Falleció en Grenada Robert Evans

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Radacción

En días pasados, falleció en Grenada Robert «Bob» Evans, primo hermano del revolucionario Maurice Bishop.

Con motivo de conmemorar el 40 aniversario de la Revolución grenadina y ahondar en el pensamiento y vida de Bishop, un equipo periodístico de Correo del Alba el mes de febrero viajó hasta la isla, ubicada en el corazón del Caribe, siendo generosamente atendidos por Bob y su esposa Jill.

Aquella visita quedó plasmada en la edición internacional de Correo del Alba (Courier of Alba No. 03, May/Mayo 2019), dedicada íntegramente a los episodios de Grenada, entre cuyas páginas más emotivas se encuentra la entrevista realizada por la periodista y directora Cris González a Bob, «Evans: ‘Durante la Revolución, todos éramos grenadinos trabajando para Grenada'», la cual reproducimos a continuación, en agradecimiento y homenaje a este amigo.

Robert y Jill Evans, Saint George, Grenada, 2019

Cuando casi perdía la esperanza de hacerle un par de preguntas a Robert “Bob” Evans, primo hermano de Maurice, resultó la llamada telefónica que me pondría en la sala de la casa donde vive con su esposa, Jill, y donde criaron a sus hijos, misma donde residió Maurice antes de ser Primer Ministro.

“Somos primos hermanos. Su madre era Alimenta, la única hermana de mi madre era Agnes. Él nació en Aruba, yo en Grenada. Cuando Maurice era un niño, vino a vivir con mi familia en nuestra casa, porque su madre y su padre no regresaron de Aruba en la misma fecha. Ese es mi primer recuerdo de él”, inicia Bob la apasionante conversación que se prolongó por más de dos horas, sentados en la sala de su casa.

Una vez que llega a su casa, ¿qué recuerdos tiene de él? Por ejemplo, siendo ambos niños, ¿qué juegos jugaban?

Jugábamos lo habitual y popular aquí: cricket, fútbol, natación.

¿Cómo era la personalidad de Maurice?

Maurice era un niño inteligente. Se involucró en más trabajo cuando fue a la escuela secundaria, donde se vinculó con las sociedades golpeadas. Años después, cuando llegó a Inglaterra, se acercó al Partido Liberal, mediante lo que llamaron la Ayuda Legal, lo que se traducía en que cualquier persona que tuviera problemas con la ley y no pudiera pagar su defensa, contaría con un bufete de abogados que le brindaba asesoría jurídica.

¿Cómo eran las relaciones entre su familia y la de Maurice?

En realidad, muy buenas. Éramos una familia unida porque, cuando regresaron de Aruba, mis padres se juntaron con ellos.

Ya en su juventud, ¿tuvo la posibilidad de acercase al Movimiento New Jewel?

Nunca he sido miembro de un partido político en mi vida, aunque fui un ferviente partidario de New Jewel.

Entonces, ¿por qué no militó con ellos?

Porque nunca he estimado que sea necesario probar lo que creo. Es decir, desechaba que para apoyarlos fuera ineludible ser miembro del movimiento. Por lo tanto, no fui un militante con tarjeta, pero en los hechos sí un partidario al 100% de Bishop, su partido y la Revolución.

¿Puede relatarnos lo que sucedió cuando fue asesinado su tío, Rupert Bishop?

A mediados de los 70 el padre de Maurice, mi tío, fue asesinado. Esto ocurrió mientras el gobierno de ese período buscaba la independencia de Inglaterra, lo que desató un movimiento de masas contra la independencia bajo ese líder político. Así se multiplicaron las manifestaciones en Saint George y Rupert fue baleado y asesinado por la policía.

¿Dónde se encontraba Ud. y qué estaba haciendo el 19 de octubre de 1983?

¡Estaba en la cárcel! Fui arrestado el domingo que mataron a Maurice.

¿Por qué lo habían apresado?

Por dos razones: una, que trabajé en Point Salines con los cubanos, y estos no estaban a favor de lo que acontecía en ese instante en Grenada; y en segundo lugar, por nuestra relación, porque con Maurice éramos como hermanos.

Una vez consolidada la Revolución ¿veía con frecuencia a Maurice?

Sí, todo el tiempo. El liderazgo de la Revolución se basó en una estación de radio que ya no existe, pero en ese momento todos estábamos allí.

¿En qué trabajó en esos años?

Trabajé en la construcción del Aeropuerto Internacional, fui la contraparte de Grenada con los cubanos.

Quiero llevarle a la última gira internacional de Bishop, ¿cómo fue el retorno? ¿Qué pasó en esos días y horas cuando lo enjuician y detienen?

Eso fue muy secreto. Lo que sucedió en el partido fue interno, casi exclusivo del Comité Central. Incluso las personas cercanas al Gobierno desconocían los hechos, hasta que se hicieron públicos.

Cuando Maurice regresó de la gira fue bienvenido como una persona que había logrado grandes cosas para el país, sin embargo, en la interna del partido había una arraigada disensión.

