Afrodescendientes 20 años después

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Por Jorge Guerrero Veloz

Hace ya 20 años de la construcción social del reconocimiento político a la identidad cultural, conceptuada como afrodescendientes, determinación a la cual se llegó en los días 4, 5, 6 y 7 de diciembre de 2000 en Santiago de Chile, donde se dio la Preconferencia Regional de Ciudadanía y los Derechos Humanos de las Américas, organizada por las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA) y los diferentes organismos multilaterales de región en el Centro de Convenciones Gabriela Mistral (exDiego Portales).

Construcción social que no nació de ningún laboratorio, ni mucho menos de algún sesudo intelectual u otro grupo de poder hegemónico, sino de las profundidades de los movimientos sociales afrobrasileños, heroicos herederos de las luchas antiimperialistas y anticolonialistas del Zumbi de Dos Palmares. Concepto que nos otorgó una identidad política propia, como sujetos políticos de hechos y de derechos, haciendo una ruptura con el invento colonial y usurpador de identidad, llamando negros a quienes consideraba de su propiedad.

Esta construcción social y política recoge y reconoce las distintas corrientes históricas de nuestras luchas. No excluía, ni excluye, propuestas históricas como el  Garveysismo o el Rastafarismo, Afroamericanismo, Poder Negro, Negritudes, entre otros. Por el contrario, es el acumulado histórico de todas esas corrientes históricas de ascendencia africana, que en su contexto reivindicaron y reivindican nuestras luchas sociales, políticas, morales, culturales y espirituales.

En tal sentido, tuvimos la conciencia y la estatura política para debatir, discutir y aportar, desde nuestras perspectivas, la importancia de encontrar un término, un concepto, que nos unificara; dándose un gran debate, entre los movimientos sociales afros de la región, toda vez que el concepto afroamericano, muy a pesar de que todos estábamos en el mismo continente, en ese momento, se entendía exclusivamente para reconocer a los afroestadunidenses.

Fue así que se colocó en la mesa del debate el concepto afrodescendientes, que todos afirmamos unánimemente, ya que el término era más amplio y unificador, a la vez que nos reconocía en cualquier lugar de este continente americano y caribeño.

De esa manera, construimos la propuesta político social, sobre el respeto, reivindicación y reconocimiento de nuestros Derechos Humanos, la que elevamos ante esa importante  conferencia preparatoria de ciudadanía y Derechos Humanos organizada por las Naciones Unidas, la OEA y los organismos multilaterales de la región, en la cual participaban diferentes movimientos sociales, en su diversidad, de la región americana y caribeña.  La agenda de la Preconferencia de Santiago estuvo centrada en temas como las luchas contra el racismo, la discriminación racial, xenofobia, la intolerancia y sus formas conexas. La misma tenía como objetivo elaborar los documentos de los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil de la región sobre los Derechos Humanos; con el fin de presentarlos en la Tercera Conferencia Mundial, que se realizó en Durban, Sudáfrica, en 2001.

Fue allí donde, por primera vez, de manera oficial, en el marco de los Derechos Humanos y el multilateralismo, comenzó el reconocimiento de la construcción social y política del concepto afrodescendientes, en la región de las Américas y el Caribe, ratificada en la Tercera Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación racial, y las formas conexas de intolerancia.

Por el movimiento social afrovenezolano, la delegación estuvo encabezada por Jesús Chucho García, Reina Arratia, Luis Perdomo y mi persona. Recuerdo cuando se aprobó el documento del plan de acción, considerado como triunfo político para las y los afros.

Cabe destacar el rol que jugó la Alianza Estratégica Afrolatinoamericana y Caribeña, organización que agrupaba los movimientos sociales afroprogresistas de la región.

20 años después de aquellas conquistas políticas y sociales, en el marco del multilateralismo, nos toca hacer un balance de los avances y retrocesos sobre las políticas públicas que deberían implementar los Estados y sus gobiernos, quienes se comprometieron y firmaron  ese plan de acción, para las y los afrodescendientes en las distintas áreas. Políticas comprometidas para la eliminación y combate al racismo, la discriminación racial, el reconocimiento en las constituciones nacionales de los Estados, el reconocimiento como actores sociales y políticos, los derechos sobre lo territorios donde históricamente habitan y han habitado las comunidades afros, el reconocimiento a la historia, el derecho a una educación que reconozca los aportes sociales, políticos y morales, en la construcción de los Estados-nación, el respeto a las manifestaciones culturales y espirituales de origen africano, entre otros.

A manera de reflexión, 20 años después, los Estados y sus distintos gobiernos, a pesar de que ratificaron estos compromisos en la Tercera Conferencia Mundial y posteriormente en 2015 con la firma del Decenio Internacional para las y los Afrodescendientes, 2015-2024 decretado por las Naciones Unidas, las estadísticas nos dicen que poco o nada se ha hecho para las y los afrodescendientes en materia de políticas públicas. Por el contrario, ha aumentado el racismo y la discriminación racial.

En los últimos años, los asesinatos de las y los afrodescendientes van en ascenso. La exclusión, marginación y judicialización no se detiene; la brutalidad racial-policial hacia las y los afrodescendientes está de moda. Las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos para las y los afrodescendientes son cada vez más frecuentes, sin que la alta comisionada que legisla sobre los mismos se pronuncie ni dé garantías. La demagogia racial en términos político-partidistas es un instrumento utilizado de manera oportunista para ganar centimetraje mediático.

En fin, 20 años después, seguimos esperando respuestas políticas a esos compromisos asumidos por los Estados y los gobiernos.

Por el respeto, reconocimiento y justicia, como lo establece el propio Decenio Internacional para las y los afrodescendientes decretado por la ONU, nos negamos a pensar que suceda lo que dice una vieja canción de tango: “20 años no es nada”. Esto es un breve recorrido histórico sobre hechos que sacudieron, desde las perspectivas sociales y políticas, la conciencia de las y los afrodescendientes, en las Américas y el Caribe; hechos que además dieron como resultado el posicionamiento de ese concepto en la agenda pública de los países con presencia cultural africana y el reconocimiento de un nuevo actor social, con rango de sujeto político y con derechos políticos por conquistar.

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Jorge Guerrero Veloz Investigador militante del Movimiento Afrovenezolano y diplomático

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