Por Ousmane Diakite
La República de Mali, antigua colonia de Francia, independiente y soberana desde el 22 de septiembre de 1960, vive hoy en día una crisis sociopolítica que se expresa en una guerra sangrienta en el norte y centro del país.
Todo empezó en 2011, cuando un grupo rebelde del norte, el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), quienes desde 1963 buscan independizar esa parte del territorio, formó una alianza con las bandas terroristas que derrocaron a Muamar Gadafi –con la complicidad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)–, los que posteriormente se instalaron allí.
Desde entonces, han ido ocupando la zona, hasta llegar al centro de Mali. Así, cuando el capitán Amadou Haya Sanogo provocó un golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo Amadou Toumani Touré, la máxima autoridad de la Asamblea Nacional asumió la presidencia de la República por dos años, en un gobierno de transición. Pero Toumani Touré firmó un contrato con Francia, facilitando el arribo de militares franceses, con el argumento de apoyar la lucha contra el terrorismo. Desde ese instante la paz dejo de existir en nuestras calles.
Los soldados franceses impiden a los soldados malienses ingresar a la región de Kidal, donde se encuentran los jefes de los grupos rebeldes, comprometiendo así la integridad territorial del país, ante el silencio del Gobierno. Todos los meses se sufren ataques contra militares y civiles, perpetrados por los supuestos terroristas, pero que en realidad no son más que mercenarios formados por Francia en Libia.
Hoy en día gobierna Ibrahim Boubacar Keita, electo en 2013 y reelecto en 2018. Aunque la población, sobre todo juvenil, está decidida a no rendirse ante la recolonización francesa. Razón por la cual, en 2019 y lo que va del presente año, se ha lanzado a las calles a reclamar el retiro de los soldados invasores de Mali, ya que su único objetivo es la apropiación de los recursos naturales y generar caos. Ya intentaron poner los grupos étnicos unos contra otros, empleando a sus mercenarios.
Hoy en Mali no se necesita que se vaya el gobierno en ejercicio, porque no resolverá la crisis, pero sí se aspira a obligarlo a entender que el pueblo puede tomar sus propias decisiones y ser responsable de su destino.
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Ousmane Diakite Estudiante de Malí becado en Venezuela