¿En qué consistía básicamente esa diferencia?

Lo que pedía la facción Coard era un liderazgo compartido. Lo increíble es que hoy tratan de reescribir la historia y señalar que «Maurice era bueno con la gente», «con las masas», y por su parte Bernard Coard era “bueno en la ideología”. Pero, como se suele decir, las personas que ganan la guerra siempre escriben su parte de la historia.

Lo triste es que no hay nadie para defender a Maurice. Los que sobrevivieron han escrito varios libros sobre ese período, justificando sus decisiones y nefastas acciones.

¿Cómo puede ser justificado un asesinato de ese tipo?

Resulta aún más sorprendente que no nos hayan pedido a los grenadinos, como pueblo, el perdón. Hasta hoy culpan a Maurice de lo ocurrido. Algunos se atreven a decir que fue realmente un accidente lo de su asesinato.

¿Qué pensó usted, su familia y la gente del encarcelamiento de Maurice?

Nadie apoyó la decisión. Creo que el problema estuvo en la subestimación de las acciones. Cuando Bernard salió y se hizo pública la determinación, solo quería manifestar lo que hacían: “No hay Bishop, no hay Revolución”.

Coard y su grupo vieron la Revolución como algo que podían manejar, pero no incluyeron a Maurice en ella. Cuando le apartaron de la gente, pensaron: «si tenemos a su líder, no hay Revolución». El problema se produjo cuando casi un tercio de la población salió a la calle a gritar: «queremos a Bishop y no a Jewel». Con eso entraron en pánico y tomaron la decisión final.

En esos días que estuvo arrestado, ¿pudo visitarlo?

No, no, los únicos que podían hacerlo eran ellos. Una mañana, George Louison, uno de los ministros del Gobierno, fue llevado desde la prisión a la casa de Maurice para que mediara y concretara un acuerdo con los sediciosos.

¿Cómo supo que la gente tenía la disposición de liberar a Maurice?

No supe. Nadie lo sabía. Fue espontáneo. Yo estaba preso; no olvide casi todas las personas del entorno de Bishop fueron arrestadas.

¿Cómo se enteró de la muerte de Bishop?

Él fue asesinado un miércoles y a mí me liberaron de la prisión el lunes siguiente, fue entonces cuando supe que estaba muerto, después de unos cinco días. No lo sabíamos. Escuchamos en prisión las explosiones en el Fuerte, pero desconocíamos lo que realmente había sucedido ya que no teníamos acceso a ningún tipo de noticia.

En un plano más íntimo, ¿cómo fue la relación entre Maurice y Jacqueline?

Maurice y Jackie, además de ser hombre y mujer, creían en lo mismo, si se entiende. Digo esto porque su mutua atracción fue algo más allá de lo físico, fue psicológico y emocional, porque ella era además la ministra de Educación y estaba directamente involucrada en el proceso. Jacqueline creía fervientemente en él y la revolución. Puso toda su vida y su energía en la lucha grenadina. En fin, no solo se trató de una relación amorosa sino también de un vínculo superior, que incluía a Grenada.

¿Usted tuvo alguna relación con el resto de las víctimas de Fort Rupert?

Con todos, éramos conocidos. Por ejemplo, Austin era un general de Ejército que accidentalmente se convirtió en el llamado líder; antes solía visitar mi casa al menos una vez por semana.

Como familia, ¿demandaron a los responsables del asesinato y la desaparición de su cuerpo?

El cuerpo de Maurice nunca fue encontrado. Algunos investigadores le llevaron unas prendas a su madre para que identificara si pertenecían a Maurice. Pero hasta ahora no se nos dio el cuerpo de ninguna de las personas asesinadas en esa jornada, aun cuando se han esmerado en hallar cuerpos de estadounidenses de la guerra de Vietnam o la de Corea.

El presidente Ronald Reagan dijo que el Aeropuerto sería una base militar soviética. ¿Cómo observa la paradoja de que hoy esta obra lleve el nombre de Maurice Bishop?

El concepto de Reagan acerca de una supuesta base militar fue una mentira que se desmoronó al constatarse que la empresa inglesa que suministraba las luces y gran parte de los aparatos electrónicos estaba garantizada por el Gobierno británico. Con todo, mediáticamente EE.UU. prefirió repetir lo de la base.

¿Estuvo perseguido después de los asesinatos de Fort Rupert y la invasión?

Todos fuimos presos y perseguidos por la facción de Coard y luego por los estadounidenses que vinieron aquí poco después. Los asesinatos fueron un miércoles y los estadounidenses llegaron el martes, casi una semana después. Hubo centenares de detenidos. Tampoco nos dejaron conseguir trabajo.

¿Cuánto duraron las persecuciones?

No sabría decirlo con precisión, pero fueron tiempos muy duros. No querían contratarnos ni que habláramos. Nos impedían tener una vida normal, en medio de la dificultad emocional y sicológica que padecíamos.

