Evo Morales-Luis Arce: Indigenismo, antiimperialismo y antineoliberalismo en un nuevo ciclo histórico

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Por Miguel Tenía

«Se está cumpliendo hoy aquí en América Latina lo que dijo Túpac Katari: ‘Yo muero, pero volveré hecho millones’. Aquí estamos por todas partes, hecho millones en Túpac Katari, Bartolina Sisa, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre. Es Evo Morales que representa esa corriente histórica y recoge 500 años de batalla del pueblo de Bolivia, de América Latina y el Caribe», dijo Hugo Chavez, en la ciudad de El Alto, en mayo 2007.

La Guerra de Independencia contra el Imperio español en América del Sur culminó el 9 de diciembre de 1824, con el glorioso triunfo de Antonio José de Sucre en la Batalla de Ayacucho. Esa victoria permitió el nacimiento de la República de Bolivia, en el territorio del Alto Perú. El Mariscal Sucre, guiado por nuestro padre Libertador, fue su arquitecto y primer presidente.

Las oligarquías de la plata y el estaño

Entre 1879 y 1883, en guerra con Chile, Bolivia perdió su acceso al Océano Pacífico, y en las Guerras de Acre con Brasil, otro tanto de los bosques al norte.

Finalizando el siglo XIX, la oligarquía liberal, la cual controlaba las minas de estaño localizadas en el norte, cerca de La Paz, desató una guerra por el poder político de Bolivia: la  Guerra Federal, cuyo resultado fue el traslado del poder de los conservadores, provenientes de la oligarquía decadente de las minas de plata del Potosí, ubicadas cerca de Sucre, capital de Bolivia, hacia los liberales provenientes de la creciente industria del estaño. Por eso, los poderes Legislativo y Ejecutivo fueron trasladados hacia La Paz, aún cuando sigue siendo Sucre la capital constitucional.

La primera nacionalización petrolera gasífera

En el siglo XX, en 1932, Bolivia entró en guerra con Paraguay por el control de las reservas de petróleo y gas en el Chaco, las cuales logró conservar.

En 1936, el coronel David Toro, quien asumió la Presidencia a través de un golpe de Estado, nacionalizó la Standar Oil Company por su responsabilidad en la Guerra del Chaco. Este proceso fue revertido en 1955, por el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, quien presionado por el imperialismo estadounidense aprobó un Código Petrolero que permitía a la Gulf Oil controlar el 90% del  gas boliviano.

La segunda nacionalización del gas

En 1969, el feneral Alfredo Ovando Candia, líder militar del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), derrocó al gobierno de Luis Alfonso Siles Salina, y abrogó el Código Petrolero, llevando a cabo la expropiación de la Gulf Oil, concretándose por segunda vez la nacionalización del gas boliviano.

Hugo Banzer y la nueva oligarquía cruceña

El general Hugo Banzer, en conspiración con el Comité Cívico de Santa Cruz, derrocó al general Juan José Torres, y durante su dictadura utilizó el dinero de la regalías obtenida por la explotación del gas para fortalecer esta nueva élite de Santa Cruz, otorgándoles créditos que nunca pagaron y entregándoles las tierras más fértiles para el agronegocio, sentando las bases de la nueva élite que se consolidará en el poder durante los más de 20 años de regímenes neoliberales.

El nuevo ciclo revolucionario boliviano del siglo XXI

En abril de 2000 comenzó un nuevo ciclo revolucionario con la «Guerra por el agua», en contra de su privatización, la rebelión aymara en el Altiplano y la resistencia de los cocaleros en el Chapare, donde emerge la figura histórica de Evo Morales, cuyo triunfo presidencial el 18 de diciembre de 2005, con más del 50% de los votos del electorado, significó un rechazo a más de 20 años de gobiernos neoliberales presididos por Jaime Paz Zamora, Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, quienes afianzaron la desnacionalizacion de las reservas bolivianas de gas, las segundas más grande de Sudamérica, y consolidaron racismo colonialista contra la población indígena campesina.

