma de relacionamiento sea otra.

Lo importante para América Latina es cómo reposiciona la integración o cómo ganando los gobiernos progresistas repotenciamos la integración, sobre todo la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se puede transformar en un punto fundamental dentro de este mundo de bloques que ahora está cada vez más claro y que ya se venía esbozando en la época en que se fundó.

Entonces, depende más de nosotros que de la buena voluntad de los demócratas pero, como digo, siempre la esperanza es lo último que se pierde. Aunque sabemos lo que significa que un gobierno de Estados Unidos sea republicano o demócrata, con la excepción de Carter, que fue un poco distinto y también era un momento distinto.    

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Cris González Directora

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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