¿Qué pasó después con usted?

Jamás oculte mi dolor por la muerte de Maurice, y mi apoyo a él y su causa. No obstante, yo creía en la Revolución. Y de repente todo por lo que habías luchado yacía ahí destruido, es triste. Más allá de matar a una persona, acabaron con los sueños que todos tuvimos. Truncaron nuestra lucha por la justicia e igualdad en la sociedad.

Han pasado 36 años y no hay día que no piense en ello. Pero había que seguir viviendo, aprender a ajustar tu vida, tengo una esposa e hijos. Asumí que la vida continúa, aunque no es la misma. Yo no soy el mismo.

Maurice era como mi hermano. Siempre digo a la gente que debió haber sido un sacerdote y no un político pues tenía la cualidad de ver y querer lo mejor del otro. Una vez le comenté: «Mira, no creo que Bernard sea genuino». Y sus palabras exactas fueron: «No repitas lo que la gente está diciendo, solo están tratando de dividirnos». Maurice fue incapaz de ver que sus enemigos estaban justo a su lado.

¿Cuál cree que sea el legado de Maurice a Grenada y al mundo?

Su legado a Grenada es el Aeropuerto y mucha gente educada, ese estimo que es su principal legado. Si acude a los ministerios de Gobierno hoy, encontrará bastantes personas de alto nivel, con formación universitaria, quienes fueron enseñadas durante ese período. Fue en su gobierno que se iniciaron las becas para Cuba y cientos y cientos de personas viajaron hasta allá en ese período.

Sin embargo, el Aeropuerto es posiblemente uno de los proyectos más grandes en la historia de Grenada y la gente sabe que fue el único Aeropuerto Internacional que se construyó en el Caribe británico desde cero.

En la Revolución grenadina, ¿cómo era el diario vivir del pueblo en las ciudades?

Fue la primera vez que todos éramos grenadinos. En este momento, en el país no hay política de partido que piense en verdad en el pueblo. Antes las personas solían hacer trabajo voluntario los fines de semana, sin siquiera decir una palabra; solo esperaban hacer algo en su comunidad. Durante la Revolución todos éramos grenadinos trabajando para Grenada. Fue una sensación tremenda y no sorprende constatar que había gentes de todo el mundo que vinieron a la isla a trabajar voluntariamente para lo que llamaron «experimento», eso era nuevo. Mucha gente de las Indias Occidentales, de Suecia, de todas las latitudes vino y trabajaron aquí gratis.

¿Crees que la Revolución y Maurice eran una amenaza mundial?

No lo era en absoluto. Cuando Maurice empieza el partido, y esto es lo irónico, tenían un liderazgo conjunto, era él mismo y Unison Whiteman. Ambos eran los líderes, y luego el pueblo dijo: «Maurice es nuestro líder». Por lo tanto no creó un culto. De hecho, si hubo un culto, fue instaurado por los grenadinos y, finalmente, fue tal liderazgo conjunto el que destruyó todo. Maurice siempre dijo: «No quiero ser un líder», pero la gente pedía que lo fuera. Y, hasta cierto punto –no tengo pruebas–, Fidel era parte del problema. Déjame explicarte lo que quiero decir. Pienso que Fidel vio a Maurice como un hijo, o una persona que le recordaba su juventud. Cada vez que iba a Cuba, Fidel pasaba todo el día con él, todo el tiempo. Si pasaba tres días, Fidel estaba los tres días con Maurice. Cualquier otro, por ejemplo Bernard Coard –que visitó la isla–, no vio a Fidel. No era más que otro ministro de la Revolución, no el que Fidel veía como alguien especial.

¿Qué mensaje le daría a quienes recién descubren a Bishop y la Revolución del Movimiento New Jewel?

Les diría que traten de estudiar lo más posible sobre él y se darán cuenta que la propaganda en contra es totalmente incorrecta. A tal punto que aconteció algo extraño, porque cuando los estadounidenses vinieron aquí, se dieron cuenta que Maurice seguía siendo popular entre la gente. Así que todo cambió. Él ya no era el maligno, Bernard Coard era el maligno.

Las personas debieran acercarse a Maurice, y lo triste es que nadie ha escrito sobre él. Hay un mayor reconocimiento de su figura fuera de Grenada que adentro. En Guadalupe, por ejemplo, los caminos llevan su nombre. Y estas son islas francesas, no británicas. Las escuelas también llevan su nombre. Entonces, se le honra por ahí, pero no en Grenada. No han enseñado nada en las escuelas grenadinas sobre ese período, como si no hubiera existido y no fuera parte de nuestra historia, lo que ciertamente está muy mal. Porque más allá de que si usted creía en eso o no, fue algo que sucedió aquí, por lo que los niños deben saber que hubo un período entre 1979 y 1983, donde sucedieron estas cosas. Déjalos entender. Puedes ser objetivo en ambos lados. ¡Hablemos de esa parte de la historia!

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