Por Fernando Campero Marañón
«Entre ellos se mataron», afirmaron Áñez, Murillo y López, de modo insistente, para justificar las masacres de Sacaba y Senkata, pretendiendo liberar de culpa a las Fuerzas Armadas y a la Policía.
Como en un cuento, los campesinos llegaron a la ciudad para darnos ese espectáculo. Esta historia se repite después de 16 años, por esto afirmamos que la herida aún está abierta.
¿Quiénes son los responsables? Sin duda los nombrados, además del alto mando castrense, comandado por Kaliman, su Estado Mayor y los jefes de la Policía amotinada que traicionaron al capitán general de aquellas, Evo Morales Ayma.
Pero, el fondo del problema va más allá, el imperio yanqui estuvo muy preocupado y ocupado por los esfuerzos que hizo el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) para aproximar a las Fuerzas Armadas con su pueblo. Como hecho simbólico, solo citamos los desfiles conjuntos entre militares y organizaciones populares cada 6 de agosto en estos 14 últimos años. Además de la participación de los militares en el proceso de nacionalización o recuperación de nuestros recursos naturales. Al impero les pareció muy ofensivo que desde los cuarteles se gritara: “Patria o muerte”.
Ningún militar, jefe, oficial o clase podrá negar los profundos cambios e inversiones en las tres ramas, realizados por el gobierno de Evo. La modernización y equipamiento, elevando el nivel de profesionalidad, comparado con sus similares del continente.
Se dignificó el rol del soldado buscando el respeto a sus derechos ciudadanos y humanos, creando condiciones adecuadas para un real servicio a la patria.
Resultaría extenso señalar las grandes transformaciones que se dieron en los institutos militares, liceos, universidades, sin que se deje de lado el tema económico.
La pregunta continúa: ¿estamos frente a una regresión fascista que enloda otra vez a estas instituciones y las pone de modo vergonzante al servicio de los intereses de los financiadores del golpe de Estado, las transnacionales norteamericanas?
«Los asaltantes del poder y sus cómplices Mesa, Doria Medina, Tuto Quiroga, Fernando Camacho, saben que el soporte para su entreguismo son las FF.AA.»
Por todos es sabido el interés de estas transnacionales sobre nuestros recursos naturales: el litio, hierro y gas natural.
La herida está abierta a medida que requería el imperio distanciar a las Fuerzas Armadas de su pueblo. ¿Cuánto recibió el mando militar golpista que no le importó el descrédito de la institución? Cortaron el frágil hilo que existe entre la democracia y la dictadura, con mucha facilidad y descaro, apostando a un gobierno ilegítimo, autoproclamado, al que le pusieron la banda presidencial. Los apetitos del enriquecimiento fácil brotan como en anteriores dictaduras dentro de la institución, ven plácidamente los desmanes, la corrupción y el narcotráfico que enloda al actual gobierno de facto que, a fuerza de mentiras y ofertas engañosas, pretende silenciar las voces del pueblo.
¿Será que estamos en los albores y preparativos de un nuevo ciclo de dictaduras militares para los pueblos del continente? Es posible que sí, pero nos anima la convicción de que estos años ha crecido un grupo de militares patriotas que no se avergüenzan de su wiphala y sus símbolos patrios, aquel grupo leal y respetuoso del rol de la institución y el cumplimiento por ella de la Constitución Política del Estado.
Los asaltantes del poder y sus cómplices Mesa, Doria Medina, Tuto Quiroga, Fernando Camacho, saben que el soporte para su entreguismo son las FF.AA., por eso que muy pronto aprobaron decretos para desembolsar millonarios recursos y tener su silencio de complicidad e impunidad.
No obstante los errores del gobierno masista, sobre todo en las carteras que corresponden a esas instituciones (Ministerio de Defensa y Ministerio de Gobierno), todos dicen que el MAS ganará las próximas elecciones, como lo hizo legítimamente el 20 de octubre, por lo que demandamos desde hoy una conducta que respete los resultados en las urnas y decimos basta de maniobras prorroguistas.
Entre tanto, el pueblo tiene su camino y seguirá cabalgando con sus muertos y heridos, con los hijos que esperan a sus padres con sus lágrimas de todos los días, hasta lograr la justicia necesaria contra los verdugos del dolor y la muerte.
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Fernando Campero Marañón Militante de la izquierda boliviana