El triunfo de Evo Morales expresó la unidad de las clases oprimidas de Bolivia y abrió una salida a la crisis histórica del Estado y la sociedad boliviana, causada por el impacto de la colonización imperial española, la dominación neoimperialista estadounidense, y el capitalismo neoliberal.

El golpe de Estado de la oligarquía imperial de Santa Cruz

Evo Morales había derrotado todas las «cartas sobre la mesa» que el imperialismo yanqui había jugado con sus aliados de la oligarquía cruceña: Rubén Costas, Samuel Doria Medina, Jorge Fernando » Tuto» Quiroga, Luis Fernando Camacho y Carlos Mesa.

Durante la gestión de Evo Morales-García Linera, la economía boliviana creció, y la mayor participación del Estado en la explotación de sus recursos petroleros y gasíferos, así como también el aumento del ingreso fiscal por incremento de la regalía, permitió una redistribución de la riqueza en favor de los sectores populares: la mayoría indígena campesina, trabajadora y sectores de la clase media.

Contra esta política de igualdad social y  de reconocimiento de la identidad indígena, expresada en la defensa de la multiculturalidad y plurinacionalidad, desarrollada por Evo  Morales-García Linera, sustentadas en la defensa de la soberanía y la independencia de Bolivia, fue que hace un año los Estados Unidos y su presidente Trump, junto con la Organización de Estados Americanos (OEA) –Almagro y la ultraderecha fascista de  Mesa-Camacho y Quiroga–, desarrollaron el golpe de Estado policial-militar parlamentario que término instalando la dictadura de Jeanine Áñez.

La victoria de Arce-Choquehuanca

La retoma del poder por el MAS, con la victoria electoral de Luis Arce-Choquehuanca, el domingo 18 de octubre, con más de 55 % de los votos del electorado, ratifica el triunfo obtenido por Evo Morales en 2019 y constituye  una ejemplar derrota por vía democrática y constitucional del golpe de Estado policial-militar-parlamentario ejecutado por Estados Unidos –CIA-Trump– y la OEA, en conjunto con la derecha fascista de Jeanine Áñez, Mesa, Camacho y Quiroga.

La victoria de Luis Arce-Choquehuanca es un triunfo que logra unir en la conciencia colectiva del pueblo oprimido boliviano la memoria larga (anticolonialista) y la memoria corta (antiimperialista-antineoliberal).

Este renacer victorioso del proyecto de liberación nacional de Bolivia se da gracias a la construcción en el hoy, como consecuencia del criminal y racista golpe de Estado imperial, y las consecuencias mortales de la pandemia Covid-19, por el retorno de las políticas neoliberales y de corrupción, de una estratégica unidad de corrientes y pensamientos indigenista, nacionalista, antiimperialista y marxista obrero.minero, que logró incorporar sectores de clase media, simbolizados por Luis Arce, bajo la dirección indígena campesino, que simbolizan Evo Morales y Choquehuanca.

El nuevo reto de Arce y Choquehuanca, del MAS de Evo Morales, en este nuevo ciclo revolucionario que se inicia en Bolivia, consiste en renacionalizar el gas y el petróleo, aún con fuerte dominio de multinacionales extranjeras; relanzar la reforma agraria, sobre todo en Santa Cruz, donde pocos clanes familiares aún controlan miles de hectáreas de tierras fértiles; y profundizar la exitosa política de redistribución de riqueza hacia la inmensa mayoría oprimida, los indígenas campesinos y los trabajadores bolivianos.

Emular el 6 de diciembre a Bolivia

La patria de Bolívar, del Mariscal Sucre y de Chávez, frente al bloqueo criminal imperialista estadounidense y el fracasado golpe parlamentario de Ramos Allup-Borges-Barboza y Juan Guaidó, tiene que emular el 6-D a la Bolivia de Evo Morales, con su voto antiimperialista y antineoliberal, por la paz y la democracia. Viva Venezuela. Viva Bolivia, la primogénita del Mariscal Antonio José de Sucre.

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Miguel Tenía Docente

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